Los arroceros cubanos amenazan con dejar el cultivo si el Estado limita el autoconsumo
Con la retirada de los expertos vietnamitas, la falta de lluvia y la crisis del combustible, el sector está en crisis
Sancti Spíritus/Con la falta de lluvia, la retirada de los técnicos vietnamitas y, ahora, una nueva regulación estatal que limitará la cantidad destinada al autoconsumo de los productores, la región arrocera de La Sierpe, en Sancti Spíritus, vive momentos difíciles. Esta normativa, que no ha entrado aún en vigor, es parte de un paquete de medidas destinadas a impedir que el cereal termine en el mercado negro cuando el país está sufriendo una profunda crisis alimentaria.
En la actualidad, la mayoría de los campesinos que cultivan arroz en La Sierpe son usufructuarios de terrenos estatales, de ahí que deban acatar cualquier normativa del Ministerio de la Agricultura y otras entidades oficiales. Desobedecer cualquier regulación de este tipo podría costarles el fin del usufructo sobre la tierra y la pérdida de las inversiones que ya han hecho en esas parcelas.
"¿Cómo van a saber ellos si el arroz que separamos para nosotros es suficiente o demasiado para el autoconsumo?", cuestiona Daniel
"¿Cómo van a saber ellos si el arroz que separamos para nosotros es suficiente o demasiado para el autoconsumo?", cuestiona Daniel, uno de los productores que se verá afectado con la nueva medida, en preparación para aplicarse en los próximos meses. "Dicen que lo estamos vendiendo en el mercado negro pero es que en mi casa, por ejemplo, cada vez hay menos que poner en el plato y lo que nos queda es el arroz".
Varios funcionarios de la zona han visitado a los campesinos para advertirles de la nueva normativa, aunque no han hablado de cantidad por el momento. "Han venido de casa en casa y dicen que el machetazo vendrá en los próximos meses. Aseguran que ya para el año que viene habrá que ajustarse a una cantidad menor", explica a 14ymedio Daniel.
Las autoridades han advertido que se sacará un cálculo a partir de cuántos miembros conforman el núcleo familiar del productor y si este tiene también cultivos de viandas, frutas o vegetales que puedan completar la alimentación en el hogar. También tomarán en cuenta si el arrocero ha cumplido con los planes de entrega del cereal y si hay alguna denuncia previa de que ha desviado parte de la cosecha hacia el mercado informal. La fórmula para obtener el monto total de sacos de los que puede disponer cada campesino no es sencilla y levanta sospechas.
Los productores creen que la motivación de este recorte es "la baja producción y que la gente está muy inconforme con el precio del arroz en las placitas. Claro, ahora quieren castigar a los de siempre porque la soga se rompe por el lado más flaco", opina Daniel. "Lo que va a pasar con esto es que los guajiros se les van a ir igual que se fueron los vietnamitas".
En 2002 en La Sierpe comenzó un proyecto arrocero de colaboración con Vietnam, que suministraba equipamiento y maquinaria a los productores en varias regiones de la Isla, con el apoyo de decenas de especialistas y técnicos. La llanura espirituana fue la apuesta principal de esta colaboración y en el lugar se hicieron diques, se limpiaron canales y se capacitó a especialistas locales.
Sin embargo, después de unos años en que la producción del cereal creció significativamente, el rendimiento de los campos arroceros fue en picada y no logró alcanzar las expectativas de los vietnamitas, que también tuvieron que lidiar con la enrevesada burocracia estatal y la ineficiencia de la Empresa Agroindustrial. La estocada al proyecto se la dio la actual crisis de hidrocarburos.
"Aquí la mayoría de los arroceros son usufructuarios de nueva generación y unos pocos cooperativistas", detalla a este diario una empleada del área administrativa de la empresa. "Son los que cogieron tierras cuando los vietnamitas se fueron y el Estado quiso levantar la producción. Eran terrenos que ya habían sido trabajados para este cultivo, que es duro y difícil, además muy pendiente de las lluvias y del regadío", cuenta la trabajadora.
"Todo el mundo sabe que si los productores no tienen una ganancia extra vendiendo algo del arroz que declaran para autoconsumo, muy poca gente quisiera trabajar en estos campos"
"Todo el mundo sabe que si los productores no tienen una ganancia extra vendiendo algo del arroz que declaran para autoconsumo, muy poca gente quisiera trabajar en estos campos porque es mucho el esfuerzo cada día para lo mal que paga el Estado cada saco", apunta la mujer.
Tras la salida de los vietnamitas, la productividad de la zona se ha despeñado. Si en 2015 se logró sacar hasta cinco toneladas del cereal por cada hectárea, este 2023 apenas se superan las tres. En los mercados agrícolas espirituanos esta semana una libra de arroz se vende en 160 pesos y el producto deja mucho que desear entre los clientes debido a su alto porcentaje de granos partidos.
Ahora, con el anuncio de la medida que viene muchos están pensando "recoger las cosas y dejar el cultivo a medio camino", señala Daniel. Por sí o por no, ya le ha avisado a sus familiares más cercanos y a sus amigos que compren y guarden arroz. "Puede montarse en 200 pesos o más la libra antes de que se acabe el año", augura.
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