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Baile de precios en las bodegas cubanas

Los precios se mantienen en el mercado liberado pero no se encuentran los productos

Las autoridades consideran que hay quien compra en productos subsidiados no por necesidad, sino porque lo están. (Flickr/Borja García)
14ymedio

16 de diciembre 2020 - 17:14

La Habana/Las bodegas del mercado racionado se han convertido por estos días en kioscos de información. Cada cliente que llega pregunta a los empleados sobre los precios a partir de enero y desliza su opinión. Este martes, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, ha intentado disipar las dudas y confirmado el alza de los productos que se venden por la libreta.

Díaz, que acudió a la Mesa Redonda junto a, nuevamente, Marino Murillo, el zar de las reformas, expuso que el objetivo de todos los cambios que se producirán a partir de enero en los precios del comercio están guiados por el principio de "subsidiar a las personas necesitadas y no a productos".

En este sentido, hay varios colectivos que verán blindados los precios de algunos alimentos o medicamentos. Es el caso de los niños, para quienes se mantiene el precio de la compota, la leche, la carne, el picadillo y el pollo. También enfocado en los menores la canastilla y el uniforme escolar seguirán subsidiados, así como el calzado profiláctico-ortopédico, que se comercializa a partir de recetas médicas. La merienda escolar seguirá siendo gratuita para los estudiantes; en cambio, la pagarán los profesores, a quienes sí se les incluye el precio en el cálculo de la canasta básica.

En este sentido, hay varios colectivos que verán blindados los precios de algunos alimentos o medicamentos. Es el caso de los niños, para quienes se mantiene el precio de la compota, la leche, la carne, el picadillo y el pollo

También quienes tienen una dieta por prescripción médica seguirán accediendo a la leche y la carne a precio subvencionado, así como las embarazadas y los niños con problemas nutricionales, que tendrán un módulo gratuito.

En cuanto a los productos que se venden por ciclo, como el pollo, los embutidos, el picadillo, el huevo y las pastas alimenticias, cambiarán sus precios a partir del día 1 de enero, aunque durante todo diciembre se mantendrán al actual. Por el contrario, el arroz se comercializará desde el día 23 con los nuevos precios para una libra adicional.

La ministra dedicó un amplio espacio a explicar la nueva canasta básica de bienes y servicios: tendrá incluida la canasta normada, con sus 19 productos alimenticios y cuatro no alimenticios, pasa de 18 pesos a 180 pesos y mantiene el respaldo en la libreta de abastecimiento y su vinculación con la bodega.

A esto hay que añadir la adquisición de combustibles, productos de aseo y otros productos imprescindibles como la transportación urbana y los servicios de telefonía residencial, entre otros, que situarán la nueva canasta en 1.528 pesos.

Los desabastecidos locales han vivido un pequeño aumento en sus ofertas desde la llegada de la pandemia, porque algunos productos que habían pasado al mercado liberado hace unos años han vuelto al redil del racionamiento. Incluso, se distribuyen a través de estos comercios los "módulos" con alimentos y útiles de aseo que hasta hace poco se vendían en las shoppings.

Los desabastecidos locales han vivido un pequeño aumento en sus ofertas desde la llegada de la pandemia, porque algunos productos que habían pasado al mercado liberado hace unos años han vuelto al redil del racionamiento

Con 58 años desde su instauración, las nuevas medidas económicas dan fuerza a la libreta en lugar de restarle importancia en la subsistencia familiar. Aunque los precios de los productos normados suben, en la red liberada la mayoría se mantienen estables, a pesar del aumento salarial, una decisión que podría aumentar el desabastecimiento de mercancías.

En el mercado liberado, donde la escasez ha ido aumentando en los últimos meses, incluyendo productos tan básicos en la dieta nacional como el arroz, el café o los frijoles, que sí están garantizados en la bodega, los precios se mantienen estables.

Es el caso del pollo, uno de los productos más deseados por los cubanos y cuya adquisición se ha convertido en un deporte de competición en la Isla. Las salchichas, los refrescos, los siropes, las galletas de sal, la mayonesa, las pastas alimenticias y el aderezo se mantienen.

Lo mismo ocurre con los materiales de construcción, que escasean desde hace al menos dos años. El acero, las tejas de fibrocemento, la carpintería metálica, igualmente mantienen sus precios y, dijo la ministra, "esto es una garantía para las personas que hoy tienen un subsidio y que están construyendo por esfuerzo propio". Si encuentran con qué, claro.

Mantienen su precio también los productos de aseo e higiene, que tanto cuesta encontrar. Y más desde que las fronteras se cerraron a las mulas por la pandemia.

En cambio, se modifica el costo de lácteos, conservas de frutas y vegetales e insumos agrícolas de naturaleza importada, "cuyos precios bajarán en la medida de las posibilidades. Se incrementa la ropa reciclada y los muebles y confecciones que se venden hoy en la red de comercio de forma liberada".

Se incrementan, por otra parte, los precios de las tarifas del programa de ahorro energético, según las autoridades por la elevada "dependencia de partes y piezas importadas y una carencia total de piezas".

La ministra sostiene que el fin de los subsidios permitirá recomponer el consumo, ya que, a su juicio "hay personas que compran algunos productos de la canasta familiar normada no porque los necesiten, sino por el costo que tenían"

Un capítulo especial fue el dedicado al alcohol, que cambiará sus precios en el mercado libre, pero a la baja, específicamente los rones de la industria nacional y las cervezas Bucanero donde, según la ministra, se abusa de la población. "Aunque no hay oferta suficiente, si el Estado ha determinado mantener los precios de esos productos, ¿por qué tiene que haber un precio en una forma de gestión no estatal de 75 CUP o 3 CUC? Eso no lo podemos permitir", advirtió.

La funcionaria también hizo referencia a los precios máximos de las ofertas de la gastronomía, tanto estatal como no estatal, ubicada en lugares de alta concentración, que no podrán crecer más de tres veces con relación a julio de 2019.

Entre los objetivos del Gobierno está también lograr un control mayor de la venta. Consciente de la corrupción que se mueve en el sector y las ventas sin justificar, la funcionaria contó que se incentivará la venta con tarjeta "porque es un mecanismo de control, las personas se benefician también porque tienen un descuento".

La ministra sostiene que el fin de los subsidios permitirá recomponer el consumo, ya que, a su juicio "hay personas que compran algunos productos de la canasta familiar normada no porque los necesiten, sino por el costo que tenían. Por tanto, también reducir esos consumos disminuye la factura del país de importaciones o de insumos para la producción nacional".

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