Los vegueros y sus postergadas demandas
Pinar del Río/Ramón tiene el rostro tan lleno de arrugas que parece una hoja de tabaco después del secado. Una cara atravesada por surcos y con la piel curtida de tanto sol. Sus rasgos han terminado por parecerse a esa planta con la que ha trabajado por décadas. “Son tiempos duros, mi´jo, tiempos en que la tierra ya no quiere parir como antes y todo parece estar en contra nuestra”.
El inicio de la campaña tabacalera hace que Vuelta Abajo se despierte de su letargo. Cientos de campesinos como Ramón se vuelcan sobre el surco, para sembrar las posturas que garantizarán una cosecha antes de la próxima primavera. Sin embargo, esos mismos vegueros llevan años esperando por un aumento en los pagos y mayor acceso a insumos, en un sector que reporta más de 400 millones de dólares anuales por concepto de exportaciones.
La prensa oficial ha explicado que en esta ocasión pueden superarse varias deficiencias de la cosecha anterior, que estuvo marcada por las pérdidas debido a las intensas lluvias. Mientras el clima aporta el factor sorpresa, las empresas estatales mantienen su predecible incumplimiento en la entrega de recursos y en sus crónicos impagos.
Se intentan paliar los problemas con la incorporación de un nuevo método de siembra que, al dejar un mayor espacio entre surcos, evita los daños mecánicos a las posturas. La variedad de tabaco, conocida como Criollo 98, se extiende debido a su mayor fortaleza. Muchos campesinos no ven con buenos ojos lo que llaman “estos inventos de ahora”. Consideran que “ya el tabaco no es el mismo, ni rinde igual que antes”.
El plan para esta contienda es ambicioso, pero habrá que solucionar muchos problemas que aquejan a la producción de uno de los renglones más representativos del país. En la provincia de Pinar del Río se espera producir un total de 16.700 toneladas de hojas de tabaco, muchas de ellas de capa, para confeccionar puros de alta calidad.
Gonzalo Rodríguez Pérez, director de la Empresa TABACUBA, aseguró que estaría garantizado el suministro de fertilizante, combustible, tela para el tapado de tabaco, productos químicos; pero las carencias materiales se han hecho notar desde el primer día de la campaña.
Los créditos de inversión aún no se han asignados en la mayoría de las cooperativas
En algunas zonas tabacaleras, incluyendo la reconocida región de San Juan y Martínez, no se han entregado insumos como el alambre para el tapado. Los créditos de inversión aún no se han asignados en la mayoría de las cooperativas, de manera que los campesinos no pueden costear el combustible, los pesticidas, el fertilizante ni la fuerza de trabajo, entre otros gastos.
Hasta el momento ya se incorporaron a las actividades de la siembra las provincias Artemisa, Ciego de Ávila, Holguín, Matanzas, Pinar del Río, Sancti Spíritus y Villa Clara. Todas ellas lastradas por los mismos problemas que exhibe Pinar del Río.
Existe atraso en la indemnización acordada con el seguro durante la cosecha anterior, por los daños que provocaron las lluvias. A los vegueros les correspondía recibir una indemnización que cubriera hasta el 65 % de las afectaciones, pero aún muchos aguardan por ser resarcidos.
A los atrasos en las compensaciones, se le suma la demora en el cobro de divisas que la empresa estatal debió pagar
A los atrasos en las compensaciones, se le suma la demora en el cobro de divisas que la empresa estatal debió pagar a esos productores que en la campaña anterior cumplieron sus planes y aumentaron de la calidad del producto entregado.
Decenas de familias vueltabajeras que por generaciones han contribuido a la tradición y prestigio del tabaco cubano se enfrentan ahora a las exigencias materiales y económicas de la siembra del tabaco, sin el capital necesario para llevar a buen término la campaña que recién comienza.
El pobre mejoramiento de los suelos, debido a la escases de fertilizantes, disminuye sus posibilidades. Los excesivos controles también agobian a los campesinos que pasan parte de su tiempo evadiendo restricciones y buscando en el mercado ilegal lo que los suministradores estatales no les garantizan.
La empresa tabacalera limita la capacidad de compra de insumos y el proceso para solicitarlos es tedioso y lleno de requisitos burocráticos.
El desabastecimiento de implementos y materias primas alcanza tales dimensiones que muchos productores se cansan de esperar por los recursos solicitados y mantienen en la cuenta el monto total del crédito otorgado por la entidad estatal, sin apenas poderlo usar. Así la empresa se siente libre de operar ese dinero para beneficio propio y de sus funcionarios.
Todo apunta a que el resultado de esta campaña tabacalera no sólo se definirá en el surco, sino especialmente en las decenas de oficinas donde la burocracia le pone límites al fruto de la tierra.
“Ahora tengo que dedicar más tiempo a llenar papeles que a sembrar posturas”, asegura Ramón
“Ahora tengo que dedicar más tiempo a llenar papeles que a sembrar posturas”, asegura Ramón y cada arruga de su rostro se estremece. Lleva en la mano varias plantas de tabaco muy pequeñas, que carga con la delicadeza de un padre que protege a sus hijos más frágiles.