El "compro" supera al "vendo" en los sitios de clasificados
El próspero negocio de las ‘mulas’ está truncado desde abril pasado y las expectativas de un pronto reinicio de los vuelos se han ido esfumando
La Habana/"Busco faroles traseros para un Lada 1.600", "compro caja decodificadora para el televisor", "cambio 30 libras de arroz por productos de aseo". Desde hace semanas, con el agravamiento de la crisis económica en Cuba, los anuncios que demandan un producto superan con creces a los que ofertan una mercancía.
Fuera de La Habana, el epicentro de gran parte de este mercado informal, la situación es más complicada. Un grupo de Telegram en Sancti Spíritus se ha convertido en muro de los lamentos donde los signos de exclamación y los pedidos urgentes de algún artículo se multiplican. Los anuncios de venta duran pocos minutos antes de que la oferta se agote.
Lilian Pérez, de 38 años y con pasaporte español desde hace cinco, ha pasado de vender ropa importada y calzado de marca a buscar en los sitios de clasificados pasta dental, vitaminas y suavizador para el pelo. "Antes tenía mis anuncios preconfigurados con el listado de productos que vendía cada semana, pero nunca imaginé que ahora iba a estar del otro lado, del que necesita esas cosas".
El próspero negocio de las mulas está truncado desde abril pasado y las expectativas de un pronto reinicio de los vuelos se han ido esfumando con el paso de los días y el aumento de casos positivos por covid-19 en La Habana. "Cuando abran, eso va a ser tremendo, porque hay miles de personas que están ahora mismo desesperadas por traer algo, aunque sea una maleta con comida para su propia familia", explica Pérez a 14ymedio.
El marcado decrecimiento de los anuncios de venta no está motivado solo por los aeropuertos cerrados, sino también por una agresiva campaña oficial contra el mercado negro
El marcado decrecimiento de los anuncios de venta no está motivado solo por los aeropuertos cerrados, sino también por una agresiva campaña oficial contra el mercado negro. En los últimos meses, los reportes de operativos policiales contra vendedores informales se han multiplicado en los noticieros y los juicios ejemplarizantes contra estos comerciantes también se han disparado.
"Hay miedo, y por el momento no estoy anunciando ninguna mercancía porque no sé si quien me va a llamar para buscarla es un cliente de verdad o un policía encubierto", comenta a este diario un vendedor informal de herramientas y productos de ferretería. "A un amigo que anunció en Revolico dos sacos de cemento gris le hicieron una trampa y ahora está preso y esperando juicio", relata.
Los pocos vendedores que van quedando online ponen estrictas condiciones de contacto para poder evaluar mejor al cliente. "Solo respondo por WhatsApp", escribe un comerciante que anuncia la venta de bombillos ahorradores, en un intento por evitar ser embaucado por algún agente de la Policía. Donde antes abundaban nombres con apellidos ahora sobresalen los pseudónimos.
"Tengo pierna de cerdo de entre 12 y 15 libras, la llevo a domicilio, pero solo contacto por Signal", explica en un breve anuncio alguien que se hace llamar "Dark" en uno de los servicios de mensajería instantánea más protegidos del mercado. "Si no tiene la aplicación entonces no hay negocio", culmina tajante el texto. La sofisticación de este tipo de caminos deja al margen a muchos que no dominan bien la tecnología.
"El mercado negro se está sumergiendo cada vez más, porque si saca la nariz la pierde", ironiza Guajiro Sabio, un vendedor que se esconde tras ese nick para evitar ser reconocido. "Oferto frijoles, harina de maíz, carne de cerdo y viandas que llevo hasta la casa, pero cuando un cliente me contacta después de leer mis anuncios me tomo tiempo en investigarlo, no vaya a ser que sea de la fiana".
Por años, internet ha sido el mayor mercado de compraventa en la Isla, una gran tienda virtual que aventaja en variedad a los mercados estatales y que también ofrece muchas veces precios más atractivos que los oficiales junto a electrodomésticos más modernos. Pero el cierre de los vuelos comerciales ha cortado de golpe una importante vía de suministros.
Guajiro Sabio tiene una copia de la base de datos de la Empresa de Telecomunicaciones que se filtró a las redes informales. "Busco el número asociado a la cuenta de WhatsApp desde la que me escribieron, reviso los datos y después de llevarme por mi intuición, decido si cerrar el trato"
A mano, Guajiro Sabio tiene una copia de la base de datos de la Empresa de Telecomunicaciones que se filtró a las redes informales. "Busco el número asociado a la cuenta de WhatsApp desde la que me escribieron, reviso los datos de la persona, dónde vive, fecha de nacimiento, si es hombre o mujer, y después de llevarme por mi intuición, decido si cerrar el trato".
A estos vericuetos se añaden las dificultades que generan las restricciones de movimiento en las barriadas en cuarentena. Nancy vive en San Leopoldo, Centro Habana, y hace semanas se le rompió el televisor en medio del cierre de su zona por varios casos de covid-19. Desde entonces, todos los días busca el producto en los anuncios clasificados. La oferta es pobre, y cuando advierte al vendedor el lugar donde vive, se niega a llevar la mercancía.
"Creo que los vendedores tienen miedo. Para colmo las tiendas de electrodomésticos están cerradas", lamenta Nancy, quien en una situación similar y en otro momento hubiera ido a la casa de algún vecino a ver la telenovela, pero con la pandemia la gente teme dejar entrar a otros en sus viviendas.
"Todos los días pongo el anuncio de que compro un televisor y hasta ahora nada", añade la mujer. Algunos, muy desesperados, añaden signos de exclamación en rojo al inicio del título de su clasificado. Otros apelan a la humanidad, como alguien que pide en un foro de Telegram "si alguien aquí tiene un corazón en medio del pecho que me venda un poco de arroz para mi familia". Drama y tecnología se dan la mano estos días.
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