Cabaret Montmartre, restaurante Moscú y ahora hotel en construcción
Los vecinos del lugar, que llevan decenas de años quejándose, observaban con asombro las obras de reparación
La Habana/Un cartel rojo y amarillo en la calle 23, en El Vedado habanero, llama la atención sobre unas nuevas obras en la capital. "Atención, calle P cerrada, transite por O", dice en mayúsculas, haciendo volver la mirada del transeúnte sobre los operarios que, en la calle P, donde se encuentra el antiguo restaurante Moscú, montan una valla desde temprano este viernes.
Los vecinos del lugar, que llevan decenas de años quejándose por la ruina en que se encuentra el lugar, un criadero de mosquitos y ratas, observaban con asombro lo que serían obras de reparación si no fuera por el cartel en la esquina de la calle Humboldt que avisa bien claro del objetivo del trabajo: "Hotel en construcción".
En la parcela se construye un hotel de 450 habitaciones que gestionará de forma mixta la empresa cubana Gran Caribe y la compañía española Be Live. El proyecto se incluyó en la cartera de oportunidades para la inversión extranjera y estaba planificado que comenzara este 2022.
Hace tiempo, ante las quejas y denuncias ciudadanas, las autoridades comunicaron sus intenciones de demoler el local, argumentando que el deterioro provocado por el voraz incendio que lo destruyó en 1989, sumado a los años de total abandono, hacían imposible salvar la construcción.
Más adelante, presentaron en la televisión oficial el plan de conservar el parqueo subterráneo que existe y derribar la estructura principal para construir allí un hotel.
El emplazamiento tuvo a lo largo de su historia varios usos. Luego de ser una vaquería, fue, en los años 20, el primer cinódromo de La Habana. Más adelante, en los 40, levantaron el lujoso Cabaret Montmartre. Con dos bares y un casino, abría cada tarde todos los días y en su escenario se tocaba música en vivo.
Por el afrancesado centro nocturno desfilaron las estrellas más famosas de la época: el mexicano Agustín Lara, la española Lola Flores y, por supuesto, los cubanos Benny Moré, Olga Guillot o Rita Montaner. Las crónicas cuentan que en sus fastuosos salones, en 1947, Frank Sinatra cortó una gran torta para celebrar su boda con Ava Gardner.
En el lugar también murió asesinado en un atentado Antonio Blanco Rico, jefe del Servicio de Inteligencia Militar de Furgencio Batista.
Con la llegada al poder de Fidel Castro, el negocio fue intervenido y pasó a ser un comedor obrero. En los 60 fue que pasó a ser el restaurante Moscú, justo cuando el régimen se convierte en satélite de la URSS, con una carta de especialidades rusas. Uno de sus platos emblemáticos era, de hecho, la solyanka, una sopa elaborada con abundantes trozos de carne.
"Un tío mío fue capitán de uno de los salones del Moscú", cuenta Sandra, una habanera de unos 45 años, que recuerda el lugar por lo que le contaba su familiar. "A mi hermana y a mí nos encantaba repasar un libro, impreso en la URSS, con todos los detalles del restaurante. A través de sus páginas hasta aprendimos las diferencias entre un cuchillo para carne y otro para mantequilla", detalla, divertida.
Cuando se encontraba en reparación, un fin de semana de 1989, un incendio que comenzó en la planta baja del restaurante terminó por destruir todo el lugar, como si se tratara de un evento premonitorio. Poco después, desaparecería la Unión Soviética.
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