Cientos de agentes encubiertos vigilan las colas en La Habana

La Habana/Dos hombres vestidos de civil se acercaron la mañana de este sábado a un vehículo policial en la calle Infanta, La Habana, para rendir a los uniformados un reporte sobre una cola. Como ellos, cientos de agentes encubiertos vigilan por estos días las filas, con la misión de detectar "comentarios contrarrevolucionarios" y señalar a los clientes "conflictivos".

Los vigilantes son fácilmente reconocibles a pesar de tratar de camuflarse en la multitud. "Mira, aquel de la gorra azul es un seguroso", advierte una jubilada a otra que esperan por comprar pollo congelado en un comercio de la calle Belascoaín. "Lo sé porque desde que llegó lo único que hace es escuchar lo que la gente está conversando".

Unos minutos después, una patrulla de la Policía se acercó, el joven de la gorra azul habló con los uniformados y señaló a dos personas. Los policías procedieron a pedirles el carné de identidad a la pareja y se llevaron al hombre arrestado. La razón, haber dicho unos minutos antes que "este fin de año no hay carne ni vergüenza en este país".

"Mira, aquel de la gorra azul es un seguroso. Lo sé porque desde que llegó lo único que hace es escuchar lo que la gente está conversando"

Con el aumento de la crítica ciudadana, azuzada por las carencias económicas y los rigores de la pandemia, las autoridades se han lanzado a una vuelta de tuerca ideológica que se expresa en más agresividad en la propaganda de los medios, la reactivación de los actos de repudio y una estricta vigilancia en las calles.

Las colas para comprar alimentos, especialmente destinados a los festejos de fin de año, están ahora en el centro de la atención policial, también de la Seguridad del Estado, los militantes del Partido Comunista y los miembros de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

"Reactivar las brigadas de respuesta rápida en cada CDR dispuestas a no dar espacio a los elementos desafectos", puntualiza un documento difundido entre los miembros de esta organización oficial con instrucciones para "apoyar a las autoridades" en medio de la compleja situación económica que atraviesa la Isla.

"En la reunión dijeron que el imperialismo quiere derrotar a la Revolución en las colas y que hay que estar atentos", comentó a 14ymedio un jubilado del municipio Plaza de la Revolución que fue convocado para "salir al paso a todo el que hable mal de los líderes y de la Tarea Ordenamiento".

Entre las misiones asignadas al pensionado está "impedir que la gente esté haciendo fotos para subirla a las redes y denigrar nuestro modelo", explica. "Cualquiera que veamos con el móvil haciendo una foto o grabando un video podemos llamar a la policía, porque tenemos potestad para eso".

Con la llegada de internet a los móviles en diciembre de 2018 han aumentado significativamente los reportes y denuncias ciudadanas en las redes. Muchos internautas cubanos hacen uso de las nuevas tecnologías para informar sobre la corrupción, señalar la desidia del sistema y compartir memes contra los funcionarios.

Por estos días, entre las colas más vigiladas están aquellas para comprar la carne de cerdo y las cervezas que, a precios subvencionados, está distribuyendo el Gobierno por cada familia en La Habana, previa presentación de la libreta de racionamiento y el carné de identidad.

"Hace un rato se llevaron a un joven detenido por hacer una foto y a una mujer un militante del Partido le gritó que se fuera del país si no le gustaba el esfuerzo que estaba haciendo la Revolución"

"Todo el mundo está callado porque se sabe que en estas filas hay muchos oídos indiscretos", reconoce un cliente que este sábado esperaba en la calle 26 para adquirir la carne de cerdo a 40 pesos la libra. "Hace un rato se llevaron a un joven detenido por hacer una foto y a una mujer un militante del Partido le gritó que se fuera del país si no le gustaba el esfuerzo que estaba haciendo la Revolución".

La calidad y cantidad del producto ha contribuido a esas quejas. En la mayoría de los locales de venta no se permite trocear la carne. Tampoco ha alcanzado para todos, como advirtió el coordinador de programas del Gobierno provincial, Julio Martínez, quien explicó a la prensa oficial que la oferta "está muy lejos de la posibilidad de satisfacer las necesidades de la población".

Pero las críticas tendrán que esperar a las mesas familiares porque cualquier inconformidad dicha en una fila puede terminar con una multa o un calabozo, algo que nadie quiere para despedir este difícil año.

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