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La aplicación ‘Dónde Hay’ hace un inventario de la carestía

En menos de dos meses de uso, la app de Cimex se ha ganado una pésima reputación por desinformar a los clientes

Los cubanos pasan muchas horas cada día buscando productos en los desabastecidos mercados estatales. (14ymedio)
Yoani Sánchez

07 de julio 2018 - 20:26

La Habana/A la sombra de un transitado portal habanero el joven saca el teléfono y teclea la palabra “leche” en busca de este alimento básico en los mercados más cercanos. La nueva aplicación para Android Dónde Hay promete localizar cualquier producto en la red de tiendas minoristas, pero este cubano de 28 años sospecha que no será tan fácil como dar un simple clic.

Con el agravamiento de la carestía y la llegada del verano -en el que aumenta el consumo de alimentos y útiles de aseo- se extendió el uso de esta nueva herramienta creada por el estatal Grupo Empresarial Cimex. La utilidad, lanzada en mayo pasado, despertó la esperanza entre quienes deben dedicar varias horas cada día para hallar una mercancía en los mercados nacionales.

Entre las ventajas de Dónde Hay vale destacar que se puede acceder a su servicio no solo a través de un móvil conectado a internet, sino también desde la red de datos móviles de la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa). La misma infraestructura que se usa para revisar en los celulares las cuentas de correo electrónico Nauta. De manera, que su funcionalidad offline contribuyó a que muchos decidieran probarla.

“Esto es lo que nos hacía falta”, “al fin se va a terminar la caminadera de tienda en tienda”, “qué bueno que han hecho algo para aliviar a la población”, “por qué tardaron tanto en crear algo así y antes han hecho tantas apps de política”, fueron algunos de los comentarios que podían escucharse en las calles de la capital cubana cada vez que se hablaba de Dónde Hay.

Entre las ventajas de 'Dónde Hay' vale destacar que se puede acceder a su servicio no solo a través de un móvil conectado a internet, sino también desde la red de datos móviles de la Empresa de Telecomunicaciones

Hasta quienes no conocen mucho de tecnología, o aquellos que tienen una manifiesta animadversión hacia todo lo que esté compuesto de circuitos y microprocesadores, estaban dispuestos a aprender los rudimentos de cómo encontrar desde una pantalla táctil las frazadas de piso, la compota para niños o los pañales desechables destinados a los ancianos. Pero las ilusiones duraron poco.

En menos de dos meses de uso, la app de Cimex se ha ganado una pésima reputación por desinformar a los clientes, asegurar que en determinadas tiendas hay un producto cuando hace días que se agotó o, como era de esperar, naufragar en los entresijos de la corrupción y el desvío de recursos que caracterizan a la red minorista estatal.

Hasta las puertas del mercado Ultra, en la calle Reina, llegó esta semana Magdalena, una farmacéutica que llevaba varios días buscando pechugas de pollo. La madre de esta habanera de 56 años está convaleciente y los médicos le han recomendado comer puré y carnes magras. “Es difícil mantenerle un suministro porque el pollo en cuartos que están vendiendo tiene mucha grasa”, lamenta.Así que Magdalena, auxiliada por unos adolescentes que viven en los bajos de su edificio, colocó la palabra “pechuga” en la aplicación. Después, debió elegir entre varias modalidades, con o sin piel, con o sin hueso, hasta pudo centrar más la búsqueda y optar por paquetes de un kilogramo, descartando las cajas con más porciones. Estaba feliz como una niña.

“Esta es la que quiero” señaló sobre una pequeña lupa al lado del nombre del producto. Entonces, se hizo la magia y apareció un listado de todos los lugares en los municipios Plaza, Playa, Centro Habana, Cerro y La Habana Vieja donde estaban vendiendo el alimento que necesita su madre. Sin embargo, Magdalena se topó con tres problemas.

La aplicación 'Dónde Hay' solo incluye un mapa para que el usuario conozca la dirección del mercado pero no contiene un número de teléfono para llamar y confirmar si el producto sigue a la venta

La aplicación Dónde Hay solo incluye un mapa para que el usuario conozca la dirección del mercado pero no contiene un número de teléfono para llamar y confirmar si el producto sigue a la venta. Así que la atareada farmacéutica debió buscar una guía telefónica, escribirse con bolígrafo en la palma de la mano el número y comenzar a llamar para indagar sobre las pechugas.

En ese momento se topó con el segundo obstáculo. Nadie respondía al teléfono en la tienda Ultra, una práctica muy común en comercios y oficinas estatales. Así que temerosa de que si seguía demorándose la mercancía se iba a agotar, decidió ir -bajo el inclemente sol de julio- hasta el lugar. En la mano, como un talismán, su teléfono móvil le seguía asegurando que había en oferta al menos unos 70 paquetes de esa parte del pollo.

Pero Magdalena no se percató de algo importante. La fecha de actualización de la información que había leído era de un día antes, algo que caracteriza a la utilidad Dónde Hay. La base de datos puede llegar a tener hasta 72 horas de retraso debido al período entre el suministro de la información por parte de los directivos de las tiendas y el procesamiento de los datos, hasta que finalmente llegue al cliente.

Una carcajada sonora y la frase “pero usted no le habrá hecho caso a eso. ¿Verdad?” fue lo que recibió como respuesta Magdalena cuando, después de revisar las neveras vacías, le cuestionó a la empleada el por qué no se veían pechugas a la venta si la aplicación instalada en su celular aseguraba que había por montones.

La fecha de actualización de la información que había leído era de un día antes, algo que caracteriza a la utilidad 'Dónde Hay'. La base de datos puede llegar a tener hasta 72 horas de retraso

Esa mañana, la atribulada farmacéutica perdió definitivamente su confianza en la tecnología y poco después borró Dónde Hay, porque prefiere “caminar por toda La Habana” buscando con sus propios ojos que guiarse “por una mentira”.

Otros desafortunados usuarios han experimentado situaciones similares. Productos que aparecen como si estuvieran a la venta pero que cuando el cliente llega al lugar le informan de que “estaba en merma” y los han “dado de baja” o los que se agotan en menos de 24 horas, como en un pequeño kiosco de una calle poco transitada que, supuestamente, vendió 90 pomos de mayonesa.

“Compañero, aquí no hay pintura acrílica hace años” le espetó con sorna un dependiente al iluso cliente que había visto en Dónde Hay que a pocas cuadras de su casa vendían justo lo que necesitaba para terminar de retocar la reja de la ventana. “Nada de eso es verdad”, remachó el empleado que organizaba una cajas vacías detrás del mostrador.

“Usted cree que este caos se puede inventariar, ¿eh?”, fue lo último que escuchó el cliente antes de darle la espalda, detenerse unos segundos en la sombra, teclear otra vez la palabra “pintura” y anotar mentalmente la próxima dirección donde podía estar a la venta. Como en uno de esos juegos para móviles, en la nueva ubicación podía esperarle el premio de encontrar el ansiado esmalte o la frustración de un “no hay”.

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