1/7A finales de aquel verano, cuando la URSS vivía su perestroika, en La Habana se jugó un partido de pelota muy peculiar en el Círculo Social Obrero ‘José Antonio Echevarría’
/ Josefina de Diego 2/7Aquel día, no se enfrentaban peloteros, sino artistas de la plástica que reclamaban porque los censores de la época no los dejaban crear. Se dedicaron al béisbol porque no podían hacer arte, bajo la consigna "LPV" (Listos para vencer)
/ Josefina de Diego 3/7El proyecto surgió en casa de Abdel Hernández, donde un grupo de artistas se había reunido para discutir los recientes episodios de censura de exposiciones y pensar modos de contestación posibles
/ Josefina de Diego 4/7Los jóvenes escogieron el béisbol por su profundo arraigo en la identidad y cultura popular del cubano. El juego de pelota, que en sus inicios, a finales del siglo XIX, tuvo una fuerte carga patriótica
/ Josefina de Diego 5/7Era un performance, digamos, suicida, no solo por parte de los “deportistas” sino, también, de los que fuimos a apoyar a los intrépidos jugadores
/ Josefina de Diego 6/7En aquella época no existían las redes sociales y no había la más mínima posibilidad de que ese acto de rebeldía llegara a conocerse pues el control de los medios era absoluto por parte del Gobierno
/ Josefina de Diego 7/7Los jóvenes artistas e intelectuales cubanos se lanzaron al ruedo del diamante beisbolero en una irreverente y singular 'performance' colectiva para pedir, sencillamente, libertad
/ Josefina de Diego