La falta de combustible obliga a empujar los autos hasta los servicentros en La Habana
La crisis vuelve a llegar a un punto muerto y las colas se multiplican junto a las gasolineras
La Habana/Es mediodía en La Habana y el sol chispea sobre el capó de los carros que esperan junto al servicentro de San Rafael e Infanta. La cola ya es tan sofocante como la del pasado mayo, cuando la crisis de combustible llegó a su cénit y las autoridades invitaron a los choferes a "aprovechar" el tiempo de espera, "hacer amistades" o jugar dominó mientras se marcaba el turno.
Ahora ya no queda margen ni siquiera para ironizar sobre la situación. La carencia de combustible es tal que muchos choferes se ven forzados a empezar un viacrucis por las calles habaneras: con la ayuda de uno o dos "socios", hay que empujar el carro desde los garajes hasta la estación.
"Está todo el mundo 'seco'", lamentaba un taxista que esperaba vencer la cola, que ya rebasa San Rafael, dobla por Zanja y le da vuelta a la cuadra. "Lo que hace falta es que no llegue el racionamiento según el municipio", añadía, recordando la funesta medida del Gobierno que, en lo peor de la carestía, impedía que se pudiera comprar combustible en cualquier establecimiento de la ciudad.
La espera interminable por un turno y las colas imposibles –de varias horas y a pleno sol– parecían haberse aliviado, pero con la llegada de agosto la situación vuelve a alcanzar un punto muerto.
Un KIA destartalado y con los focos rotos, un Renault con la chapistería cuarteada, los Lada de siempre, esperan junto a cocotaxis y motos. La cola hace iguales a todos los vehículos e impone sus miserias en La Habana, una ciudad a la que –como a los carros– ya nadie tiene fuerzas para empujar.
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