La angustia crece mientras prosigue la búsqueda de sobrevivientes en el hotel Saratoga
Ya se cuentan 30 fallecidos entre ellos cuatro niños, una embarazada y una turista española
La Habana/Apenas 48 horas después de la explosión en el hotel Saratoga de La Habana, la zona sigue pareciendo un campo de batalla y ya se cuentan 30 fallecidos, 19 desaparecidos y 84 heridos. Un cordón policial rodea el área desde el Parque de la Fraternidad para evitar el paso de los transeúntes y las brigadas de rescate trabajan contrarreloj para encontrar sobrevivientes bajo los escombros.
Hasta las 11:30 de la mañana de este domingo, el Gobierno cubano actualizó que de los heridos, 24 están hospitalizados y unos 30 han sido dados de alta médica. De los ingresados, cuatro se encuentran en estado crítico y cinco graves, según una nota informativa del Ministerio de Salud Pública.
A la confusión de los primeros momentos la ha reemplazado la angustia. En toda la ciudad no se habla de otra cosa. En las colas, las mesas familiares y los ómnibus urbanos el tema lo protagoniza el estallido en un hotel que hasta hace pocos días era símbolo del glamour turístico y ahora se ha convertido en sinónimo de tragedia.
Cada uno tiene una historia que contar. Como la de la empleada que salió del edificio apenas unos minutos antes del estallido y se quedó paralizada al sentir el estruendo tras sus espaldas. O la de la mujer que llora junto a la cinta amarilla que dice "PNR No pase, Keep Out" porque tiene a su madrina, de 78 años, y al perrito de la anciana bajo los escombros.
También está el joven que señala hacia el edificio en un lateral del hotel que sufrió daños considerables con la explosión y teme que Juan Carlos, un vecino del segundo piso, no haya dado una fe de vida desde ayer en la mañana. Los testimonios se mezclan y no faltan los que llegan hasta los grupos y, convenientemente, sueltan algún rumor donde las palabras "enemigo" y "ataque" siempre están aunque la versión oficial ha insistido en que se trata de un accidente.
Los agentes de la Seguridad del Estado, vestidos de civil, también están desplegados por toda la zona. Se les detecta por la mirada incisiva con la que registran a todo el que hace fotos o graba la escena de un edificio con sus vigas al aire y los rescatistas con las caras cada vez más largas en la medida en que transcurren las horas.
El reportero independiente Ángel Cuza, que transmitió en vivo desde el hotel Saratoga lo que sucedía después de la explosión, fue detenido por la policía política junto al activista Pedro Quiala en la tarde de este viernes. Ambos fueron trasladados a Villa Marista, lugar conocido como el cuartel general de la Seguridad del Estado en La Habana. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos condenó los arrestos al considerarlos arbitrarios. Cuza también fue uno de los activistas que protestó en la calle Obispo el 30 de abril de 2021.
En la escuela primaria cercana al hotel Saratoga, también con muchas afectaciones, se ha habilitado una puerta lateral para que los padres puedan recoger las mochilas y otras pertenencias de sus hijos que fueron evacuados tras el estallido. Algunos se han acercado desde temprano pero traspasar el cordón de seguridad es tortuoso y muchos temen que la estructura del Saratoga pueda colapsar en cualquier momento.
La preocupación se ha instalado incluso entre quienes no sufrieron daños directos pero temen que el estremecimiento haya dañado a los edificios de la zona, una barriada con numerosas cuarterías atestadas de residentes y un estado arquitectónico deplorable. En la céntrica calle Monte algunos no han querido siquiera dormir en sus casa.
María Julia, una habanera de 58 años, cuenta a este diario que decidió pasar la noche en casa de su hija. "Hubo un ruido tremendo y aquí tembló todo, los cuadros en las paredes y hasta unas copas que tengo en una vitrina", explica. "Esta casa tiene el techo y las columnas en muy mal estado y ahora tengo miedo de que esta sacudida haya empeorado las cosas".
La sensación es que la explosión viene a llover sobre mojado en la larga lista de calamidades que han azotado a Cuba en los últimos años. "Esto va a ser un golpe duro al turismo", sentencia Ismael, empleado de una cafetería estatal en la calle Obispo. "Ahora que parecía que íbamos a empezar a atraer más visitantes, nos pasa esto".
Esta sábado ha coincidido también con la víspera del Día de las Madres, una fecha muy popular en la Isla. El hotel está enclavado en una zona muy comercial hasta donde han llegado cientos de ansiosos clientes para intentar comprar productos de cara a los festejos de este domingo, donde tradicionalmente se cena en familia y se hacen regalos a las madres.
Sin embargo, junto al cordón policial que impide el paso hacia una amplia área alrededor del edificio, el desabastecimiento de productos estaba marcando la pauta esta mañana. Este diario pudo comprobar las largas colas alrededor de varias tiendas estatales de las calles Reina, Galiano y Monte para intentar adquirir alimentos, bebidas y algunos presentes.
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