Los alquileres alrededor del aeropuerto de La Habana proliferan con el éxodo masivo
Miles de cubanos llegan cada mes desde el interior del país para tomar un vuelo y salir de la Isla
La Habana/La carretera está a oscuras pero el pequeño anuncio con luces parpadeantes guía hacia la entrada de la vivienda. "Se renta", dice afuera de una casa de una sola planta, pequeño jardín y ubicada muy cerca del aeropuerto de La Habana, en la barriada de Santiago de las Vegas. El hombre toca la puerta y nada más abrir dice el santo y seña: "Quiero reservar por una noche, salgo en la madrugada para Managua".
El joven, que solo lleva una mochila, acaba de bajarse de un ómnibus que lo trajo desde la provincia de Las Tunas. Apenas pegará un ojo durante las pocas horas que tenga la cabeza sobre la almohada en una de las tantas casas de renta que, alrededor de la terminal aérea, han proliferado en los últimos años aupadas por los miles de cubanos que llegan, cada mes, desde el interior del país para tomar un vuelo.
"Antes la clientela principal que teníamos eran turistas extranjeros que llegaban o se iban y querían estar cerca del aeropuerto, pero eso ha cambiado totalmente", comenta a 14ymedio Silvia, de 68 años y que regenta una vivienda con dos habitaciones destinadas al alquiler de huéspedes nacionales. "Nunca me he engañado, mi casa el atractivo que tiene es que está cerca del aeropuerto, de ahí en fuera más nada".
El inmueble, una suma de partes construidas sin gracia ni lujos a lo largo de treinta años, no tiene la presencia de las amplias casonas con patio central típicas de La Habana Vieja o Centro Habana, tampoco cuenta con parqueo ni terraza al estilo de tantas viejas mansiones de El Vedado, pero Silvia se siente afortunada: "Ahora mismo ellos están buscando clientes y mi casa se llena todos los días".
Al principio, la mujer que cuenta con una licencia de trabajadora por cuenta propia como arrendataria para huéspedes nacionales, era reacia a los alquileres breves. "En este barrio algunos ofrecen sus habitaciones por hora, pero a mí, que vivo sola con mi madre que está muy viejita, siempre me pareció que eso atraía un tipo de gente que puede dar muchos dolores de cabeza".
"No hay nadie que se porte mejor que el que tiene un boleto para subirse a un avión y largarse de aquí", asegura la emprendedora a este diario. "El cubano que ya consiguió asegurar un asiento en un vuelo, que vendió sus propiedades o deja a su familia atrás para sacarla más adelante, no se va a meter en ningún tipo de problema. Está enfocado en su meta".
A partir de ahí, como otros con habitaciones para alquilar en la misma zona alrededor del aeropuerto, Silvia se contactó con agencias informales que venden boletos para Managua, Guyana y otros destinos intermedios que casi siempre terminan con el migrante llegando hasta la frontera sur de Estados Unidos. "A veces en el paquete que les venden ya está incluida una noche en mi casa para que no tengan ningún problema a la hora de llegar al aeropuerto".
"Por 12.000 pesos cubanos o 35 dólares brindamos el servicio del alquiler de una habitación con aire acondicionado, un desayuno variado y el traslado seguro"
La red de servicios puede incluir el transporte desde la estación de ómnibus o cualquier punto de La Habana hasta la casa de Silvia y, luego, la conexión con la terminal aérea, a la que, aunque está cerca, no se debe llegar caminando por la oscuridad que la rodea en la noche y el peligro de ser asaltado. El inmueble está, además, lleno de rejas en puertas y ventanas para garantizar la seguridad.
"La mayoría de los que vienen son hombres jóvenes y solos, pero también he tenido familias completas. A finales del mes pasado tuve aquí una pareja con dos niños que iban a hacer la ruta de los volcanes, el más chiquito era de meses, no llegaba ni al año", detalla. Silvia tiene algunas mercancías en oferta que pueden ayudar a los migrantes: "Si necesitan un bolso, una mochila o una pequeña maleta de mano, yo se las vendo. Tengo pañales de bebé, biberones y buenos tenis para atravesar lo mismo el fango que el desierto".
