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Cadáveres extraviados y carros fúnebres rotos, el covid provoca un caos funerario en Cuba

"Si no hubiésemos insistido en abrir la caja, nunca nos hubiéramos enterado"

Con el colapso de los servicios sanitarios y fúnebres, han surgido decenas de denuncias de cadáveres que pasan horas y hasta días en una vivienda o una institución estatal. (Facebook)
Natalia López Moya

25 de agosto 2021 - 19:55

La Habana/En Güira de Melena, municipio de Artemisa, una familia vivió esta miércoles una odisea para lograr recuperar el cadáver de Armando, un pariente que perdió la vida por covid-19. En dos ocasiones, los encargados de los servicios fúnebres del hospital Manuel Fajardo, de La Habana, entregaron un féretro equivocado.

Tal parece que la historia ha sido inspirada en la popular película Guantanamera (1995) de los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, pero tristemente es real. Lo enrevesado que puede ser conseguir cosas sencillas, en Cuba, con la pandemia, se ha vuelto algo muy común.

"Pasamos mucho trabajo para lograr que un carro viniera de Güira a buscar el cadáver, pero finalmente lo conseguimos", cuenta una fuente familiar a 14ymedio. "Cuando regresó el carro fúnebre a Güira, el hijo del difunto, a petición de la hermana que vive en Estados Unidos, pidió ver a su padre por última vez. El chófer no quiso abrir la caja y le dijo: 'Esto es covid, está prohibido abrir la caja'. Y le enseñó los papeles para que viera que era su padre a quien transportaba".

"En el hospital nos dicen que se equivocaron y nos entregan otra caja con los papeles del difunto. Ahí descubrimos que el que nos habían entregado antes era de Caimito"

Cuando el hijo de Armando revisó los documentos, se dio cuenta que en el ataúd debía estar una señora. El joven montó en cólera, le exigió al hombre abrir la caja y fue cuando se dio cuenta de que no era el padre, pero ni siquiera tampoco la mujer que describían en los papeles.

La familia, desesperada, regresa al Fajardo en busca de Armando para intentar darle el último adiós y enterrarlo de una vez y por todas. "En el hospital nos dicen que se equivocaron y nos entregan otra caja con los papeles del difunto. Ahí descubrimos que el que nos habían entregado antes era de Caimito (Artemisa), y el cadáver de la señora no sabían ni donde estaba", explica la fuente.

El hijo de Armando, ante la desconfianza por lo que vivió con el primer féretro, vuelve a pedir que abran la caja para corroborar que esta vez sí se lleva a su padre. "Cuando abren era un hombre chino, residente del Barrio Chino de La Habana".

Finalmente, tras un "escándalo" de la familia en el centro hospitalario, apareció el cadáver de Armando y pudo ser enterrado pasadas las 5 de la tarde en Güira de Melena, su ciudad natal. "A saber cuántos cadáveres hay enterrados de manera equivocada. Si no hubiésemos insistido en abrir la caja, nunca nos hubiéramos enterado", se queja el familiar.

Con el colapso de los servicios sanitarios y fúnebres, han surgido decenas de denuncias de cadáveres que pasan horas y hasta días en una vivienda o una institución estatal. En una habitación del hotel Puntarena de Varadero, en Matanzas, que funciona como centro médico para casos positivos a covid-19, el cuerpo de un viajero pasó más de dos días sin que las autoridades lo recogieran. En un video publicado en redes sociales a inicios de julio pasado, se vió en la entrada de la habitación un balón de oxígeno y luego la silueta de las extremidades inferiores del cadáver tendido en una cama tapado con una sábana blanca.

En Ciego de Ávila, el hermano de Lisveilys Echenique falleció en su casa después de pasar 11 días con covid y sin recibir atención médica. El cadáver llevaba más de siete horas en la sala de la vivienda y no llegaba una ambulancia a recogerlo. "La situación en Cuba está precaria. El Gobierno no quiere pedir ayuda y no hay médicos", denunció Echenique.

"La situación en Cuba está precaria. El Gobierno no quiere pedir ayuda y no hay médicos"

Tras mucho insistir, una familia del municipio de Placetas, en Villa Clara, no pudo cumplir el deseo de Omar, un paciente de covid-19 que pidió ser incinerado si moría. "El carro [fúnebre] no tenía neumáticos en buen estado y no se pudo trasladar [el cadáver] a Matanzas, que era donde se encontró la posibilidad de hacerlo [cremarlo] porque en Santa Clara hay que esperar cuatro o cinco días para realizarlo", narra en una publicación en Facebook la esposa del difunto identificada como Nancita Ñanguita.

La mujer también denuncia que luego de que su esposo falleció el 15 de agosto último "por falta de una sala de terapia intensiva y mejores recursos", pasó cuatro horas en un pasillo del hospital. Transcurrido ese tiempo, la familia dedicó horas para encontrar un féretro.

"Por favor reflexionen señores dirigentes, para que puedan evitar el terrible dolor que siente uno al perder un familiar en sus manos sin poder hacer nada, ni la familia ni los médicos", solicita Nancita.

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