Los "amigos del puro" y el régimen cubano se reparten millones de dólares con el negocio del habano

  • Cinco distribuidores, escogidos por el propio Fidel Castro, acaparan el mercado mundial
  • Organizan subastas con la promesa de enviar el dinero al destartalado sistema de Salud Pública de la Isla

En el centro de la foto, Jemma Freeman, gerente de Hunters & Frankau, y Luis Sánchez-Harguindey, copresidente de Habanos S.A.
En el centro de la foto, Jemma Freeman, gerente de Hunters & Frankau, y Luis Sánchez-Harguindey, copresidente de Habanos S.A. / Habanos S.A. Oficial
Xavier Carbonell

04 de agosto 2024 - 15:06

Salamanca/Escoltados por dos casacas rojas británicos y rodeados por millonarios de todo el mundo, los gerentes de la casa Hunters & Frankau dieron el mes pasado una noticia: durante la subasta para promocionar el puro Trinidad Cabildos, de cuya organización se habían ocupado por petición del régimen de La Habana, se recaudaron 5.150.000 euros en una sola noche. La presidenta de la tabacalera, Jemma Freeman, prometió enviar el dinero –faltaría más– al destartalado “sistema de Salud Pública cubano”. 

Hunters & Frankau, distribuidor exclusivo del monopolio cubano Habanos S.A. en Reino Unido, cerraba así la primera edición presencial de Habanos World Days. Similar –pero mucho más lujoso– al Festival del Habano de Cuba, el evento tuvo como sede el Museo Victoria & Albert de Londres. Entre lienzos renacentistas de Rafael y un humidor firmado por Fidel Castro en 2002 –que no estaba a la venta–, los aficionados pujaron por llevarse ediciones limitadas y cajas numeradas del Trinidad, una marca que cumple 55 años y que está “cargada de simbolismo” por ser la favorita del dictador cubano. 

Solo hay que explorar la página oficial de Habanos S.A. para constatar que el tabaco premium sigue dando grandes beneficios al régimen. La sección de noticias da fe del lujoso entramado del habano a nivel internacional preparado por Cuba y sus socios distribuidores. De Rusia a Beirut, de Madrid a Ginebra, de La Habana a Catar, la red de “amigos del puro” lleva décadas afianzando su poderío con ventas millonarias. Un veguero cubano necesitaría mucho esfuerzo mental para procesar que un solo puro hecho por sus manos se subasta por miles de dólares en las grandes capitales del mundo. 

Luis Sánchez-Harguindey, copresidente de Habanos S.A. y líder del imperio tabacalero cubano
Luis Sánchez-Harguindey, copresidente de Habanos S.A. y líder del imperio tabacalero cubano / Cigar Aficionado

Habanos S.A. no sería nada sin España. El etnólogo Fernando Ortiz escribió que quien manda en Cuba manda sobre el tabaco. Esa frase la ilustra como nadie Luis Sánchez-Harguindey, copresidente del monopolio desde 2012, aunque en sus redes sociales prefiere no compartir el mando: se describe como presidente, a secas, y experto en la “gestión de negocios internacionales”. 

El tabaco premium sigue dando grandes beneficios al régimen

Es Sánchez-Harguindey quien lleva la voz cantante de Habanos S.A. y quien presenta sus resultados anualmente durante el Festival del Habano de la Isla. Su contraparte en España es Fernando Domínguez, presidente de la Tabacalera S.A., que distribuye los puros cubanos en cada estanco de España. El sueño de Sánchez-Harguindey y de Domínguez era tomar por asalto el mercado estadounidense, del cual están desterrados los puros cubanos. En 2015, en pleno deshielo de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington, ambos empresarios se afilaban los dientes para una oportunidad comercial que nunca llegó. 

Heinrich Villiger, director de 5th Avenue Products Trading, distribuidor exclusivo de Habanos S.A. en Alemania, Austria y Polonia
Heinrich Villiger, director de 5th Avenue Products Trading, distribuidor exclusivo de Habanos S.A. en Alemania, Austria y Polonia / Cigar Aficionado

Habanos S.A. se recuperó pronto del desengaño y afianzó sus ventas en Europa. El hombre clave de esa expansión fue Heinrich Villiger, director de 5th Avenue Products Trading, que tiene a su cargo la distribución de tabaco cubano en Alemania, Austria y Polonia.  

Con 94 años, Villiger, miembro de una de las familias más prominentes de Suiza –su hermano Kaspar fue presidente del país–, abrió este año fábricas en Nicaragua y Brasil. Se jacta de dirigir su “imperio” –tiene a 1.700 personas a su cargo– a base de cartas que salen de su máquina de escribir. De joven, Villiger viajó a Estados Unidos y luego a Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico para ganar experiencia. Cuando se desplomó el negocio de los tabacos cubanos en EE UU tras la Crisis de los Misiles –antes de la cual, supuestamente, el presidente J.F. Kennedy compró todos los puros disponibles–, Villiger aprovechó la oportunidad y se acercó a Castro.  

