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Un año y nueve meses de cárcel para los nacionalistas vascos que agredieron al cubano Lázaro Pons

El activista, de Santa Clara, critica la pasividad de gran parte del exilio para exigir libertad para Cuba

Pons, durante un mítin político del partido de derecha Vox en España / X/Vox
Xavier Carbonell

23 de octubre 2024 - 22:19

Salamanca/Han pasado dos años desde que Lázaro Pons, el cubano que salió a las calles de Navarra portando una bandera de España para celebrar a la que considera su “segunda patria”, fuera agredido por dos nacionalistas vascos. Los dos abertzales que le gritaron “¡negro, vuelve a tu país!” aquel 12 de octubre fueron condenados esta semana a un año y nueve meses de cárcel por coacción y discriminación. Este miércoles, en conversación telefónica con 14ymedio, aplaude el fallo: “Era lo esperado”. 

El video que circuló en 2022 mostraba cómo un grupo de nacionalistas que protestaba contra la celebración del Día de la Hispanidad –una efeméride que consideran ofensiva para su ideología, independentista y de izquierdas– arremetía contra Pons por llevar la enseña rojigualda: “Aquí no puedes estar”, le gritaron. “Esto no es España”. Trataron de quitarle la bandera para quemarla, pero Pons –curtido por años de labor política y cuatro décadas de vida en Cuba– no se inmutó. 

La agresión está clara en las imágenes –grabadas por la televisión navarra– y fueron una prueba decisiva en los tribunales. Hubo “violencia física intimidatoria”, según la magistrada que juzgó el caso, y se intentó que Pons fuera “humillado” por su gesto. “No es la primera vez que lo hacen. Se les inculca perseguir todo lo español. Llevan tiempo adoctrinados y operando dentro de organizaciones herederas de ETA” afirma, refiriéndose al grupo terrorista vasco , oficialmente disuelto en 2018 (aunque dejó las armas siete años antes, en 2011).

Los agresores deberán pagarle a Pons 900 euros como indemnización, y tienen una orden de alejamiento

“Han quemado banderas españolas en la Universidad de Navarra y el rectorado lo permite. Han irrumpido en el estadio a abuchear a la selección femenina de fútbol y ofender a las muchachas. Lo que hicieron es un episodio más. Se sabía que iban a ser sancionados”, afirma. 

Los agresores deberán pagarle a Pons 900 euros –en conjunto– como indemnización, y tienen una orden de alejamiento válida por dos años y nueve meses. Sin embargo, Pons tiene poca fe en que vayan realmente a la cárcel y otros, que ven con malos ojos su gesto, siguen en las calles. “Pero lo dije en el juicio y lo repito ahora: miedo no les tengo”. 

Aunque el hecho llama la atención, de cierta manera, sobre el carácter cívico de los cubanos que han emigrado a España, a Pons –que preside la Asociación Cubana de Navarra– le preocupa la falta de solidez política de sus compatriotas. A su juicio, ese es el verdadero problema: cuando él o su grupo salen a manifestarse pacíficamente, muy pocos emigrados de la Isla los acompañan. 

Este 12 de octubre, Pons volvió a salir con su bandera. No lo acompañó una multitud de cubanos, sino jóvenes del partido español derechista Vox, a quienes califica de “valientes”. “Por supuesto, también estaban allí los mismos de la otra vez”, afirma.  

Pese a que el número de cubanos que viven en España ha crecido, la Asociación no ha experimentado un crecimiento elevado en sus filas. “Hemos intentado incorporar más personas, pero lamentablemente, después de que salen de la Isla, a la mayoría de los cubanos les importa muy poco lo que sucede en el país”. 

"El pueblo tiene que entender que ni a Estados Unidos ni a la Unión Europea les interesa realmente Cuba"

Pons critica la tibieza de los que han venido, muy interesados en la Asociación si les facilita el trámite de asilo –”que el Gobierno de España no les dará”, acota–, pero apurados por desvincularse lo antes posible de cualquier compromiso. Asegura, por otra parte, que muchos cubanos exigían a los venezolanos, tras las elecciones del 28 de julio, manifestarse para derrocar al régimen. “A veces”, lamenta, “le pedimos a otras personas lo que no somos capaces de hacer los cubanos”. 

Solo un porcentaje muy pequeño de los recién emigrados intenta hacer algo por su país, valora. “El resto está pensando en comprar ropa o mandar dinero a Cuba. No lo critico, pero hay que pensar que estamos en una tierra de libertad. Tristemente, hay muy pocos dispuestos a luchar por esa misma libertad para Cuba”.

De perfil bajo pero siempre activa, la Asociación –asegura Pons– no ha parado de cumplir la que, considera, es su misión: recaudar dinero y medicamentos para los presos políticos y sus familias, garantizar que los insumos lleguen a las manos correctas y se repartan justamente, mantenerse informados del día a día de Cuba –“yo tengo a mi gente, fuentes no nos faltan”, dice– y denunciar, en el contexto europeo, los desmanes del régimen. 

“La situación actual es crítica y terrible”, dice, aludiendo al apagón total cuyas consecuencias sigue sufriendo la Isla. “Y el pueblo tiene que entender que ni a Estados Unidos ni a la Unión Europea les interesa realmente Cuba. La libertad pasa por las manos del pueblo cubano, que solo será libre si lucha él mismo, con lo que se pueda. Nadie va a ir allí a darles la libertad”, afirma tajante. 

Pons desaprueba cada punto del comportamiento diplomático del actual Gobierno de España –presidido por el socialista Pedro Sánchez– con Cuba. “No se les puede creer una sola palabra y no harán nada contra la dictadura”, lamenta. Excepto a Vox, mete en un mismo saco a otros partidos, de un signo ideológico u otro, por sus reticencias a definir al régimen como lo que es: una dictadura. 

Solo en algo está de acuerdo: en la negativa de dar asilo masivo a los cubanos. “Aunque le duela a muchos escucharlo”, afirma, “muy pocos cubanos son realmente refugiados. Un exiliado es alguien que no puede volver a su país, no alguien que, cuando tiene papeles, lo primero que hace es ir a Cuba”.

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