Toda la verdad sobre el caso de Alejandro Gil
O cómo la falta de transparencia nos otorga el derecho a especular
La Habana/Aunque no esté escrito en ninguna parte, parece lícito afirmar que la ausencia de información transparente de parte de los gobiernos otorga a la prensa y a analistas independientes el derecho a especular.
Los que mandan en Cuba, desde los poderes que dimanan de la ocupación de sus cargos, prometieron que habría transparencia en el proceso que se seguiría contra Alejandro Gil, ex vice primer ministro y ex ministro de Economía. Pero en lugar de transparencia ha primado la opacidad, por no decir el más oscuro secretismo.
Después de aquella "Nota oficial del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República" publicada en Granma el 7 de marzo de 2024, el único comentario que se ha escuchado al respecto de una fuente oficial fue el de la Contralora de la República Gladys Bejerano, que en una entrevista con la agencia EFE el 21 de mayo del año 2024 dijo que lo ocurrido con Gil se sentía "como una traición". Dos meses después fue removida de su cargo como parte del "proceso de renovación natural de los cuadros".
La Contralora de la República dijo que lo ocurrido con Gil se sentía "como una traición"
Ejerciendo el derecho a la especulación (sin llegar a abusar de él) otorgado por el secretismo gubernamental durante todo un año me atrevo a lanzar estas hipótesis:
Alejandro Gil es inocente de los cargos que le atribuyen y para sorpresa de sus amables interrogadores ha resistido todas las presiones para aceptar la culpa.
Alejandro Gil es culpable en parte o totalmente de los cargos que le imputan, pero ha amenazado con decir todo lo que sabe sobre los que están jerárquicamente por encima de su antigua posición, lo que ha impedido o demorado su indispensable presentación pública.
Los cargos que se le imputan podrían relacionarse con actos de corrupción, como apropiarse de fondos destinados al uso social o declarar como gastos de representación dineros que luego se embolsilló; nepotismo, al aprovecharse de su cargo para beneficiar a negocios particulares de familiares o amigos; adulterar en sus informes los datos reales de la economía con el propósito de aparentar éxito en su gestión, se pueden incluir datos escabrosos sobre su moralidad personal y lo que pudiera ser peor, acusarlo de pasarle información al enemigo o de que pretendió impulsar medidas destinadas a demoler el sistema socialista.
Y una última hipótesis: Nunca nos enteraremos de lo ocurrido.