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La barriada habanera de Lawton vive una ola de asaltos a mano armada

"Si aparece un cartel en una pared contra Díaz-Canel llegan enseguida con toda la técnica policial, pero para atrapar a un ladrón ni se apuran", denuncia un vecino

De un tiempo a esta parte la inseguridad ciudadana también ha tocado a las puertas de los vecinos de Lawton. (Amy Goodman/ Flickr)
14ymedio

07 de marzo 2022 - 23:57

La Habana/"Primero tuvimos que poner rejas en todas las ventanas y ahora hay que salir con cuchillo a la calle", lamenta María Elena Figueroa, residente en las cercanías de la esquina de las calles Porvenir y Dolores, en el centro de la barriada habanera de Lawton. A los robos en las viviendas se suman los asaltos que ocurren incluso a plena luz del día.

Los vecinos de esa zona residencial del municipio de Diez de Octubre, hace unos años se ufanaban de que la marginalidad de Centro Habana o las pandillas del Cerro todavía no habían arruinado el aspecto de barrio familiar que marcaba su cotidianidad. Pero de un tiempo a esta parte la inseguridad ciudadana también ha tocado a sus puertas.

"Este fin de semana hubo cuatro asaltos con arma blanca", denunciaba este lunes la activista Elsa Morejón a través de su cuenta de Facebook. "A todas las víctimas las amenazaron y las despojaron de sus teléfonos celulares. Además, hubo un robo con fuerza en el agromercado particular situado en Acosta y Santa Catalina".

Uno de los asaltos fue el sábado pasado alrededor de las diez de la mañana, una hora en que normalmente hay numerosos transeúntes en la avenida Acosta. Dos individuos se acercaron y uno de ellos le colocó un cuchillo en el estómago. "Entréganos el teléfono y vete corriendo", le dijeron. La víctima solo atinó a huir y dejarles el celular.

Un día antes, una joven sufrió un robo nada más bajarse del ómnibus en la parada del Instituto Tecnológico Hermanos Gómez. "Le arrebataron la cadena, la cartera con el dinero y el teléfono celular", detalla Morejón. Un barbero de la calle San Francisco y un joven sentado a las afueras de su casa fueron otros de los afectados con la ola de violencia cuando les quitaron el móvil a punta de cuchillo.

"A todas las víctimas las amenazaron y las despojaron de sus teléfonos celulares"

Un mercado agrícola de gestión privada, ubicado también en la céntrica avenida y próximo a Santa Catalina, no pudo abrir sus puertas el pasado domingo. La razón del cierre fue el robo en la madrugada de buena parte de la mercancía almacenada en el lugar para su venta. Viandas, vegetales y frutas fueron sustraídos del local.

"Aquí ya no se puede ni tender ropa afuera", explica María Elena Figueroa a 14ymedio. "Cuando lavo y pongo a secar tengo que quedarme todo el tiempo al lado de la tendedera porque se lo llevan todo, desde un pantalón hasta un viejo trapo de cocina. Eso antes no pasaba en este barrio, donde todo el mundo se conoce".

Las estadísticas de criminalidad son un misterio celosamente guardado por el Gobierno cubano, pero las historias de robos y atracos pasan rápidamente de boca en boca o se difunden a través de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea. "Los vecinos tenemos un grupo en WhatsApp y nos vamos avisando cuando pasa algo", añade Figueroa.

"Antes, el grupo era para decirnos si venía algo a la carnicería o si sacaban pollo en alguna tienda cercana, pero ahora la mayor parte del tiempo la gente se cuenta historias de amigos o familiares a los que les han arrebatado el móvil en la calle, de un joven al que lo pincharon con una navaja para quitarle la cadena de oro o de una casa que vaciaron mientras los dueños estaban fuera".

Figueroa cree que "los que roban son de aquí mismo, no vienen de otros barrios aunque eso también puede ser, pero se ve que conocen la zona y saben a quién pueden sacarle más cosas en un asalto". "Aquí ya se ve que hay grupos organizados y eso me da mucho miedo porque así no hay quien esté seguro".

Elsa Morejón añade que la estación policial "está a menos de un kilómetro donde han sucedido" todos los hechos vandálicos de los últimos días, pero los uniformados parecen ajenos a los asaltos. Una ausencia que muchos recriminan, cuando se compara con el permanente operativo que mantienen los agentes alrededor de la sede de las Damas de Blanco.

"Los vecinos tenemos un grupo en WhatsApp y nos vamos avisando cuando pasa algo"

Cada fin de semana, el ex prisionero de la Primavera Negra, Ángel Moya, denuncia el cerco policial alrededor de la vivienda. "Hoy: Operativo represivo de la Seguridad del Estado contra la sede nacional de las Damas de Blanco en Lawton-La Habana", escribió en las redes sociales el pasado viernes. El domingo fue arrestado junto a su esposa, Berta Soler, que lídera la organización.

"Los vecinos han corrido la voz a otros vecinos, amigos y familiares para que se cuiden porque se sienten desprotegidos", puntualiza Morejón. Pero no solo son los asaltos, también proliferan "otros modos de robo como las estafas en productos que venden en el mercado negro", un fenómeno que aumenta en tiempos de escasez de alimentos y otros insumos básicos.

"La gente tiene miedo y muchos no quieren salir de sus casas", reconoce la activista. Otros, van más allá y también reclaman que esto que ocurre "deben decirlo en el noticiero para que el pueblo sepa y se cuide". La ausencia de una crónica roja en los medios oficiales cubanos extiende una falsa sensación de seguridad, en opinión de los afectados.

Los parques, las paradas de ómnibus, las zonas de wifi para conectarse a internet y los alrededores de las tiendas son algunos de los lugares preferidos por los asaltantes. "Tengo una hija de 21 años y un varón de 27, cada vez que salen se me pone el corazón en la boca", explica a este diario Luis Emilio, un vecino de la zona. "Mi hijo lleva su propia navaja para, por lo menos, defenderse si lo acorralan entre varios".

Las muchas historias de asalto no tienen, sin embargo, una contraparte en los reportes de delincuentes detenidos. Algo que molesta significativamente a los vecinos. "Si aparece un cartel en una pared contra Díaz-Canel llegan enseguida con toda la técnica policial, pero para atrapar a un ladrón ni se apuran. Es como si no les interesara la gente", comenta Luis Emilio.

"Mi hijo lleva su propia navaja para, por lo menos, defenderse si lo acorralan entre varios"

"Hasta los adolescentes están siendo víctimas de esto porque los esperan a las salidas de la escuela, cuando saben que muchos van entretenidos mirando la pantalla del móvil y ahí mismo los amenazan o simplemente les arrebatan el teléfono de la mano", añade el hombre. "Por lo menos deberían poner policías cerca de las escuela para evitar eso".

La hermana de Luis Emilio sufrió un robo en su casa. "Estaba en la ducha y oyó un ruido, cuando salió solo pudo alcanzar a ver la espalda de un hombre que salió a toda velocidad por la puerta. Cuando revisó, le faltaba la laptop, el móvil y la caja decodificadora para ver la televisión".

Hasta hoy, no se ha detenido a nadie aunque la hermana de Luis Emilio señaló a varios presuntos sospechosos. "Le contó a la policía sobre una pandilla que hay en el barrio que se dedica a cazar a los vecinos para robarles, pero la policía está para otra cosa. Así que mi hermana compró un pastor alemán y puso más rejas en la casa. Es lo único que pudo hacer".

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