La cerveza española triunfa en Cuba por ser mejor y más barata que la nacional

"La Bucanero hay que tomársela junto a la aspirina porque da tremendo dolor de cabeza"

La española Mahou ha ganado popularidad en Cuba en los últimos tiempos.
La española Mahou ha ganado popularidad en Cuba en los últimos tiempos. / Captura / Cubavisión
14ymedio

17 de junio 2024 - 15:53

Madrid/A los cubanos no les gusta la cerveza nacional por ser de peor calidad y más cara que la importada, y a esto se debe el éxito de las marcas españolas, que han hecho de la Isla su segundo mercado internacional. En 2023, el 20% de las exportaciones de los fabricantes españoles fueron a Cuba, justo detrás de Portugal, que adquirió el 22%, y por delante de Reino Unido y Francia. Los datos se extraen del Informe Socioeconómico sobre el sector, presentado por los empresarios la pasada semana. Según el documento, las cerveceras españolas vendieron 4.160.000 hectolitros el pasado año, de lo que se desprende que 832.000 fueron adquiridos en la Isla.

De las declaraciones de Jacobo Olalla Marañón, director general de la asociación, al medio El Independiente, se desprende que los privados han podido tener un peso fundamental en ese crecimiento, ya que sitúa en 2021 el punto en que comenzaron a crecer, un 62%. En 2022 se dispararon otro 196% y, por último, en 2023 crecieron un 193% más. 

Las cerveceras españolas vendieron 4.160.000 hectolitros el pasado año, de lo que se desprende que 832.000 fueron adquiridos en la Isla

El empresario lo atribuye “a una mayor apertura comercial en Cuba tras la flexibilización de las importaciones, que, desde 2020, ha permitido la importación de cerveza y otros bienes diversos". Sin embargo, no se produjo en esa fecha ningún cambio de normativa de intercambio comercial en ese sentido y sí la autorización para la creación de empresas privadas, las 'mipymes'. El momento, en un contexto de pandemia, coincide también con la caída en picada de la ya exigua producción nacional, que ha agravado el desequilibrio comercial. 

También erróneamente, Olalla Marañón señala el crecimiento del turismo en Cuba como impulsor de la demanda de cerveza “en un país con una fuerte presencia de empresas hoteleras españolas". Aunque este último detalle sí es cierto y puede justificar el origen de las compras, el turismo en Cuba solo ha crecido en términos relativos, si se compara con el nivel cero de 2020, cuando el covid-19 obligó a cerrar por completo el sector. 

Desde ese punto, el turismo solo podía mejorar, pero está muy distante de los años previos, como en 2018, que marcó el récord del sector con 4,6 millones de viajeros internacionales. La progresión posterior ha mostrado signos de recuperación muy escasos, con menos de 600.000 turistas en 2021, 1,6 millones en 2022 y 2,4 millones en 2023, mientras la mayor parte de potencias del sector han recuperado o superado los datos anteriores a la pandemia.

La cerveza española llega en medio de la debacle de la producción local. En 2023 se produjeron en la Isla 1.245.700 hectolitros, algo más que los 816.000 del año anterior y el poco más de un millón de 2021. Sin embargo, es la mitad de lo que se fabricaba antes de la pandemia. En 2018, Cuba elaboró 2.646.800 hectolitros de cerveza y en 2019, 2.586.900. Incluso, el año de la irrupción del covid-19, en 2020, salieron de las industrias de la Isla 1.496.000 hectolitros de la bebida. Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) ponen en evidencia que la importación desde España ha crecido en relativa correlación a la debacle de la industria propia.

Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) ponen en evidencia que la importación desde España ha crecido en relativa correlación a la debacle de la industria propia

Los datos y, sobre todo , los gustos indican que la producción nacional no se ha recuperado después de la pandemia. Al no volver los turistas, que suelen estar dispuestos a pagar más por algo 'Made in Cuba', incluso si es más caro, y con las nuevas facilidades de importaciones de productos de mejor calidad, la cerveza nacional ha perdido terreno. 

Además, los cubanos son el principal mercado y los aficionados a la cerveza tienden a rechazar la bebida nacional porque la calidad "inestable" del agua afecta el sabor de la Cristal o la Bucanero. "La Bucanero hay que tomársela junto a la aspirina porque da tremendo dolor de cabeza", comenta a 14ymedio uno de los que se han pasado a la Mahou española.

A principios de este año, como parte de las medidas para estimular la producción nacional, Cuba introdujo un arancel especial a las bebidas alcohólicas y el tabaco del que quedó exenta la cerveza. Sin embargo, este abril se aprobó un nuevo decreto que grava también las importaciones de esta bebida, aunque el impuestos es un 10% inferior al de las que tienen mayor graduación. Del 10% general y 5% para la nación más favorecida que tenían antes, los importadores deben abonar ahora un 20% y un 10% respectivamente (un 30% y 15% en el caso de los cigarros, rones y otros destilados). Habrá que esperar al próximo año para conocer las repercusiones de esta subida arancelaria que, por el momento ya se está notando en el encarecimiento del producto nacional también. 

En paralelo, la nacional Bucanero aspira a mejorar su fabricación gracias a la inversión de la italiana Comac –de cuatro millones de euros– en el diseño y construcción de una nueva planta para la fabricación de toneles en Holguín. Con ella aspira a duplicar la producción de la fábrica que posee en la provincia desde 1990, que funciona ahora como empresa mixta en colaboración con la canadiense Cerbuco, subsidiaria de la belga Interbrew N.V. De ella salen 20.000 hectolitros mensuales en la actualidad, según la prensa oficial.

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