Alejandro Barrios, el hijo de Candelaria que murió en Pulse

María Magdalena Puente, la abuela de Alejandro, muestra una foto de su nieto. (14ymedio)
María Magdalena Puente, la abuela de Alejandro, muestra una foto de su nieto. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

17 de junio 2016 - 09:33

Candelaria/A las dos de la madrugada del pasado domingo los habitantes del poblado de Candelaria en la provincia de Artemisa dormían plácidamente. A esa misma hora, en la ciudad de Orlando, en Florida se desataba un feroz tiroteo en el club gay Pulse, en medio de una velada con música latina.

Alejandro Barrios Martínez, nacido en Candelaria hace 21 años, se había instalado en la ciudad de Orlando donde su padre Saúl Barrios lo había reclamado. Allí, en 2014, encontró un trabajo, una pareja y también llegó a creer que en ese lugar pasaría el resto de su vida. Esa noche fue al Pulse a celebrar un nuevo empleo, pero tropezó con la muerte.

El lunes los asiduos a la red wifi en Cuba conocieron la noticia del tiroteo en las páginas de Facebook de algunos amigos. Los canales de televisión que se ven a través de las prohibidas antenas parabólicas comenzaron a dar detalles del terrible suceso. Desde esa misma noche todo el poblado de Candelaria se fue enterando de que había perdido un hijo en la tragedia.

Jorge Guillén, un vecino del poblado, cuenta que Saúl, el padre de Alejandro, vivía en el barrio de Bayate en Candelaria hasta que hace poco más de seis años se radicó en los Estados Unidos. Al hijo "la gente lo recuerda como un adolescente tranquilo. Algunos dicen que si no se hubiera ido no le hubiera ocurrido esa desgracia, pero si se hubiera quedado aquí se habría muerto de tristeza".

Yusleni Alonso tiene otro recuerdo de Alejandro "Yo le di clases cuando estaba en la primaria José Martí, aquí en Candelaria. Iba todos los días cogido de la mano de su abuela Cusa. Era un muchacho que se veía frágil, pero todo el mundo lo quería. Cuando escuché la noticia al principio no me daba cuenta de quién era, pero solo al ver su cara en las fotos que salieron por internet me vinieron de golpe todos los recuerdos".

Alonso miraba aquella cara en la pantalla y "veía al niño que fue mi alumno. Cuando Orquídea, su mamá, que trabajaba aquí en el Comité Militar se mudó a Pinar del Río, él se quedó al cuidado de la abuela materna. Después cuando fue a estudiar al preuniversitario la madre se lo llevó y ya dejamos de verlo".

Continúa Yusleni: "Aquí la noticia llegó porque estando en el lugar donde ocurrieron los hechos le mandó un mensaje a su pareja en Orlando y ese muchacho fue quien avisó a la familia. Nadie entendía nada, había mucha confusión. De pronto aquí en Candelaria todo el mundo estaba pendiente de las noticias de los Facebook de los amigos. Se creó un fenómeno rarísimo, todo el mundo en el pueblo quería conocer los detalles y no decían nada en los periódicos".

Una vecina de Yusleni que presta su teléfono para que la gente del barrio reciba llamadas importantes, aseguró que "Orquídea había sido militar pero ya se había retirado cuando el hijo se le fue. Los papeles por la parte cubana se los hicieron al instante, pasaporte permiso de las Fuerzas Armadas para viajar, los documentos para reclamar el cuerpo y traer sus restos. Todo. La Embajada americana también actuó rápido, pero se sabe que a su mamá le habían negado antes la visa y ahora le dieron una de cinco años... son las cosas que pasan. Ya está en Miami".

A María Magdalena Puente todos le dicen Cusa. La puerta de su casa en Candelaria permanece abierta todo el día.

Dice que en esta semana ha recibido más visitas que en toda su vida. Muestra una foto reciente de su nieto. Alejandro tiene puesto el uniforme blanco de una carnicería que fue el primer trabajo que tuvo. Lleva una gorra, sonríe y una sombra de barba le cubre el mentón. "Esta fue la foto que pusimos aquí en la sala el sábado cuando hicimos un velorio. Vinieron sus compañeros de la escuela, sus maestros, mucha gente que ni siquiera conocía"

Magdalena se jubiló hace un año y tres meses. Trabajó siempre como auxiliar pedagógica en la misma escuela donde estudiaba su nieto. Ahora hace pequeñas artesanías gracias a sus habilidades con las manos. Cuando Alejandro podía, le mandaba algunos materiales para su trabajo, "Pero eran boberías –aclara- porque él no llevaba ni dos años en Estados Unidos. Ese primer trabajo en la carnicería tuvo que dejarlo porque la temperatura de los frigoríficos le afectaba la garganta".

Cuenta que él no pasó el servicio militar porque tenía problemas de salud, "era sonámbulo y le daban unos ataques como de epilepsia"

Magdalena no parece todavía convencida de que nunca más verá a Alejandro. "El viernes nosotros hablamos con él, estaba contento porque había conseguido un nuevo trabajo en una cristalería. Nos dijo que ese fin de semana iba a celebrarlo en la discoteca. Le dije que no fuera, que nunca se sabía lo que podía pasar en esos lugares y se rió. Dijo algo que ahora no puedo recordar, pero que quería decir que iba a ir de todas formas".

También te puede interesar

Lo último

stats