El canciller cubano acusa a EE UU y Facebook de promover "un escenario inexistente" para el 15N

La Habana/La ofensiva contra el 15N ha llegado al terreno de la diplomacia. El canciller Bruno Rodríguez Parrilla reunió este miércoles al cuerpo diplomático acreditado en la Isla para vender el mensaje oficial contra la Marcha Cívica por el Cambio convocada por la plataforma opositora Archipiélago para el próximo lunes.

El ministro dedicó gran parte de su discurso a responsabilizar a EE UU de las protestas en la Isla. En resumen, Rodríguez Parrilla buscó allanar el terreno para justificar la previsible represión el 15N y curarse en salud ante las críticas de la comunidad internacional.

El ministro de Relaciones Exteriores no se apartó una coma del discurso oficial e incluso repitió mensajes lanzados por sus compañeros. "No van arruinar nuestra celebración", dijo Rodríguez parafraseando a su jefe, Miguel Díaz-Canel y su "nadie va a aguarnos la fiesta" pronunciado días atrás en la clausura del Séptimo Periodo ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional.

"Pueden recorrer nuestras calles y verán la alegría de los cubanos ante este momento de apertura de nuestro país y de cercanía de un nuevo año"

El canciller señaló que el próximo día 15 se produce la reapertura del país, la reactivación del turismo y, vinculado a ello, de la economía; y que, coincidiendo con ello, se busca desestabilizar el país y dañar la paz social desde el exterior. "Pueden recorrer nuestras calles y verán la alegría de los cubanos ante este momento de apertura de nuestro país y de cercanía de un nuevo año", dijo Rodríguez, para quien no hay, según dijo, críticos autóctonos de Cuba.

Según el ministro, hasta 29 funcionarios y políticos influyentes de EE UU han hecho, a fecha de este 10 de noviembre, declaraciones "dirigidas a orientar e instigar acciones de desestabilización". Además, repasó las habituales acciones malignas de Washington entre las que incluye el caudal de dinero destinado a medios de comunicación independientes para "convertir un escenario inexistente en una supuesta realidad". A esa prensa alternativa la califica Rodríguez como "una poderosa maquinaria comunicacional", a pesar de que dentro de Cuba la mayoría de esos medios están bloqueados por su Gobierno, que tiene el monopolio mediático en la Isla.

El canciller también insistió en que el embargo, que no se ha visto contenido ni siquiera por la Administración de Joe Biden, que había prometido en campaña relajar algunas medidas aprobadas por el ex presidente Donald Trump, pretende provocar sufrimiento en la población para que explote contra las autoridades cubanas. En este sentido, negó que desde EE UU se hayan enviado donaciones de material médico durante la pandemia, incluido el oxígeno en el momento de mayor demanda y atribuyó los materiales procedentes de este país a las donaciones privadas.

Del mismo modo, hizo referencia a la alimentación, agradeciendo la comida que ha llegado desde asociaciones y personas solidarias de EE UU pero nunca desde el Gobierno.

El canciller también ha alertado de que Facebook está permitiendo actividades ilegales en Cuba, en referencia inequívoca a los grupos en los que los activistas de la oposición se organizan y comparten contenido

El canciller también ha alertado de que Facebook está permitiendo actividades ilegales en Cuba, en referencia inequívoca a los grupos en los que los activistas de la oposición se organizan y comparten contenido de manera pacífica y sin llamar a la violencia. "Facebook podría ser severamente demandada por esta práctica contra Cuba", advirtió.

También Rodríguez ha denunciado que EE UU trata de boicotear las vacunas cubanas que, subrayó, han funcionado, impidiendo que los inmunizados con Abdala y Soberana 02 viajen a su país. Además, ha sostenido que se comportan de manera cínica al facilitar becas "a ciudadanos cubanos en condición irregular sin certificados de vacunación" y también al ofrecer unas pocas vacunas (un millón de dosis) justo cuando se está acabando de inyectar a la población.

En la lista de afrentas que el ministro desgranó también incluye las supuestas amenazas y agresiones a sedes diplomáticas cubanas por todo el mundo, haciendo mención específica a la de Barcelona, y a la prensa extranjera acreditada en Cuba a quien, dijo, atacan por "supuestamente no reflejar lo que sucede en Cuba".

Dicho todo esto, el canciller ha instado a la comunidad internacional, presente allí por medio de sus diplomáticos, a defender a Cuba de los ataques de EE UU. "Algunos de los diplomáticos sufren la presión para que se sumen a estos actos, pero sé que no lo harán porque son respetuosos a la Convención de Viena y saben perfectamente lo que pasa o no en Cuba", apeló Rodríguez, que afirmó que Washington está desacreditada internacionalmente por su comportamiento hacia Cuba.

"Despejen ese sueño, despierten de ese espejismo. No va a ocurrir, es una política disfuncional, obsoleta, anclada en el pasado", instó el canciller, y añadió que EE UU estaba expuesto al "aislamiento internacional". En los últimos días, sin embargo, las advertencias le están llegando al Gobierno cubano desde varias instituciones, algunas de ellas relevantes para su supervivencia económica, como la Unión Europea, en caso de que inicien una oleada de detenciones y violencia el próximo día 15, algo que parece inevitable.

"Utilizaremos las leyes. No permitiremos que se invoque la Constitución para violentarla. Impediremos cualquier forma de intervención. Durante 60 años hemos defendido y defenderemos la patria al precio de nuestra vida"

"Utilizaremos las leyes. No permitiremos que se invoque la Constitución para violentarla. Impediremos cualquier forma de intervención. Durante 60 años hemos defendido y defenderemos la patria al precio de nuestra vida", dijo Rodríguez, que llamó a EE UU en varias ocasiones a no desperdiciar el dinero de los contribuyentes en esta "guerra inútil" contra Cuba.

Entre las últimas demandas del canciller estuvo, paradójicamente, que cese el "hostigamiento contra cubanos o amigos que se expresan en defensa del Gobierno", un beneficio que el régimen no parece dispuesto a dar a cambio a quienes se manifiestan en sentido contrario.

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