Los comerciantes de Sancti Spíritus se rebelan contra los precios topados y dejan las tarimas vacías
"Con esto muerto todos perdemos, nadie gana", asegura un joven empleado ocasional de la Plaza del Mercado
Sancti Spíritus/La rebelión de las tarimas vacías ha llegado a Sancti Spíritus. El principal mercado agrícola de esta ciudad, en el centro de Cuba, ha perdido en las últimas semanas a la mayoría de sus vendedores. Los comerciantes se niegan a aceptar el control de precios impuesto por las autoridades y han abandonado sus puestos en la Plaza del Mercado, en el céntrico boulevard.
En el local, de techos altos y amplios espacios de venta, ahora solo quedan un par de comerciantes, dedicados fundamentalmente a la venta de especias secas. Donde antes todo era bullicio y los clientes entraban constantemente, ahora solo se escucha el eco de las pocas voces de los mercaderes que se mantenían en el lugar este jueves, aburridos ante la poca afluencia.
"Así no. Bajo esas condiciones no voy, prefiero vender mi mercancía por fuera aunque pase más trabajo", cuenta a 14ymedio Lázaro, un comerciante de frutas y vegetales que hasta hace poco se enorgullecía de llevar más de diez años en la Plaza. "Prefiero que se me pudra la mercancía en la casa", sentencia. "Al final ellos van a tener que ceder porque lo que han provocado es más malestar en la población que ahora llega y ve todo pelado".
Los precios máximos obligatorios se han ido extendiendo por varias provincias de Cuba en las últimas semanas y, según la normativa vigente, cada Consejo de la Administración Municipal dicta los que regirán en su territorio. En el caso de la ciudad de Sancti Spíritus, los nuevos importes comenzaron a aplicarse el pasado 12 de junio.
"Así no. Bajo esas condiciones no voy, prefiero vender mi mercancía por fuera aunque pase más trabajo"
En el listado, el arroz se fijó en 72 pesos la libra cuando ya ha superado la barrera de los 200 en el mercado informal y en otras provincias donde todavía no se han instaurado los nuevos precios. Por la yuca, el plátano macho y la calabaza los comerciantes no pueden pedir más de 15 pesos por libra, mientras que la cebolla queda regulada a un máximo de 250 pesos la pata de 20 unidades.
La harina de maíz, tradicional sustituto del arroz, está topada en 50 pesos la libra, la lechuga y la zanahoria en 25 y el mango, en plena temporada de abundante cosecha, queda regulado en 6 pesos cada libra. La malanga, usada con frecuencia para la comida de ancianos y bebés, debe costar ahora menos de 40 pesos por libra y cada cabeza de ajo no podrá suponer un gasto de más de 12 pesos para el cliente.
Nada más entrar en vigor la medida, las autoridades espirituanas reforzaron la presencia del cuerpo de inspectores de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) en la provincia, con sedes en cada municipio. Solo en la primera semana de junio se impusieron 80 multas por alteración de precios, con una cuantía superior a los 263.500 pesos, según el diarioEscambray.
Las multas impuestas a los que no acatan el listado van desde los 8.000 a los 10.000 pesos y la penalización incluye la venta forzosa del producto al precio establecido o su decomiso total.
"Era venir a trabajar y buscarse un disgusto", reconoce Lázaro. "Me pusieron dos multas en menos de una semana, cuando saqué cuentas había perdido más trasladando la mercancía al mercado después de pagársela al productor que lo que gané vendiéndola. Ya no fui más y como yo varios de los que sé que llevaban años en la Plaza".
"Este mercado es la vida de todo el barrio, aquí no están afectados solo los que vendían en las tarimas"
Otro joven empleado ocasional de la Plaza considera que los precios que dictaminó el Consejo de la Administración Municipal están "obsoletos" y no se corresponden con la inflación, la devaluación del peso cubano y la caída en la productividad debido a las inundaciones de inicios de este mes que fueron disparando el costo de los alimentos. En su opinión, con esa medida "llueve sobre mojado porque ya habían aplicado algo así en años anteriores y no dio resultado, los precios siguieron subiendo".
"Este mercado es la vida de todo el barrio, aquí no están afectados solo los que vendían en las tarimas. Yo mismo me buscaba mis pesitos acarreando mercancías, limpiando los puestos después de que cerraba el mercado y hasta ayudando en otras tareas"; explica a este diario el joven. "Con esto muerto todos perdemos, nadie gana". No obstante, es optimista y cree que el pulso lo van a ganar los comerciantes.
Por el momento, los reclamos de los vendedores y su huelga de tarimas vacías no parecen haber despeinado ni una ceja a las autoridades, que se mantienen en sus trece, o mejor dicho, en sus precios topados.
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