El archivo desclasificado de JFK revela la infiltración de Cuba en Brasil en los años 60

En La Habana se entrenaron guerrilleros y líderes comunistas que luego estuvieron involucrados en operaciones militares en Sao Paulo

Castro se ofreció a dar apoyo militar al gobernador izquierdista de Rio Grande do Sul, Leonel Brizola.
Castro se ofreció a dar apoyo militar al gobernador izquierdista de Rio Grande do Sul, Leonel Brizola. / kamaleao.com
14ymedio

23 de marzo 2025 - 08:15

La Habana/Fidel Castro es uno de los protagonistas de las 88.000 páginas sobre el asesinato del John F. Kennedy, recién desclasificadas por Donald Trump. De La Habana salieron instrucciones, guerrilleros entrenados y mucha propaganda para cambiar el orden en América Latina, un continente cuya geopolítica fue sacudida por el balazo que mató al presidente demócrata en 1963. 

Brasil fue uno de los campos de batalla que mejor ejemplifican, según los documentos, la tensión entre la Isla –aliada incondicional de Moscú durante la Guerra Fría– y Washington, señala este sábado Infobae. El medio recoge varios documentos que prueban la campaña de injerencia lanzada por Castro en el país latinoamericano. 

Kennedy se había convertido en el enemigo número uno de Castro desde la aprobación, con su firma, del Proyecto Cuba –llamado también Operación Mangosta– en 1961. En abril de ese mismo año, un grupo de jóvenes cubanos exiliados, apoyados por EE UU pero abandonados en último momento por su marina, había lanzado una invasión a la Isla por Bahía de Cochinos. 

Según los documentos, el plan de la Casa Blanca no solo buscaba detener al régimen, sino también evitar que hiciera estallar en Brasil, a través de su apoyo a los grupos comunistas, otra revolución marxista en el continente. 

El embajador de EE UU en Brasil intentó desalentar decenas de reuniones de grupos comunistas

Además de la constancia de que el embajador de EE UU en Brasil intentó desalentar decenas de reuniones de grupos comunistas, el archivo también contiene un telegrama de la CIA que refleja el interés tanto de Castro como del entonces líder supremo chino Mao Zedong por América Latina. El cable asegura que ambos mandatarios prometían brindar apoyo militar y fuerzas al gobernador izquierdista de Rio Grande do Sul, Leonel Brizola. Sin embargo, Brizola rechazó la ayuda, por temor a provocar una intervención de Estados Unidos. 

El cable de la CIA cita también a un ex embajador cubano en Brasil, que había descrito a Brizola como el hombre con “más posibilidades de iniciar una revolución castrista” en ese país. 

Fue precisamente la Embajada de Cuba en Río de Janeiro –antes de que Brasilia se convirtiera en la capital del país– la base de operaciones de los agentes de Castro, entonces dirigidos por el Departamento América del Partido Comunista y su jefe, el comandante Manuel Barbarroja Piñeiro. Su apoyo a grupos comunistas brasileños, como las Ligas Campesinas, está documentado.

Otro papel denuncia operaciones ya propiamente militares en Sao Paulo, en las que estaban involucrados guerrilleros y dirigentes comunistas que habían recibido su entrenamiento en La Habana. 

Brasil se había convertido en la escala de agentes que venían de la Isla –siempre vigilados de cerca por Washington– y luego viajaban a otros países latinoamericanos, disimulando su lugar de procedencia inicial. La misma ruta se seguía a la inversa, cuando alguien pretendía entrevistarse con los comunistas cubanos y ocultar su viaje. En algunos de estos vuelos se transportaba armamento y propaganda, según la CIA. 

Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay eran varios de los países en la mira de Fidel Castro, y Brasil servía de puente

Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay eran varios de los países en la mira de Fidel Castro, y Brasil servía de puente al Departamento América para llegar a ellos. 

El caso de Tad Szulc, un periodista de origen polaco del New York Times, también es mencionado por Infobae. Szulc fue quien anunció que los exiliados cubanos iban a entrar por Bahía de Cochinos en 1961 y llegó a ser sospechoso de ser un “agente extranjero hostil”, por haber vivido un tiempo en Brasil. 

Aunque nada en los documentos permite confirmar esta teoría de la conspiración, del propio asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, se dijo que tenía algún vínculo con Castro. Oswald había realizado un viaje a México dos meses antes del atentado, y algunas hipótesis afirmaban que se había encontrado con agentes cubanos que iban a garantizarle un visado para la Unión Soviética.

Sin embargo, el consenso entre los investigadores es que Oswald no obtuvo instrucciones de La Habana para matar a Kennedy. Brasil tampoco vivió nunca la revolución marxista anhelada por Fidel Castro. Sin embargo, un año después del asesinato de Kennedy, el país se sumergió en más de dos décadas de dictadura militar. 

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