En el barrio de Silvia, otras familias también están en el negocio. "Por 12.000 pesos cubanos o 35 dólares brindamos el servicio del alquiler de una habitación con aire acondicionado, un desayuno variado y el traslado seguro al aeropuerto para una persona, en caso de que sea una pareja o una familia podemos ajustar el precio", asegura un vecino de la misma cuadra que tiene tres habitaciones, una de ellas ubicada en el antiguo garaje de su propiedad.
"Le ofrecemos al cliente seguridad y eso es muy importante, porque son gente que muchas veces está viajando con ciertas sumas de dinero, mil, tres mil, cuatro mil dólares, para poder ir dando a los coyotes, alquilando habitaciones o pagando por el transporte hasta atravesar varios países", explica el arrendatario. "Nosotros los custodiamos hasta que los dejamos dentro del aeropuerto".
"La mayoría es gente que viene de pequeños pueblos, que nunca ha estado en La Habana y está hasta asustada"
El propietario del pequeño hostal muestra con orgullo sus sistema de cámaras de vigilancia y asegura que en "todo el tiempo que esas habitaciones han estado brindando servicio nunca se ha perdido ni un alfiler". Para los clientes es un elemento muy importante garantizar que tanto su dinero como sus documentos estén a salvo. "La mayoría es gente que viene de pequeños pueblos, que nunca ha estado en La Habana y está hasta asustada".
"Hemos alquilado a personas que salieron por primera vez de su batey de Holguín o de Granma, llegaron, durmieron una noche aquí y con la misma para el aeropuerto". El cuentapropista opina que "para esa gente quedarse lejos del aeropuerto es peligroso porque no conocen la ciudad, el taxi los puede dejar embarcados, los pueden estafar y perder el vuelo".
En las redes sociales y los sitios de clasificados se multiplican las ofertas de alquiler de habitaciones diseñadas para los que emigran. "No te preocupes, tu salida a tiempo está garantizada. Quédate en nuestra casa, cerca del aeropuerto, cerca de tu nueva vida", anuncia un internauta en un grupo de Facebook donde se reúnen miles de cubanos que buscan desde un boleto de avión hasta consejos sobre los pasos que deben seguir una vez llegados a Centroamérica.
La dueña de un hostal cerca de la terminal 3 del aeropuerto habanero les advierte con insistencia a los recién llegados: "Si van a hacer una reservación apúrense que por estos días casi todo está lleno, en mi casa tengo tres cuartos para rentar y solo me quedan vacíos dos fines de semana de octubre, así que aprovechen".
"Nada de apagones, tu última noche en Cuba la vas a pasar con luz y aire acondicionado"
En pocos minutos, decenas de comentarios solicitan a la mujer los detalles de la casa, el precio por cada cuarto y si incluye traslado a cualquier hora hacia el aeropuerto. "Cien por ciento garantizado el transporte y la seguridad. Empieza tu nueva vida desde aquí, porque nosotros trabajamos como si estuviéramos allá afuera, con calidad y respeto al cliente". Otros, que llevan tiempo en el negocio, van más allá y ofrecen a los migrantes contactos de habitaciones de alquiler en algunos puntos de su trayecto tras salir de Cuba.
"Nada de apagones, tu última noche en Cuba la vas a pasar con luz y aire acondicionado", reza otro anuncio de una casa en Río Cristal, también cercana al aeropuerto, que subraya en su anuncio contar con "generadores eléctricos propios y combustible para que el cliente no pase calor ni tenga que encender una vela".
Zonas con tan poco atractivo turístico como Santiago de las Vegas, los alrededores del hospital psiquiátrico, conocido popularmente como Mazorra, y el barrio de Calabazar son en estos momentos unas de las de mayor dinamismo en el alquiler de habitaciones y servicios de traslado a viajeros. El negocio de la escapada parece rendir más frutos que el de los arribos.
"La gente quiere estar cerca de la pista de despegue, ni Catedral, ni calle 23 ni Malecón, aquí lo que más jala y atrae ahora mismo es un avión", escribe un comentarista en un grupo de WhatsApp donde se promocionan todo tipo de ofertas de una o dos noches en habitaciones muy próximas al aeropuerto. "Pero dormir es lo que menos van a hacer, quién va a dormir si en unas horas va a salir de aquí, así no hay quien pegue un ojo de la ansiedad".