Aterrizaje forzoso de El Avión, otro restaurante cerrado en Cuba por falta de comida
Parte de la vieja e inservible flota de la estatal Cubana de Aviación, la nave fue habilitada para atender a 24 comensales
Sancti Spíritus/Con la pintura deslucida y la puerta de acceso cerrada, el restaurante El Avión de la ciudad de Sancti Spíritus apenas atrae la curiosidad de los niños que pasan y las preguntas de los clientes. En lugar de las colas que se formaban a su alrededor hasta hace un par de años, para acceder al interior del Antonov (An-24) de fabricación rusa, ahora solo queda una explanada desierta y un custodio que asegura que está cerrado y que no hay fecha fijada para su reapertura.
Inaugurado como local gastronómico a inicios de 2013, El Avión comenzó su andadura como restaurante causando un verdadero revuelo. Su traslado por la Carretera Central hasta el lugar donde quedó finalmente emplazado, provocó un gran susto entre los espirituanos, que creyeron que se trataba de una nave recién accidentada. Aquel inicio auguraba parte del azaroso camino que tendría posteriormente como local gastronómico.
Parte de la vieja e inservible flota de la estatal Cubana de Aviación, el pequeño avión fue habilitado para atender a 24 comensales. Para reforzar la idea de un vuelo con todas las de la ley, los clientes eran recibidos en un remedo de terminal aérea, un cubículo previo donde el "capitán" les tomaba la orden antes de entrar al aparato. Mientras aguardaban por abordar, podían degustar algún cóctel y verse como futuros viajeros en una sala de espera.
Una vez dentro del An-24, quedaba disfrutar de los platos principales e imaginar que aquel avión, diseñado en 1957 en la Unión Soviética, elevaba el vuelo y se perdía entre las nubes rumbo a un destino remoto. Para muchos de los consumidores que llegaban era la primera vez que subían a una aeronave, aunque esta siguiera anclada en el suelo y después de comer el personal de servicio anunciara que ya era hora de bajarse para dar paso a los próximos clientes.
"Como todo en este país, empezó más o menos bien, pero cuando llevaba unos meses vine para mi cumpleaños y ya la comida era malísima", contaba este fin de semana un espirituano que, tras visitar la cercana feria agropecuaria, decidió ir a ver "el avioncito", como muchos lo llaman en la ciudad. "Aquella vez se me ocurrió pedir un plato con camarones, porque tenían una especialidad en pescados y mariscos y no me lo pude comer, la salsa de tomate que le habían echado no tenía buen sabor, estaba como picada".
No obstante, el hombre recuerda que "era un lugar diferente y a los niños les encantaba venir". Para muchos "era lograr ese sueño de estar en un avión, aquí hay mucha gente que ni siquiera ha salido de esta provincia, mucho menos volar de un lugar a otro". Las instalaciones cercanas que servían de apoyo al restaurante, como el baño y la supuesta terminal, tampoco brindan servicio. Una bandera cubana pintada en un costado del Antonov se ha ido destiñendo con la lluvia, el sol y el paso del tiempo, esa misma acumulación de años y desidia que una vez le impidieron surcar los suelos y que ahora le imposibilitan servir comida.