Cárdenas, una ciudad a caballo
La Habana/Tierra por la que desembarcó la bandera nacional y de donde parten cada año cientos de balseros, Cárdenas es una ciudad entre la prosperidad del vecino Varadero y su propio subdesarrollo. El 35 % de la población aún se traslada en coches de caballo, un medio de transportación que mantiene en movimiento la región pero que conlleva problemas higiénicos e ilegalidades.
El periódico Trabajadores ha publicado un artículo donde recoge las quejas de muchos cardenenses ante tal situación. La necesidad de un reordenamiento vial es una de las mayores demandas de quienes quieren contar con un transporte público acorde con los tiempos que corren.
La ocupación mayoritaria entre los trabajadores por cuenta propia de la zona es justamente la de transportista. Según las últimas estadísticas oficiales, unas 1.614 personas tienen licencia para ejercer esta actividad y, entre ellos, 677 ofrecen ese servicio en carretones tirados por caballos. La prensa oficial asegura que "se estima la existencia de unos 400 que laboran sin documentación".
El elevado número de transportistas privados con que cuenta la zona hace de éste un sector con cierto poder. Su peso en la vida económica y social de la región es tal que el gobierno local tuvo que anular una medida a principios de junio pasado con la que pretendía modificar las rutas de los coches de caballo. La protesta frente a la sede del Consejo de la Administración Municipal fue ampliamente reportada por la prensa independiente y varios activistas de Cárdenas.
"Sólo veo a la policía cuando viene a ponernos multas o a prohibirnos algo, pero si cualquiera de nosotros tiene un problema con un cliente que no paga o con otro chofer que nos tira el carro encima, entonces nunca aparece", se queja Misael, quien junto a su padre ha viajado desde el poblado de Santo Domingo para realizar este trabajo de manera ilegal. Como él, muchos otros se ganan la vida en un carretón o un bicitaxi.
Las autoridades no han encontrado otra solución que acribillar con multas a los dueños de carretones y coches
La ciudad cabecera de Cárdenas tiene un número elevado de pobladores que labora en los centros turísticos de Varadero. Eso hace que el poder adquisitivo de la zona se haya elevado en los últimos años y que las necesidades de transporte se hayan vuelto más acuciantes. "Yo no puedo llegar tarde al hotel donde trabajo, así que lo que me pidan por transportarme tengo que pagarlo", explica Clara, quien se desempeña como jefa de turno en un alojamiento de todo incluido para más de doscientas personas.
Los expendedores de alimentos se cuentan entre los principales críticos de los coches de caballos. Denuncian el hecho de que las calles se llenan de estiércol, moscas y mal olor que perjudican la venta de comida y bebidas a los transeúntes. Los vecinos de las calles por donde pasan esas rutas de transporte también piden una solución a los problemas higiénicos que ocasionan los animales.
Por el momento, las autoridades no han encontrado otra solución que acribillar con multas e inspecciones a los dueños de carretones y coches. Mientras no se ponga remedio a la situación actual, el paso constante de caballos será visto con molestia por unos y con agradecimiento por otros. Con su sonoro andar, este medio de transporte logra que Cárdenas se mueva a un ritmo que recuerda más al medioevo que a la modernidad, pero es lo que hay.
