Las cifras oficiales de 2022 muestran la debacle del sistema de salud cubano

Madrid/La salud, que junto a la educación ha sido emblema por excelencia de la propaganda castrista desde los inicios de la Revolución, va cada vez peor en Cuba. La conclusión se desprende de los datos oficiales hechos públicos este lunes, luego de una reunión de trabajadores del sector encabezada por el primer ministro, Manuel Marrero, el viceprimer ministro José Luis Perdomo y el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda. En ella se hizo un balance de 2022, al que se refirieron como un año "complejo y desafiante".

Aunque los altos funcionarios culparon de la situación, como suelen hacer, al "recrudecimiento del bloqueo" de Estados Unidos a la Isla –que "impidió a Cuba adquirir medicamentos, equipos e insumos imprescindibles", en palabras de Portal Miranda, quien oculta que el embargo sí permite comprar medicinas, siempre que sea por adelantado–, también reconocieron que, a pesar de los "meritorios esfuerzos" realizados por el Gobierno, no se han cumplido los objetivos establecidos. "No estamos satisfechos", declaró Marrero.

Las cifras hablan por sí solas, y una de las más elocuentes es la de la mortalidad infantil. La tasa está en 7,5 fallecidos por cada mil vivos, más de dos puntos y medio por encima del dato de 2020, que fue de 4,9.

"Lamentablemente, no fue posible cumplir con el propósito para la tasa de mortalidad en menores de un año", se excusó el ministro de Salud, quien enumeró entre las razones el bajo peso de los recién nacidos o el elevado índice de embarazos en adolescentes.

Sin referirse a ningún caso concreto, Portal Miranda recordó que "se evidenciaron en algunos centros incumplimientos de normas higiénico-sanitarias, lo cual condicionó la aparición de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria y la ocurrencia de brotes institucionales, con particular incidencia en el programa de atención materno infantil".

"Lamentablemente, no fue posible cumplir con el propósito para la tasa de mortalidad en menores de un año"

El pasado enero, murieron 10 bebés prematuros en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre de La Habana, algunos de ellos de sepsis –infección generalizada– por lo que fueron destituidos o amonestados más de una decena de directivos del centro.

El ministro dijo este lunes que "la gestión hospitalaria presentó debilidades derivadas de problemas de dirección, organizativos y de recursos" y que "no se trabajó con el adecuado apego a los protocolos".

Marrero fue más duro en este tema, reconociendo que para las propias autoridades eran "una insatisfacción" las cifras mostradas, "lejanas a lo que nosotros mismos hemos sido capaces de alcanzar en tiempos anteriores".

Otro de los ejemplos del deterioro del sistema sanitario cubano es el descenso de la esperanza de vida en la Isla, de los 78,07 años en el período 2014-2016 a los 77,7 en 2018-2020. El ministro de Salud achacó la reducción al "elevado grado de envejecimiento poblacional", el aumento de "factores de riesgo" en "enfermedades crónicas no transmisibles" (como la hipertensión) y la "tendencia ascendente de la mortalidad prematura en adultos jóvenes menores de 60 años".

La primera causa de muerte en la Isla el año pasado, de hecho, fueron las enfermedades cardiovasculares (del corazón, con 296,5 defunciones por cada 100.000 habitantes, y cerebrovasculares, 102,7), seguidas del cáncer (227,3), la influenza y la neumonía (93) y los accidentes (51,6). Esta última incrementó su tasa en 1,6.

En la lista de las diez primeras causas de fallecimiento también están enfermedades crónicas pulmonares, diabetes, cirrosis y suicidio, al que la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei) siempre llama "lesiones autoinfligidas".

Por otro lado, descendió el número de consultas, más de 109 millones, unos tres millones menos que en 2021. El año pasado estuvo marcado, refirió, por "un incremento en el reúso [o sea, reutilización] de los dispositivos médicos", lo cual da idea de las carencias a las que se enfrenta la población.

Sin relacionarlo, los funcionarios también expusieron que el 29% de los consultorios están calificados "como regular y mal en relación a su estado constructivo", en palabras de la jefa de Atención Primaria de Salud del Ministerio, Ailuj Casanova Barreto.

La ciudadanía, reconocieron en la reunión, está disgustada. El ministro también señaló como uno de los principales problemas las deficiencias en "la organización de los servicios, así como en la conducción de procesos claves en la atención primaria y secundaria".

El primer ministro Marrero aseveró que "nada avizora un cambio brusco de las condiciones financieras que hoy limitan las actividades fundamentales del país"

En muchos lugares, prosiguió Portal Miranda, "es prolongado el tiempo de respuesta ante las emergencias sanitarias, lo cual estuvo provocado entre otros factores, por elementos organizativos y un bajo coeficiente de disponibilidad técnica de las ambulancias", de las que prestó servicio solamente un 39,6%".

A todo ese rosario de problemas, se suma un "aumento de los problemas en la infraestructura tecnológica, con obsolescencias y roturas de equipos médicos".

Joya de la corona del régimen durante seis décadas, el sector contó en 2022 con 465.015 trabajadores, de los cuales 24.188 fueron enviados a misiones internacionales, a un total de 58 países.

Sin embargo, el ministro de Salud destacó que no se está alcanzando "la adecuada preparación de todos los cuadros" y que tampoco se están completando las plantillas "entre otras causas por el efecto de la migración".

Frente a este panorama desolador, las autoridades no ofrecieron soluciones más allá del habitual voluntarismo. Más aún, el primer ministro Marrero aseveró que "nada avizora un cambio brusco de las condiciones financieras que hoy limitan las actividades fundamentales del país", por lo cual "tenemos que seguir trabajando de modo intenso en búsqueda soluciones, no solo para resistir, sino para continuar desarrollándonos".

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