Capas de pintura y autobombo en Sancti Spíritus por celebrar el 26 de Julio

Sancti Spíritus/Incluso en medio de la crisis más penosa que ha enfrentado la Revolución, el régimen cubano insiste en recordar cada año su “estirpe rebelde” otorgando a una provincia la primacía en los actos por el 26 de Julio. Desde el pasado 14 de junio es Sancti Spíritus la que ostenta la sede, un “reconocimiento” que los cubanos ven más como una oportunidad para remozar la ciudad que para rendir honores a los asaltantes del cuartel Moncada.

Las autoridades “afincaron la bota” –como recomendó en la provincia días atrás Ramiro Valdés– y, desde el anuncio de que será en ese territorio en el que se lleve a cabo el acto central de la efeméride, en los medios oficiales de Sancti Spíritus parecen haber desaparecido los problemas. El 100% de sus contribuyentes pagaron sus impuestos en 2023, la mortalidad infantil en el primer semestre de este año es –sospechosamente– la segunda más baja del país y la Construcción, uno de los peores sectores de la Isla, avanza gracias a las miniindustrias.

Ese es, al menos, el Sancti Spíritus que vende la prensa oficial, engalanado para recibir a los altos cargos del Gobierno y, con suerte, al propio Raúl Castro.

Desde el interior de sus calles, sin embargo, la realidad que se vive es otra. Los 10 kilómetros de asfalto que se dedicaron a reparar las vías de la provincia se centran todos en un solo tramo: la carretera que une el municipio de Cabaiguán y la ciudad cabecera, y que conecta a la vez con la Autopista Nacional. Es decir, una alfombra flamante de chapapote por la que entrarán los ministros y funcionarios a la ciudad para el acto.

Lo mismo ha ocurrido con las fachadas de restaurantes estatales, como el Dinos Pizza, al que añadieron sombrillas y asientos en el portal, pero por dentro las botellas en exhibición están vacías y los precios no descienden de los 200 pesos.

Otras de las “beneficiadas” por la parafernalia estatal han sido las farmacias y bodegas. Las más cercanas al centro y, por supuesto, a las rutas que harán los funcionarios, ostentan colores azules, rosados y rojos en sus fachadas que todavía huelen a pintura fresca. Las goteras del interior y la escasez de productos, sin embargo, no han cambiado. “Pintura, mucha pintura. Pero nada de abastecimiento”, se quejaba a 14ymedio un vecino de Garaita, uno de los establecimientos “retocados”.  

Muchos locales estatales, algunos de ellos en el bulevar, se mantienen cerrados para conservar los retoques hasta el día 26, cuando sus puertas se abrirán con ofertas de alimentos y entretenimiento que los espirituanos no han tenido a su alcance durante mucho tiempo, y que difícilmente conservarán después de las festividades.

La prensa local tampoco ha tenido tapujos en adjudicar cierto “júbilo” al “pueblo espirituano”, alegando que el Comité Central del Partido le ha otorgado un gran “honor” a la provincia por “el trabajo que vienen realizando sus cuadros, estructuras de dirección, trabajadores y pueblo en general, como expresión de la voluntad popular por sacar al país adelante en medio de una situación económica particularmente compleja”.

Para conmemorar la distinción, el mismo día del anuncio los dirigentes locales celebraron el acontecimiento con los espirituanos, que de manera “espontánea” llevaban tambores y banderas cubanas.

Para los vecinos de Sancti Spíritus, sin embargo, ser la sede de los actos por el 26 de Julio solo equivale a evitar apagones por unos días o ver por fin que funcione el transporte público. Por lo demás, los arreglos parecen pocos y superficiales en comparación con los que obtuvieron otras provincias en años anteriores.