El arte de repartir el equipaje para pagar menos en los ómnibus
Las autoridades ya permiten llevar exceso de peso pero las tarifas lo hacen extremadamente complicado
La Habana/ Camagüey/Una larga fila de pasajeros cargados con bolsas, cajas y maletas espera en la Terminal de Ómnibus de La Habana para pagar por el exceso de equipaje. La tradicional práctica de acarrear grandes cantidades de comida en los trayectos de ómnibus ya está permitida, aunque su costo es demasiado elevado para los viajeros.
Desde principios de año, con la entrada en vigor de una resolución del Ministerio de Finanzas, es posible viajar con más de los 20 kilogramos de equipaje gratuito (10 en el caso de los niños) que permite el billete pagando la tarifa estipulada.
Lo que antes, estando prohibido, se solucionaba dejando caer unos billetes en las manos adecuadas, ahora, que está regulado, es difícil de asumir por su alto precio. Cada adulto que quiera añadir peso a su equipaje debe ahora desembolsar entre 50 CUP por 5 kilogramos y 750 CUP por el máximo permitido, 30 kilogramos. La cifra puede llegar a suponer hasta diez veces el precio del boleto.
Cada adulto que quiera añadir peso a su equipaje debe ahora desembolsar entre 50 CUP por 5 kilogramos y 750 CUP por el máximo permitido, 30 kilogramos
"Tengo dos hermanos presos en la prisión de Taco-Taco, Pinar del Río, y cuando toca visita le llevo víveres a los dos", cuenta a 14ymedio Carlos, un camagüeyano que recorre con frecuencia la mitad de la Isla. "Cuando fui en febrero tuve que pagar 300 CUP por el sobrepeso. El costo de mi pasaje era de 33", explica incrédulo.
Alberto Ramos, director general de la Empresa de Ómnibus Nacionales, explicó que las nuevas medidas responden a los reclamos de los usuarios de "poder llevar más peso en su equipaje, unido a lograr mayor disciplina y orden en la transportación".
Sin embargo, para quienes necesitan acarrear víveres para su familia, llevar comida a algún familiar preso o moverse por el país con sus pertenencias a cuestas el precio ha resultado ser excesivo. En este servicio, precisamente, se mueve gente de pocos recursos que no puede apelar a las líneas de taxis privados.
Alicia Fuentes viaja como mula al exterior a buscar mercancías que después vende en el mercado informal. Según su experiencia, dice, las tarifas cubanas son proporcionalmente de las más elevadas. "En todo el tiempo que llevo viajando a los países que no exigen visa a los cubanos, el costo de los paquetes no supera el 25% de lo que pago por el pasaje. Ahora, cuando llego a la terminal de ómnibus de La Habana tengo que pagar 750 CUP por el equipaje, casi ocho veces más que el boleto", señala.
"Puede ser que en los aeropuertos el cobro del sobrepeso esté más justificado, pero estamos hablando de un transporte que se mueve por carretera", considera Fuentes, que no entiende que el exceso de peso pueda suponer un riesgo para los pasajeros.
Los ómnibus de la marca Yutong destinado al transporte interprovincial han ido sufriendo el deterioro de los años y la falta de piezas de repuesto. Resultan comunes las escenas de estos vehículos rotos en medio de la carretera y en diciembre pasado dos ómnibus de este empresa sufrieron accidentes que dejaron varios muertos y decenas de lesionados.
"La gente transporta todo tipo de mercancías en estas guaguas y eso deteriora los equipos, además de aumentar los riesgos, porque hay menos maniobrabilidad con el excesivo peso"
"Los ómnibus estaban recorriendo las carreteras sobrecargados y eso es un peligro", comenta a este diario un chofer de ómnibus interprovinciales que prefirió el anonimato. "La gente transporta todo tipo de mercancías en estas guaguas y eso deteriora los equipos, además de aumentar los riesgos, porque hay menos maniobrabilidad con el excesivo peso".
Con un deficiente servicio postal, en Cuba la opción más barata para enviar carga a otra provincia la ofrece la empresa de ferrocarriles. "Aquí podemos transportar desde una lavadora y una cama hasta alimentos si se envían bien empaquetados", explica una empleada de este medio de transporte, pero "mucha gente prefiere llevar la carga consigo por temor a pérdidas y extravíos".
Es común que los clientes de ómnibus acarreen con productos comprados en una provincia y que escasean en otra. En las bodegas de los ómnibus viaja con frecuencia la cuota de la canasta básica de personas que viven en un lugar pero están inscritos en el mercado racionado de otro. "Cada mes le traigo a mi hija el arroz que le dan por la bodega en Ciego de Ávila porque ella no ha podido poner su carné en una dirección de La Habana y sigue teniendo la libreta allá", cuenta Rita, una jubilada de 68 años.
"Con el arroz, la compota del niño y alguna otra cosa que le traiga ya tengo exceso de equipaje y esta semana tuve que pagar más de 200 CUP para llevarlo", agrega. Antes, Rita lograba pasar todos los bultos "hablando con el chofer y llegando a un acuerdo", explica. No obstante reconoce que otros clientes que viajaban más ligeros se quejaban de que sus bultos llegaban maltratados por el exceso de maletas en los compartimentos.
"Veo bien que se regule el exceso de equipaje y que se pague oficialmente por llevar más carga pero los precios no tienen relación alguna con los salarios y yo, prácticamente, vivo solo de mi pensión", protesta.
Otros han encontrado la manera de evadir las altas tarifas. "Siempre hay gente buena", cuenta Dignora González. "En la casa peso los maletines y separo el exceso, así se lo puedo dar a alguien que no lleva equipaje y hacemos un acuerdo directo", dijo, a pesar de saber que, por decreto, el peso es intransferible. "Los choferes no tienen forma de saberlo", concluye.
Raúl, un manzanillero que tiene un negocio de venta de maní, compra tres boletos cada vez que viaja y se lleva a su mujer y a su hija para poder transportar la materia prima desde Camagüey a Manzanillo. "El pasaje de regreso me cuesta 51 CUP por cada uno y al final me resulta más barato llevar a la familia que viajar solo y tener que pagar el exceso de equipaje".
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