El cierre del "Costco chino" por una auditoría crispa los ánimos de los habaneros

Los clientes aseguran que el Estado cargó contra el comercio luego de que los medios independientes reportaron sobre el lugar

Decenas de habaneros se preguntan qué ha pasado con el llamado “Costco chino” cuando llegan al lugar y lo descubren cerrado
Decenas de habaneros se preguntan qué ha pasado con el llamado “Costco chino” cuando llegan al lugar y lo descubren cerrado / 14ymedio
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24 de agosto 2024 - 19:08

La Habana/La saga de la tienda China Import prosigue este sábado con decenas de habaneros que, ante su cierre “hasta nuevo aviso”, siguen acudiendo a sus inmediaciones a preguntar qué será del llamado “Costco chino” de Manglar y Oquendo. Según la información que ofrece un miembro del personal del edificio donde está arrendada, la tienda está siendo sometida a una auditoría. Junto a la cerca del establecimiento crecen tanto la crispación como la incertidumbre. 

Este viernes la tienda, ubicada en el municipio de Cerro, fue clausurada, un día después de que 14ymedio le dedicara un reportaje al prometedor establecimiento. Quienes se aglomeraban este sábado en China Import repetían que, tras la publicación, el Estado había cargado contra el comercio y provocado su cierre. 

La versión del cierre que circula entre los presentes es que el dueño de China Import, con origen en el país asiático, hizo que su esposa cubana figurara como propietaria oficial de la tienda. “El Chino”, como lo llama el miembro del personal de la instalación –donde hay otros seis negocios que arriendan las viejas naves industriales– “pidió que quitaran el teléfono (del cartel de la entrada) porque no lo dejaban ni comer ni dormir. Ahí lo que están haciendo es una auditoría y el Chino mandó a parar todo”. 

El dueño pidió que quitaran el número del cartel dejado en la entrada ayer, porque 'no lo dejaban ni comer ni dormir'
El dueño pidió que quitaran el número del cartel dejado en la entrada ayer, porque 'no lo dejaban ni comer ni dormir' / 14ymedio

“Si tú tienes un negocio pequeño y llegan (los inspectores) y te dicen ‘dame la licencia’, la enseñas y ya. Pero cuando es algo de esta dimensión, normalmente cuando vienen los ‘compañeros’ lo revisan. A lo mejor el lunes no está abierto, pero quizás sí abran el martes o el miércoles. El dueño dijo ‘cerrado hasta que terminemos’ porque él no puede estar en una cosa y otra. Tienen que entender”.

“La dueña es una cubana”, insistió el hombre, “aunque todo el mundo esté diciendo que es el Chino. Él es ciudadano cubano también, aunque nació en China”. En el edificio, dijo, están los almacenes de China Import. “Su dirección particular está en otro lugar”. Varios de los presentes no creyeron su explicación. 

Entre diatribas y gesticulaciones, varios de los presentes exigían a gritos la apertura del local. Otros criticaban el funcionamiento, a su juicio inestable, del sector privado y las mipymes. Alguno insultaba a la “revista”, como designaba impropiamente a los medios independientes que esta semana reportaron sobre el comercio.“Cerrar una tienda por lo que dijo una revista… ¡La revista va a seguir diciendo lo que le dé la gana!”, clamaba un cliente. 

Entre diatribas y gesticulaciones, varios de los presentes exigían a gritos la apertura del local
Entre diatribas y gesticulaciones, varios de los presentes exigían a gritos la apertura del local / 14ymedio

Este viernes, cuando 14ymedio llamó al contacto que todavía estaba disponible en una hoja de papel a la entrada de la cerca perimetral –ya no bajo la palabra “Chino” sino con el nombre de “Melissa”–, una persona con acento asiático reiteró que la tienda estaba cerrada y que esperaban “orientaciones”. 

Del frente de la gigantesca nave que ocupa el almacén, hasta hace pocos años parte de la vieja fábrica de jabones Sabatés, habían quitado el cartel con el nombre del comercio, dejando al aire las letras despintadas de “Suchel Debon”, la estatal a cuyas manos pasó tras la Revolución.

Algunos aventuraban entonces que el cierre pudo tener que ver precisamente con los precios: “Qué pasa, que ahora le dijeron al chino: no puedes vender a este precio, tienes que vender al que nosotros te digamos”. En cualquier caso, la clausura ha sucedido sin previo aviso. “Yo creo que ellos no se esperaban nada, porque ayer vinimos y nos dijeron vuelvan mañana y había el cartel y todo, y hoy lo tumbaron”, contaba una joven en el grupo que se aglomeró a primera hora.

Algunos clientes han aventurado que el cierre del negocio pudo tener que ver con los bajos precios que ofertaba

China Import, que se ofrecía como una tienda para mayoristas, albergaba filas interminables de estanterías con todo tipo de mercancías –ropa, calzado, artículos electrónicos y de menaje del hogar, perfumes– a precios entre tres y cinco veces más bajos que en el mercado informal. Tal y como explicó una empleada a este diario el miércoles, aceptaba moneda nacional, “al cambio del día” –como decían– los carteles bajo los productos, refiriéndose a la tasa informal, actualmente en unos 320 pesos por dólar, tanto en efectivo como en transferencia, pero de ninguna manera en billetes de menos de 200 pesos.

La condición para adquirir la mercancía, eso sí, no era fácil para cualquiera: gastar más de 50 dólares –equivalentes a 16.000 pesos según el cambio actual– y llevar los artículos en paquetes de demasiadas unidades.

El “Costco chino”, como lo llamó con sorna un cliente esta semana, ha corrido la misma suerte que el llamado “Costco cubano”, Diplomarket. Este supermercado, de venta en divisas, cerró a finales de junio pasado y su dueño, el cubanoamericano Frank Cuspinera Medina, fue detenido junto a su esposa, sin que hasta la fecha se sepa su paradero.

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