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La carrera desesperada de Ciego de Ávila para terminar un acueducto el '26 de julio'

La orden llegó del jefe de la Defensa Civil, pese al poco avance de la obra para dar agua a los vecinos de Florencia

A pie de obra solo había siete albañiles de la 'mipyme' Bécquer que se comprometieron con el Partido Comunista y el gobierno provincial a cumplir la "tarea" / Invasor
14ymedio

12 de junio 2024 - 13:05

La Habana/Los militares cubanos se presentaron este lunes en las obras del acueducto de Florencia, en Ciego de Ávila, para persuadir a los constructores de acabarlo para la mayor efeméride del régimen, el próximo 26 de julio. La urgencia tiene una explicación: el municipio, que nunca ha contado con un depósito de esa envergadura, ve cómo su embalse –al 24% de su capacidad– va por el mismo camino que la presa Zaza, a punto de secarse por completo. 

Según comprobó este martes 14ymedio, el embalse espirituano –que es, al menos en estructura, la mayor presa de Cuba– no llega siquiera a la parte inferior del medidor y las autoridades sitúan en sólo un 13% el estado de la presa. En Zaza, optaron por la pesca frenética, mientras en Ciego de Ávila el Gobierno invirtió 25 millones de pesos en el plan B que es el acueducto. Sin embargo, no ha habido avance y las obras apenas van por la mitad del plan. Alarmado por la demora, el jefe nacional de la Defensa Civil, el octogenario general Ramón Pardo Guerra, viajó este lunes a Florencia con una comitiva. Su mensaje: hay que terminar el acueducto “en saludo al 26 de julio”. 

Llegar a la meta fijada por el militar parece, como mínimo, difícil. A juzgar por las imágenes publicadas en la prensa oficial, hace pocos días solo se habían echado los cimientos y dispuesto un cuadrante de cabillas. A pie de obra solo había siete albañiles de la mipyme Bécquer que, no obstante, se comprometieron con Pardo, el Partido Comunista y el gobierno provincial a cumplir la “tarea”. 

La empresa Bécquer colabora con la Unidad Empresarial de Base Cuito Cuanavale, cuya “inacción” provocó el retraso en el acueducto

La empresa Bécquer colabora con la Unidad Empresarial de Base Cuito Cuanavale, cuya “inacción” provocó el retraso en el acueducto. Entrevistado por Invasor, el delegado de Recursos Hidráulicos en Ciego de Ávila, Edwin González, enumeró todo lo que queda por hacer: la Bécquer debe instalar una balsa flotante y la Cuito Cuanavale una tubería de 160 milímetros; colocarán también dos bombas sumergibles; construirán tres unidades potabilizadores y ampliarán en 6,2 kilómetros la red hidráulica. “Se poseen la mayoría de los recursos”, aseguraron, para completar en poco más de un mes lo exigido por el general.

Florencia es el único municipio de Ciego de Ávila que no tiene acueducto. Localidad de montaña y con menos de 20.000 habitantes, unos 1.515 dependen de que los camiones cisterna acudan –en “ciclos muy alargados”– a las zonas más intrincadas para llevarles agua. De hecho, admiten, “la mayoría de las veces (las tres pipas) ni siquiera cumplen su encargo”. Otros 5.302 dependen de la red hidráulica que se alimenta de la presa, azotada desde hace meses por la sequía. 

Construido hace más de 30 años, el embalse solo tiene hoy 14 millones de metros cúbicos de agua

Construido hace más de 30 años, el embalse solo tiene hoy 14 millones de metros cúbicos de agua. La emergencia es clara si se compara el dato con lo que la presa logró registrar en mayo de 2018: 91 millones de metros cúbicos. El mes siguiente, la cifra fue de 86,4 millones, lo cual representaba un 108% de su capacidad. La presa gozaba entonces de una temporada de lluvias y del “escurrimiento” del río Jatibonico, que fue beneficioso para la pequeña central hidroeléctrica de Florencia, a la cual la prensa oficial no hace referencia este martes. 

Este año, teniendo en cuenta las previsiones de sequía, la presa va camino a alcanzar su nivel más bajo, los 10 millones de metros cúbicos registrados en 2017. Entre el acueducto inacabado y el embalse en picada, los avileños son quienes llevan la peor parte. En el municipio cabecera hay cuatro estaciones de bombeo con paneles solares y dos tanques de 55 metros cúbicos que se usan para guardar agua, pero no es suficiente. 

En la parte más alta e intrincada del municipio, a unas 300 casas no les llega el agua desde hace un mes. Los guajiros de la zona se han quejado del impacto que ha tenido la falta de agua en sus cultivos y advirtieron de que, mientras el abasto –aunque sea a través de pipas– no sea estable, no podrán cumplir con sus entregas. 

Por su parte, la viceprimera ministra Inés María Chapman, que visitó Florencia en abril, fue tajante sobre el tema, y dijo que “el uso de los camiones cisternas debía eliminarse lo antes posible, porque el consumo de combustible en esa función resultaba demasiado”. 

A la situación se suma el hecho de que la zona, históricamente, ha sufrido largas sequías. Con apagones y un proyecto de acueducto en las montañas que no acaba de cuajar, se confía en que al menos la ley de gravedad les sea favorable a los residentes en el municipio avileño. El dictamen de la prensa oficial es poco optimista y: “Florencia está a contrarreloj”, asegura. “En esa carrera, los lugareños cruzarán la meta pronto o desfallecerán”. 

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