Los altos precios, las averías y el descontento, la tónica del nuevo Jalisco Park en la Habana
Ante la ineficacia de las instalaciones, los clientes desconfían: "Esto no parece privado"
La Habana/"Esto de privado no tiene nada". La desconfianza sobre el nuevo Jalisco Park de La Habana, 48 horas después de reinaugurarse bajo nueva gestión, es generalizada. No en vano, la reapertura ha estado marcada por el descontento y los contratiempos. El último sucedió este lunes, cuando el establecimiento no abrió a su hora prevista, las nueve de la mañana, sino más de hora y media después.
"Hubo un problema de voltaje y lo están solucionando los electricistas", explicó una mujer identificada como jefa a las varias familias que esperaban impacientes en la puerta desde primera hora. "Si no logramos resolver, a las 10:30 abrimos con lo que tenemos para que los niños no se sigan desesperando", tranquilizó a los presentes.
Poco después de que el reloj marcara esa hora, y antes de abrir, un trabajador preguntó a las familias si alguien podía prestarle unas herramientas "para ajustar unos aparatos que suenan mucho". Un padre que había venido en carro con sus hijos accedió y se las pasó a través de la reja, ante la mirada atónita de la gente.
Varios aparatos eléctricos se encontraban estropeados, aunque no especificaron si fue producto de un apagón, de una mala instalación o de una sobrecarga. Desde fuera, en efecto, se observaba a un empleado ajustar El Toro mecánico, una de las atracciones más caras del lugar, a 50 pesos el viaje.
Los precios, precisamente, han sido una de las quejas constantes del público desde que se anunció la reapertura del establecimiento, situado en la esquina de 23 y 18 de El Vedado, en un principio para el pasado 26 de julio, aunque finalmente fue pospuesto, sin explicaciones, para el sábado.
En un primer momento, muchos usuarios se quejaron de la obligación de pagar una entrada (de 50 pesos tanto para niños como para adultos), aparte de cada viaje en las atracciones (entre los 30 y los 50 pesos). Así, pocas horas antes de que el Jalisco Park reabriera, se informó de que la entrada sería gratis para los niños.
Pero lo que verdaderamente ha encendido la molestia de los asistentes es el costo de la comida. Los entrepanes van de los 450 pesos a los 600, y las pastas, de los 500 (espaguetis napolitanos) a los 750 pesos (carbonara). Lo más barato de la carta era un pancito con jamón y queso (220 pesos), un chicharrón al viento (250) y una bola de helado, en pote o en cono, a 280 pesos. Una bolsa de papitas podía alcanzar los 380 pesos y una de galletas, 120.
Todos los alimentos tienen nombres relacionados con muñequitos de la televisión cubana –"Yo tengo un camión de plátanos" (tostones campesinos, referido a la canción infantil), "Mientes, rata inmunda" (espaguetis con vegetales, tomado de la serie de dibujos animados Los valientes), "La peste, la peste, la peste el último" (espaguetis al ajillo, del grito del ratón malvado de El capitán Plin) o "Fumiga, Paquito, Fumiga" (hamburguesa de cerdo, a partir de uno de los dichos de Chuncha)–, pretendidamente graciosos.
Ninguna gracia hacía este detalle, sin embargo, a juzgar por las caras de los poquísimos clientes en el área gastronómica. "Qué chiste va a haber, si estos precios son irrespetuosos", lamentaba una madre que, junto a su marido y su hijo, solamente pudo comprar una bola de helado.
Otra queja repetida era la lentitud con lo que funciona todo, cuando en otros privados lo que más sobresale es la eficacia de la gestión. Esta inoperancia se ponía en evidencia en las nutridas filas, tanto para entrar como comprar las chapillas con las que disfrutar de la oferta del parque (verde para un paquete de rositas de maíz, azul para los inflables y roja para las atracciones más caras, las eléctricas). "Esto es igual que la cola del pollo o del cajero", ironizaba una joven que llevaba de la mano a su hija.
La cantidad de empleados también llamaba la atención. Los de seguridad, malencarados, con pulóver negro; el resto, con otro tipo de uniformes, con más colores y con el nombre de Elpidio Valdés –personaje predominante en el nuevo Jalisco Park–, pero igualmente desganados. Se trata de otra diferencia respecto a los negocios privados que suelen verse en la capital.
En cualquier caso, habrá muy pocas familias que puedan permitirse pasar el día en el lugar. Sumando transporte, entradas de adultos, tres o cuatro atracciones, comidas y bebidas, la cuenta alcanza fácilmente entre 3.000 y 4.000 pesos, el salario medio de un trabajador estatal.
El complejo recreativo está manejado, según informó la prensa oficial, por la cooperativa no agropecuaria Pekín "en la modalidad de arrendamiento". Los clientes se resisten a creer que sea una institución privada. Así, un joven de Centro Habana que acudió con sus sobrinos y que aseveró: "Podrán decir que es una cooperativa, esto y aquello, pero lo que parece es otro invento estatal para extorsionar al pueblo".
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