La canadiense Sherritt y el régimen cubano manejan sus negocios a través de una discreta sociedad en Barbados

Esa isla caribeña ofrece la discreción que necesitan para protegerse de la Helms-Burton

Instalaciones de Energas en Boca de Jaruco.
Instalaciones de Energas en Boca de Jaruco. / Cubadebate
14ymedio

23 de enero 2025 - 14:00

La Habana/Para sostener negocios con el régimen cubano, el gigante minero canadiense Sherritt International utiliza múltiples vías para esquivar las sanciones de Washington. Con verdaderas acrobacias empresariales que se ejecutan desde Suiza hasta las Islas Caimán, la compañía se protege de la Ley Helms-Burton, la herramienta por excelencia de EE UU para obstaculizar los movimientos financieros de La Habana. 

Inscrita en Barbados, la empresa subsidiaria conocida bajo las siglas Sicog (Sherritt International Cuba Oil & Gases Limited) es uno de los instrumentos de ambas partes para preservar el secretismo de sus transacciones, explica a 14ymedio el empresario William Pitt, un observador de los negocios mineros del régimen, que expropió a su familia múltiples propiedades de valor petrolífero en 1960.

En la Gaceta Oficial publicada el 25 de octubre de 2023 se aludía a Sicog como una “compañía barbadense”. El nombre de Sherritt se omite en todos los artículos del apartado, que renovaba la autorización para que la empresa se mantuviera inscrita en el Registro Nacional de Representaciones Comerciales Extranjeras. 

El texto también definía –con suma ambigüedad– las competencias de Sicog: “la comercialización y explotación de petróleo en Cuba, así como la atención de las inversiones que se desarrollan en las esferas del petróleo, níquel, turismo, agricultura, azucarera y financiamiento”, prácticamente todos los rubros que aportan divisas fuertes a Cuba, a excepción de la comercialización de servicios médicos. 

Lo que el régimen no permite a Sicog es "importar y exportar directamente con carácter comercial"

Lo que el régimen no permite a Sicog es “importar y exportar directamente con carácter comercial, ni distribuir y transportar mercancías en el territorio nacional”. 

A pesar de que Sherritt no se menciona en el apartado dedicado a Sicog, en la misma Gaceta hay una autorización a otra empresa subsidiaria de la canadiense: Sherritt International Investments Limited, también afincada en Barbados. 

Sherritt International Investments Limited tiene atribuciones similares a las de Sicog, según la Gaceta: “atender las inversiones en Cuba en las esferas del petróleo, níquel y electricidad”. Sin embargo, se le prohíbe importar y exportar, así como “emitir facturas comerciales”. 

“Barbados es un paraíso fiscal”, señala Pitt, aunque el país ha modificado recientemente su legislación con la creación de un impuesto corporativo —muy bajo, con un máximo del 5,5%—, para conseguir su exclusión de la lista negra de los paraísos fiscales. “En ese país no existen requisitos para una junta general anual, ni requisitos de informes, contabilidad o auditoría para las empresas. Solo se requiere un accionista y un director que ni siquiera tienen que ser residentes. De hecho, pueden ser la misma persona o entidad”. 

Aunque Sherritt está obligada –por las regulaciones de la bolsa de valores de Canadá– a reportar determinados datos, empresas como Sicog contribuyen a que el gigante minero limite sus informaciones públicas y opere con poca transparencia. 

La ventajosa discreción que ofrece Barbados al régimen y a Sherritt no tiene igual. “Toda la información privada, como el registro de directores y oficinas, o el registro de accionistas, se mantiene alejada del público. Los documentos corporativos relacionados con la empresa se pueden almacenar en cualquier parte del mundo”, añade el empresario. 

Sicog tiene un solo accionista, que según Pitt le dio derecho a la compañía a "no tener que celebrar mítines ni juntas anuales"

Sicog tiene un solo accionista, que según Pitt le dio derecho a la compañía a “no tener que celebrar mítines ni juntas anuales”. Puede también cambiarse el nombre fácilmente –otro mecanismo para eludir sanciones–, sin contar con otras partes. 

A Sherritt le interesan tres tipos de negocios con Cuba: la energía, el petróleo y el gas, y la minería, enumera Pitt. La compañía se ha ido retirando de otros sectores en los que antes tenía intereses, como los hoteles y otros centros turísticos. La Isla tiene una deuda millonaria con el gigante canadiense que se paga a través del llamado “canje por cobalto” de 2022, que le permite explotar este mineral en sus plantas de Moa (Holguín).

Sherritt construyó las plantas eléctricas de Varadero, Boca de Jaruco y Puerto Escondido —tres joyas de la corona energética en el occidente cubano—, en las que tiene una participación del 33% en asociación con la estatal Energas.

En Varadero, explica Pitt, Sherritt y Energas operan una planta conectada a una subestación eléctrica con una capacidad de 173 megavatios (MW). “La planta tiene dos instalaciones mutuamente integradas entre sí, que procesan el gas obtenido de los pozos de petróleo cercanos a la planta transformándolo en gas limpio y seco el cual se utiliza para alimentar las turbinas”. 

Puerto Escondido, por su parte, consiste en “dos plantas de procesamiento de gas crudo, turbina de gas, y generador eléctrico con una capacidad de energía de 20 MW”. Por último, Boca de Jaruco, a 50 kilómetros de La Habana, es la más grande de las tres instalaciones y la quinta planta que más electricidad produce en Cuba. Su estructura es similar a la de Varadero y su capacidad es de 313 MW. “Esta planta envía gas natural producido por los pozos por tuberías hacia La Habana para suministrar el gas natural con que cocinan más de 280.000 familias y restaurantes de la capital cubana”. 

Puerto Escondido, por su parte, consiste en "dos plantas de procesamiento de gas crudo, turbina de gas, y generador eléctrico"

A pesar de los esfuerzos de Sherritt para mantener a flote sus intereses en Cuba, la Isla ha demostrado ser un proyecto trabajoso y poco fructífero. 

Con dos ciclones y una crisis integral que afectó a toda la industria, 2024 fue un año catastrófico para las instalaciones que opera el gigante canadiense en Cuba. Con apagones constantes ya desde el inicio del año –el déficit previsto para este miércoles era de 1.270 MW–, no parece que 2025 vaya a ser muy diferente.

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