La histórica Baracoa de Colón se sacude el polvo tras el desastre de Matthew
(EFE).- Casi dos semanas después que Matthew se ensañara con Baracoa, la "Villa Primada de Cuba" y la más afectada por el huracán en el país, sus habitantes demuestran ser la mayor fortaleza de esa histórica ciudad, a la que poco a poco van quitando el polvo y ayudando a renacer de los escombros.
Tras el impacto de ver el destrozo provocado por Matthew en el centro histórico, que afectó al 90 por ciento de los 900 edificios que lo componen, los baracoenses arrimaron el hombro y comenzaron el duro trabajo de devolver el lustre original a la primera villa española de la isla, lugar de desembarco de Cristóbal Colón.
Ya se va borrando lentamente el triste panorama inicial al que despertaron los habitantes de la añeja urbe, situada en la provincia de Guantánamo, en el extremo más oriental de la isla, y que solo unos meses antes celebró sus 505 años.
Matthew dejó tras su paso en la noche del 4 de octubre, calles bloqueadas por trozos de tejas antiguas y pedazos de madera arrancados de las casas, exponentes de un peculiar estilo de arquitectura vernácula que investigadores han denominado el "criollo baracoano".
El historiador de Baracoa, Alejandro Hartmann, las define como una "amalgama preciosa de casas de madera, con techumbre a dos aguas con tejas francesas", que se ligan "con los códigos neoclásicos y eclécticos del siglo XX", un conjunto declarado Monumento Nacional el 4 de noviembre de 1978.
Precisamente es allí donde ahora se afanan brigadas de expertos, ocupados en la paciente restauración de los techos coloniales, según precisó Hartmann en una extensa entrevista publicada hoy en Juventud Rebelde, el segundo diario en importancia en la isla.
Junto a los restauradores, desde Camagüey arribaron más de 20.000 tejas francesas y españolas a Baracoa, aunque según cálculos preliminares se necesitan unas 600.000
Los baracoenses no han estado solos y casi desde que se abrieron las vías de comunicación terrestre -cerradas por casi dos días después del impacto de huracán- comenzó a llegar la ayuda, en este caso, de especialistas de las Oficinas del Historiador de villas como Camagüey y la cercana Santiago de Cuba.
Junto a los restauradores, desde Camagüey arribaron más de 20.000 tejas francesas y españolas a Baracoa, aunque según cálculos preliminares se necesitan unas 600.000 unidades, afirmó Hartmann.
Ante esta necesidad, en la ciudad de Bayamo -que le sigue a la "Primada" en antigüedad entre las villas cubanas- ya ha comenzado a funcionar una fábrica de tejas criollas de barro, paralizada desde hacía tres años, y que ahora enviará unas 10.000 tejas al finalizar octubre, para luego aportar 50.000 cada mes mientras se necesite.
También, desde La Habana y en coordinación con el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural cubano se recaudan fondos para apoyar la restauración, confirmó el historiador, quien agradeció en nombre de sus coterráneos la solidaridad "inmediata" del resto del país.
Y es que no solo la recuperación, sino que el estudio casa por casa que se realiza "día y noche" en la ciudad oriental, es un "trabajo intenso y agotador".
A pesar de estar resguardados, el agua entró al Museo Matachín de la ciudad y mojó la mayoría de los 300 documentos históricos conservados allí, entre ellos cartas de veteranos de las guerras de independencia contra España
"Tenemos la ciudad casi completamente bajo las estrellas", señala Hartmann, quien hace además un recuento a los "intensos daños" en monumentos de alto valor como la fortaleza de La Punta, una de las zonas más devastadas, la cual sufrió tal embestida de las olas que una parte de sus muros fue totalmente destruida.
A pesar de estar resguardados, el agua entró al Museo Matachín de la ciudad y mojó la mayoría de los 300 documentos históricos conservados allí, entre ellos cartas de veteranos de las guerras de independencia contra España.
Corrió con mejor suerte y no sufrió daños considerables la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, sede de la primera misa oficiada en Cuba y donde se conserva la única de las 29 cruces que plantó Colón en sus viajes por América.
Tampoco fue afectada la Cruz de la Parra, ni las estatuas del Almirante y ni del cacique Hatuey, símbolo de la rebeldía aborigen, ambas situadas muy cerca del malecón, que sí fue fuertemente afectado junto al hotel La Rusa, una emblemática construcción de 1952.
"Baracoa va a volver a ser una ciudad paraíso", asegura sin embargo Hartmann, quien dice haberse convencido de la pronta recuperación de la ciudad tras ver a los baracoenses "con ayuda de todas partes, empujando los escombros para que ella renazca".