Uno de los nichos de venta menos conocidos de Habanos S.A. en Europa es Andorra. Una empresa –Maori Tabacs– aprovecha las exenciones fiscales que brinda ese país para presentarse como el paraíso de los “cazadores de lujo”. Lo saben bien José María Cases y su hijo Ricardo, que presiden Maori. Cases es famoso por iniciar en Europa la práctica de envolver los puros en celofán para que, en ausencia de la humedad tropical, sobrevivan al clima europeo. 

Mohamed Zeidan, presidente de Phoenicia Trading, socio de Habanos S.A. para distribuir en el Oriente Medio, África y parte de Europa
Mohamed Zeidan, presidente de Phoenicia Trading, socio de Habanos S.A. para distribuir en el Oriente Medio, África y parte de Europa / Beirut Duty Free

Usando ese “truco”, comenzó a importar puros José L. Piedra y la fórmula dio negocio. En 1975 abrió una oficina en Cuba y, tras la caída de la Unión Soviética, comenzó a ayudar a Castro enviándole productos que el país le pedía, no necesariamente vinculados con el mundo del tabaco. Se hizo amigo de Villiger y de Nicholas Freeman –padre de la actual gerente de Hunters & Frankau–, que ya eran cercanos al dictador. 

Millonario y decadente, Cases tiene una colección de 400 humidores e importa más de 200 vitolas desde la Isla. Además, es una especie de policía del tabaco: el monopolio de Maori Tabacs impide que los habanos falsificados entren a Andorra y Francia, mercado del que también se encarga. 

En el continente americano, Max Gutmann es quien vende los tabacos cubanos en México desde hace casi 40 años

Castro conoció al libanés Mohamed Zeidan, presidente de Phoenicia Trading, socio de Habanos S.A. en el Oriente Medio, África y parte de Europa, en 1999 durante un Festival del Habano. Se “encariñó” con él tras la subasta de un humidor firmado por el cual dio 230.000 dólares. Zeidan, a quien apodó El Fenicio, volvió a subastar el humidor allí mismo para congraciarse todavía más con el dictador: el dinero sirvió para pagar a los abogados que representaban a La Habana en la disputa por la custodia de Elián González. 

En el continente americano, Max Gutmann –presidente de Importadora y Exportadora de Puros y Tabacos– es quien vende los tabacos cubanos en México desde hace casi 40 años. De origen austriaco, Gutmann compró el primer humidor firmado por Castro y abrió la primera Casa del Habano en Cancún en 1990. 

Cuando un grupo de empresarios sin relación con Cuba abrió una tienda del mismo nombre en París, Gutmann recibió una llamada del presidente de Cubatabaco –el nombre del monopolio estatal cubano entonces–. Le pedían cederle al régimen cubano la marca “Casa del Habano” de manera totalmente gratuita. A cambio, le darían los derechos exclusivos para distribuir puros en México. 

Max Gutmann, en el centro, con dos de sus socios en la Casa del Habano de México
Max Gutmann, en el centro, con dos de sus socios en la Casa del Habano de México / Cigar Aficionado

Gutmann aceptó. Castro lo admitió en su círculo y logró ser uno de los 200 invitados a la primera cena de gala del tabaco –aún no había festivales–, en 1995. Volvió a su país con un humidor firmado por el caudillo y por el escritor Gabriel García Márquez por el que pagó 5.000 dólares. Gutmann considera que su empresa acapara también al mercado de EE UU, que no puede negociar con Habanos S.A. Que los estadounidenses y canadienses viajen a México a comprar habanos, asegura, fue una idea de Castro, que se alió con Gutmann “sabiendo que seguramente terminarían allí”, declaró en una entrevista. 

Domínguez, Villiger, Freeman, Cases y Gutmann, considerados como la pentarquía del tabaco cubano a nivel mundial, fueron convocados por Fidel Castro durante el Período Especial para azuzar a su clientela antes del primer Festival del Habano

Llamado a convertirse en el evento tabacalero internacional por excelencia, los millonarios que se reúnen en La Habana una vez al año –y también personalidades como Jeremy Irons, Paris Hilton o Tom Jones– viajan también a los eventos “gemelos” que las cinco casas realizan por todo el mundo, y a los cuales se han sumado otros potenciales magnates en Rusia, Emiratos Árabes y –el cliente del futuro– China. 

Cada cena es más exclusiva que la anterior, y cada vez se venden habanos más caros y extravagantes. Como una coletilla que, para cualquier cubano, es más que irónica, los millones recolectados se prometen a la Salud cubana. Sin el menor recato, Habanos S.A. publica las fotos de cada evento. 

Al final de la noche, los “amigos del puro” cubano se hacen fotografiar con los humildes guajiros cubanos y brindan –puro en mano y vestidos de esmoquin– por el dictador que hizo prosperar sus negocios. 

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