Un colectivo de campesinos independientes pide la liberalización de la agricultura

La Habana/La Liga de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (Flamur) han iniciado una campaña dirigida al Gobierno cubano en el que demandan la liberalización de la agricultura en Cuba en el contexto de la crisis sanitaria del covid-19 que, a su juicio podría desembocar en una hambruna, por el mal estado de la producción agropecuaria y la dependencia de las importaciones, complicadas durante la pandemia.

Las demandas de la campaña, denominada Sin campo no hay país, se concretan en cinco propuestas: libertad de producción y distribución, para fijar precios y para importar y exportar sin intermediarios. Además, piden eliminar todos los impuestos durante diez años y la entrega de títulos de propiedad permanente.

Los demandantes recuerdan que ellos sí podrían comerciar directamente con EE UU, ya que las leyes solo impiden el intercambio con el Estado y sus empresas, pero no con los productores independientes.

Para ello recuerdan el caso de Nestlé, que en 2016 quiso comprar café a los campesinos cubanos y fue autorizado por la administración estadounidense, pero La Habana bloqueó el acuerdo a través de la oficialista Asociación Nacional de Agricultores Pequeños] (ANAP), que denunció que el objetivo era "influir sobre el campesinado cubano y separarlo del Estado".

"Por supuesto, la Anap no consultó a los campesinos para hablar en su nombre. Así cerraron la puerta a miles de millones de dólares de inversiones estadounidenses en el sector agrícola"

"Por supuesto, la Anap no consultó a los campesinos para hablar en su nombre. Así cerraron la puerta a miles de millones de dólares de inversiones estadounidenses en el sector agrícola", dice el comunicado.

El grupo pide al Gobierno que despolitice la agricultura, más aún teniendo en cuenta que importa el 80% de lo que se consume en el país, y que se fije en el ejemplo de Vietnam, que liberalizó el sector durante una hambruna en 1986 y apenas tardó cuatro años en ser autosuficiente y tener excedentes.

Aunque reconocen que Raúl Castro durante las reformas que llegaron al inicio de su mandato favoreció la producción agropecuaria, lamentan que se mantuvieran los precios topados, el control por parte de la estatal Acopio y "la represión de los vendedores y carretilleros urbanos".

"Después de seis décadas de fracasos estatales, a las puertas de una catástrofe nacional, mantener el bloqueo interno a los productores privados es un crimen y una colosal estupidez", advierten.

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