¿Qué cambiará este 10 de octubre?
Lo más significativo de lo que ocurrirá es que se espera que no ocurra nada significativo
La Habana/A pocas horas de que los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular tengan ante sí las boletas para elegir a los más altos cargos gubernamentales del país, muchos se preguntan si todo se reducirá a una formalidad para darle un barniz de legitimidad a la dictadura o si realmente traerá aparejado algún cambio sustancial.
Como se ha anunciado, a las 10 de la mañana se iniciará un proceso que consta de tres etapas. La primera, elegir al presidente, el vicepresidente y el secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular; la segunda, para los demás miembros del Consejo de Estado; y la última, elegir al presidente y vicepresidente de la República.
En realidad, no hay competencia y no se trata de "elegir" sino de aprobar las candidaturas únicas para cada uno de los cargos.
En realidad, no hay competencia y no se trata de "elegir" sino de aprobar las candidaturas únicas para cada uno de los cargos
Cada uno de los pasos se somete primero a un informe de la Comisión Nacional de Candidatura en el que se dan a conocer las propuestas. Luego, en cada etapa, el presidente del Consejo Electoral Nacional preguntará a los diputados si desean excluir a uno o varios de los propuestos; y, finalmente, se somete a votación de forma pública la aprobación de cada candidatura.
Solo entonces se procederá a depositar las boletas en las urnas.
Los diputados de la actual Legislatura se mantendrán en sus cargos hasta que concluya su mandato, en 2023. Los altos cargos elegidos no cumplirán en sus puestos los cinco años que establece la Constitución, sino el tiempo que resta del presente mandato.
Existe la percepción de que estas elecciones significan un paso determinante en el relevo generacional, sin embargo, en los requisitos para ocupar los cargos que serán votados, solo al presidente de la República se le exige tener menos de 60 años y más de 35. En la actual asamblea hay 490 diputados que son elegibles, pues 56 sobrepasan la edad máxima y 53 no llegan a la mínima.
Nada impide legalmente que en el Consejo de Estado permanezcan los octogenarios de la llamada generación histórica como Ramiro Valdés o Guillermo García o incluso que regresen, como podría ser el caso de José Ramón Machado Ventura.
Una de las peculiaridades de este proceso es que, en el caso, muy improbable, de que alguno de los candidatos no obtuviera los votos requeridos, la Comisión de Candidaturas Nacional tendría que presentar otra propuesta.
Nada impide legalmente que en el Consejo de Estado permanezcan los octogenarios como Ramiro Valdés o Guillermo García o incluso que regresen, como podría ser el caso de José Ramón Machado Ventura
Este punto hace suponer que la Comisión tendría que comenzar su trabajo desde el principio, a menos que entre sus papeles guarden celosamente un candidato de reserva.
Sin la presencia de la oposición en el Parlamento y dada la notoria ausencia de candidatos que compitan con diferentes plataformas políticas ante el electorado, resulta significativo leer en los medios oficiales la idea de que este proceso busca "un mayor equilibrio" y que las transformaciones introducidas en la Constitución y la ley electoral "contemplan una distribución de las funciones depositadas en los cargos principales, pero no de poderes."
Lo más significativo de lo que ocurrirá este 10 de octubre es que se espera que no ocurra nada significativo.
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