"El cemento está perdido"

La recuperación del tornado agudiza el desabastecimiento de materiales de construcción

Algunos rastros de venta de materiales de la construcción están cerrados al público, como el de La Timba, y solo están atendiendo a damnificados. (14ymedio)
Algunos rastros de venta de materiales de construcción están cerrados al público, como el de La Timba, y solo están atendiendo a damnificados. (14ymedio)
Zunilda Mata

11 de febrero 2019 - 17:03

La Habana/Los vientos del tornado que afectaron La Habana hace apenas 15 días no solo han dejado miles de casas dañadas y cientos de familias que lo perdieron todo, también han profundizado el desabastecimiento de materiales de construcción en la red de comercio minorista, donde ahora falta el cemento, los muebles sanitarios y las losas.

"Teníamos planificado renovar la cocina y conseguimos el dinero para comprar todo lo que nos hace falta", cuenta a 14ymedio Osmel Rodríguez, un habanero de 58 años residente en el municipio de Cerro, una zona que no sufrió daños significativos con el tornado. "Ahora hemos tenido que paralizar los trabajos porque no hay cemento", lamenta.

En las tiendas en pesos convertibles un saco de cemento del tipo P350, usado para fundir placas de techos y mesetas para la cocina, cuesta unos 6 CUC. A pesar del precio, que significa una semana de salario para un profesional promedio, la demanda de este producto sigue siendo muy alta en un país con un 40% del fondo habitacional en regular o mal estado.

En las tiendas en pesos convertibles un saco de cemento del tipo P350, usado para fundir placas de techos y mesetas para la cocina, cuesta unos 6 CUC

"La pasada semana se nos acabó el cemento y no han vuelto a suministrar", explica a este diario un empleado del área de ferretería gruesa de la céntrica Plaza de Carlos III en La Habana. "Todavía no sabemos cuándo volveremos a tener, porque se están priorizando los rastros (locales de venta a granel) de las zonas más afectadas por el tornado", precisa.

"También tenemos problemas con los muebles sanitarios, los tanques plásticos para almacenar agua, las losas de piso y los azulejos para los baños", agrega. "El problema con el cemento viene de antes del tornado, porque desde hace dos años el abastecimiento es muy inestable y cuando entra el producto viene en pocas cantidades, pero en esta última semana sencillamente ha desaparecido".

La misma escena se repite en las más importantes ferreterías de la capital cubana.

Tras el paso del tornado el 27 de enero el Estado garantiza una bonificación del 50% en el costo de los materiales de construcción para las personas con viviendas dañadas por el desastre en los barrios de Luyanó, Regla, Guanabacoa y Santos Suárez y del 70% del importe de los depósitos de agua, según precisó Lourdes Rodríguez, directora general de Atención Institucional, del Ministerio de Finanzas y Precios.

Pero el volumen de los daños supera con creces el ritmo con el que el país puede producir o importar muchos de estos materiales. Las últimas cifras oficiales ubican en 3.513 los inmuebles perjudicados por el tornado, aunque la cifra crece cada día en la medida en que las familias se inscriben en el registro de daños que se está elaborando en varias oficinas abiertas para la ocasión.

La industria cementera nacional lleva décadas a media máquina, tras la caída del campo socialista y el fin de los subsidios soviéticos. En 2016 solo se produjeron un poco más de 1,4 millones de toneladas de cemento gris, una cifra que queda muy lejos de los 5,2 millones que alcanzó en ese mismo año, en la República Dominicana, según un informe de la asociación de productores.

"Me dieron un bono para comprar arena, cabillas (acero), cemento y un tanque de agua", detalla Moraima, propietaria de una vivienda que perdió parte del techo y la pared de la fachada en La Colonia, un barrio del municipio de Regla próximo a la bahía de La Habana. "Fuimos al rastro y tienen los materiales, pero todos los trabajadores me han dicho que me apure en comprarlos y trasladarlos hacia mi casa porque hay inestabilidad en el suministro".

"Ahora el problema va a ser vigilar todo esto", opina Moraima. "Porque la necesidad es mucha y tener todos estos materiales fuera de la casa será un dolor de cabeza". En la cuadra donde vive esta reglana los vecinos se turnan para custodiar los bloques, las lomas de cemento y las ventanas de metal que han ido llegando para la reconstrucción.

"Estamos rezando para que no llueva porque si no mucho de este material se nos puede echar a perder y ya nos aclararon que no habrá segunda vuelta en las entregas, lo que se pierde o se dañe no tiene reposición bonificada", explica.

En los alrededores de la ferretería de la calle Reina esquina a Lealtad, los vendedores informales susurran su mercancía. Uno de ellos, ataviado con una gorra que dice "100% cubano" explica el listado de productos que tiene en oferta. "Lavamanos, duchas 'de teléfono', pintura de vinil, arena, gravilla y cemento". Pero el precio del saco de P350 que antes podía comprarse entre 6 y 8 CUC en el mercado negro ahora ronda los 10.

"No puedo bajar el precio", responde a un cliente que intenta regatear. "El cemento está perdido y ahora mismo mover un saco es tremendo peligro"

"No puedo bajar el precio", responde a un cliente que intenta regatear. "El cemento está perdido y ahora mismo mover un saco es tremendo peligro", asegura. Es frecuente que tras los daños que deja el paso de huracanes y tormentas tropicales, la Policía refuerce los controles sobre la venta informal de materiales de construcción.

"Están controlando los camiones y hasta los bicitaxis que ven con sacos que pueden ser de cemento, arena y recebo", cuenta a este diario el vendedor informal. "Ya le han puesto multas a dos amigos míos que se dedican también a este negocio y les confiscaron toda la mercancía". La mayor parte de estos materiales "gruesos" que se venden en las redes ilegales proviene de los rastros.

Los comerciantes los compran al por mayor en estos locales de venta a granel, los envasan nuevamente y los revenden al menudeo sacando una buena tajada. "Pero ahora la cosa se ha puesto mala en los rastros y solo le están vendiendo a gente que venga con los papeles de afectados", asegura.

"Estamos cerrados al público y solo estamos atendiendo a damnificados", repetía en tono categórico este viernes un empleado del rastro ubicado en la barriada de La Timba a pocos metros de la Plaza de la Revolución y lejos de las zonas por donde pasó el tornado. Su afirmación despertó frases de inconformidad entre los clientes que llegaban para abastecerse de materiales para sus renovaciones domésticas.

"¿Y ahora los que estamos construyendo qué hacemos?", protesta un joven que había llegado para comprar un poco de arena y de cemento. "Tengo la obra paralizada, los albañiles contratados y todo el trabajo de meses sin poder terminarse porque me faltan unos sacos de cemento". Un vendedor informal se acerca, le habla en voz baja y, tras unos minutos de conversación, ambos se alejan en un pequeño triciclo hacia una casa cercana.

En 2017 fue destapada una red de reventa de materiales de construcción en Pinar del Río y siete personas fueron condenadas por los delitos de acaparamiento y venta ilegal de cemento y barras de acero, entre otros productos. Tres de ellos recibieron penas de un año de privación de libertad y cuatro pasaron 10 meses en la cárcel.

"Este negocio tiene sus riesgos, sobre todo cuando hay una situación de emergencia", comenta un vendedor de cemento y acero. "Es el momento en que más ganamos pero también cuando es más peligroso hacerlo".

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