La angustia de la esposa de un preso del 11J en huelga de hambre en Cuba: "Puede perder la vida"
Yosvany Rosell García Caso fue condenado a 15 años de cárcel por manifestarse en Holguín
La Habana/Hasta el 11 de julio de 2021, Yosvany Rosell García Caso pasaba los días entre su trabajo como soldador y la crianza de sus tres hijos. Aquella jornada de domingo su vida dio un giro cuando se sumó a las protestas populares en Holguín. Seis meses después fue condenado a 15 años de prisión por el delito de sedición. Este miércoles cumple 20 días en huelga de hambre exigiendo su inmediata liberación.
"Mi esposo ha perdido mucho peso y está muy frágil, apenas está pesando 55 kilogramos después de tantos días sin probar alimentos", cuenta a 14ymedio Mailín Rodríguez Sánchez. "El 29 de mayo lo trasladaron desde la prisión de El Yayal, Cuba Sí, hacia la sala de penados del Hospital Clínico Quirúrgico [Lucía Iñiguez Landín]".
"Se está negando a que le pongan sueros de hidratación", añade Rodríguez, quien conversó con su esposo para "intentar sacarlo de esa postura". Sin embargo, Rosell, de 34 años, se mostró determinado a "seguir la huelga porque está cansado de que le sigan violando sus derechos y los de los otros presos" del 11J.
"Lo entiendo perfectamente, pero está en una situación en que puede perder la vida y eso me preocupa tremendamente", dice angustiada la mujer. Rosell comenzó la huelga el 11 de mayo, tras un incidente en el que las autoridades del penal le negaron una visita de su esposa y sus tres hijos, y con el paso de los días ha extendido sus demandas a la de ser excarcelado cuanto antes.
"Desde ayer mi niña me está pidiendo que quiere ver a su papá y estamos haciendo las gestiones para que lo pueda visitar en el hospital"
"Tenemos tres hijos, de cinco, seis y 14 años. Los más pequeñitos no están al tanto de lo que pasa con su padre pero la mayor sí sabe todo", explica a este diario Rodríguez. "Desde ayer mi niña me está pidiendo que quiere ver a su papá y estamos haciendo las gestiones para que lo pueda visitar en el hospital. Espero que ella hable con él y lo saque de la postura en la que está ahora".
Desde que comenzó la huelga de hambre, la mujer, desesperada, se ha dirigido hasta en cuatro ocasiones a la prisión, pero no le permitieron verlo, y ni siquiera concederle a su esposo atención religiosa. "Después de muchos ruegos solo me dejaron verlo ayer al mediodía estando ya en el hospital. Hoy voy para allá otra vez para ver si me dejan entrar", refiere.
Rodríguez asegura que el daño no es solo emocional o físico: "Además de que le han violado sus derechos humanos, la familia ha vivido dos años muy difíciles, porque él era el soporte material. Hemos sufrido la represión y el golpe económico de que esté preso. Él, con su trabajo como soldador y herrero, era el que mantenía la familia".
No es la primera vez que Rosell hace una huelga de hambre. En febrero de 2022, estuvo 17 días sin probar alimentos para exigir no ser trasladado de Holguín a una prisión en Cienfuegos y en reclamo por mejoras en las condiciones carcelarias. En ese momento, había sido víctima de varias suspensiones de su derecho a realizar las llamadas telefónicas reglamentarias y lo mantenían en aislamiento.
Unos meses después, en julio del pasado año, Rosell volvió a acudir a la huelga de hambre luego de ser golpeado por vestirse de blanco en recordatorio a las manifestaciones populares del 11J.
"Yo en lo más mínimo me arrepiento de nada. ¿Cómo podría arrepentirme de querer ver a mi país libre de una dictadura comunista, que nos tiene sumergidos por más de 60 años en extrema miseria, y violando todos nuestros derechos humanos? Ese bendito 11 de julio no solo marcó un antes y un después del inicio del fin del comunismo en Cuba, también nos mostró el peor rostro de la dictadura", escribió en una carta difundida en redes unas semanas antes.
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