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Cienfuegos ya no merece llamarse la Perla del Sur

La basura invade las calles de la ciudad que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

En Cienfuegos abundan los desechos en las calles y las alcantarillas están tupidas / 14ymedio
Julio César Contreras

01 de septiembre 2024 - 14:29

Cienfuegos/Nunca antes la Perla del Sur –llamada así antaño por su pulcritud– había estado tan en riesgo de perder este calificativo como ahora. En Cienfuegos, fundada por 47 colonos franceses en 1819 y declarada Patrimonio de la Humanidad, hoy abundan los desechos en las calles y las alcantarillas están tupidas. No hay que trasladarse a zonas periféricas para constatar la suciedad imperante. Basta con recorrer algunas cuadras céntricas para percatarse de que el trabajo de la Empresa de Servicios Comunales deja mucho que desear. 

"La higiene aquí no es ni la sombra de lo que fue", asegura Antonia, vecina del emblemático hotel Roma, en la actualidad reducido a una fachada ruinosa. "La gente va tirando la basura a las esquinas en jabitas desechables, sacos o lo que encuentre. Todo eso se queda tirado en las aceras durante días, sin que nadie se preocupe por recoger ni siquiera los desperdicios que se van acumulando en el alcantarillado", se queja la mujer. 

Según la cienfueguera de 58 años, su sobrino, que trabaja como chofer en uno de los camiones de basura de Comunales, le ha comentado que "las condiciones laborales de esos obreros son muy malas. Muchas veces se ven obligados a realizar las recogidas de vertederos a mano limpia, porque no tienen ni guantes". Los camiones tampoco pasan con una frecuencia que permita que la ciudad se mantenga limpia porque hay "su negocio con el combustible asignado que, unido a la falta de vehículos, hace que los ciclos de limpieza no se cumplan”. 

No hay que trasladarse a zonas periféricas para constatar la suciedad imperante

En esta situación, es normal que los papeles, el nailon y las latas vayan a parar al alcantarillado de la ciudad, que a duras apenas cumple su función. Las tupiciones pueden verse lo mismo en el Parque Martí, que en la calle Santa Clara o en el malecón, comenta la cienfueguera. “Basta que caiga un mínimo aguacero para que el agua se estanque”, asegura.

Los trabajadores de la basura se ven obligados a realizar las recogidas de vertederos a mano limpia / 14ymedio

Yosvany, otra víctima del precario sistema de drenado de la ciudad, cuenta a este diario que hace unos días se le inundó su casa después de un temporal. El joven cienfueguero ha planteado el asunto –asevera– en todas las reuniones de rendición de cuentas, pero no se le ha dado solución a las inundaciones, que se producen especialmente en las zonas bajas. 

"Es muy triste ver como a orillas del mar se van formando vertederos con los desechos más inimaginables. Pero más triste aún es percatarse de que a las autoridades no parece importarle que el pueblo esté viviendo en semejantes condiciones sanitarias", lamenta. A Yosvani le preocupa que esta insalubridad termine en una crisis epidemiológica difícil de contener. 

"El delegado del Poder Popular sólo sabe decir que ha planteado el tema varias veces en el Gobierno, pero para quienes vivimos en determinados lugares, como Junco Sur o La Juanita, la basura literalmente está en cada esquina", declara con preocupación. "Yo mismo he ido a quejarme a todas las instancias posibles", zanja.

Los vecinos están preocupados de que esta insalubridad termine en una crisis epidemiológica difícil de contener

"Yo no sé si la cosa se arregla poniendo recolectores de basura en los barrios o contratando carretoneros para que recojan los desechos. Lo intolerable es que una provincia reconocida en Cuba por su higiene, esté hoy pasando por este abandono tan grande", critica Antonia, que vuelve al ataque contra Comunales. En la Perla del Sur apenas se ven cestos públicos y barrenderos. Más allá del centro histórico, la ciudad se pierde en una suciedad tangible.

Los desechos acumulados, los hoyos en medio de las aceras y las vías rotas que coinciden en cualquier rincón de la ciudad se han convertido en una visión cotidiana. Mientras, Antonia asegura que la fetidez de los vertederos que rodean su hogar se cuela por la puerta de su casa, sin pedir permiso. 

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