Competición de pizzas en la calle Obispo de La Habana
Un establecimiento particular supera al restaurante estatal Via Venetto
La Habana/Oscuro como una boca de lobo, con moscas sobrevolando las pizzas en exposición, nadie quiere almorzar en el restaurante habanero Via Venetto. Ubicado en la céntrica calle Obispo –ideal para los negocios gastronómicos, por el trasiego continuo– el otrora establecimiento estatal fue arrendado desde hace algún tiempo a privados, pero su mal aspecto contrasta con el dinamismo de la pizzería totalmente particular que, siempre con cola, le hace competencia justo al cruzar la calle.
Sin el aparente abolengo de Via Venetto, todo es dinamismo en la pizzería rival, también de gestión privada pero sin el lastre de la asociación con el Estado. Si bien el local es pequeño y carece de nombre, está bien surtido y por un precio razonable se puede comer bien. Una joven dependiente despacha a toda velocidad los pedidos.
Los camareros de Vía Venetto miran con impaciencia sus relojes, salen a fumar, conversan y espantan, no sin desgano, el mosquero que viene a golosear las pizzas
Mientras, al otro lado, los sudorosos camareros de Vía Venetto miran con impaciencia sus relojes, salen a fumar, conversan y espantan, no sin desgano, el mosquero que viene a golosear las pizzas.
"Son unas chancletas", diagnostica uno de sus pocos clientes, que compara elocuentemente las masas duras y con poco queso con el caucho del calzado. Es cierto que los precios son más bajos, concede, pero el que coma allí sabe a lo que va: no hay sabor ni calidad.
A pocos pasos de allí, la joven del modesto timbiriche ofrece varios tipos de queso, jamón, refrescos y pizzas que llegan calientes a manos del comprador, que prefiere comer de pie que sentarse en las sillas forradas de rojo mortuorio de Via Venetto. "No hay misterio", zanja otro de los que se espanta con solo pasar por delante del establecimiento, "todo el privado que trabaja con el Estado acaba como el cangrejo: ¡caminando pa'atrás!".
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