Condenado a siete años el activista que intentó visitar a Alcántara en el hospital
Adrián Curuneaux Stivens suma esta sentencia, por atentado y desacato agravado, a otra previa de cuatro años por lesiones
La Habana/El activista Adrián Curuneaux Stivens, que fue detenido tras intentar visitar a Luis Manuel Otero Alcántara en el hospital Calixto García de La Habana, en mayo de 2021, ha sido condenado a siete años de prisión por dos delitos de atentado y uno de desacato agravado. La sentencia, a la que ha tenido acceso CubaNet este domingo, corresponde al juicio al que fue sometido el pasado julio.
Según el documento, Curuneaux Stivens intentó entrar en el centro sanitario, donde se encontraba retenido tras una huelga de hambre el artista y líder del Movimiento San Isidro –”con el cual no tenía ningún parentesco o amistad”, precisa el texto–, y los empleados le explicaron que las visitas estaban prohibidas por las restricciones entonces vigentes por la pandemia de covid-19. El activista "hizo caso omiso y comenzó a alterarse", refiere la sentencia.
Cuando unos policías que estaban en el lugar se acercaron y le pidieron sus documentos Curuneaux, de 52 años, comenzó a grabarlos, motivo por el que decidieron detenerlo y trasladarlo a la unidad policial más cercana. A pesar de haber sido sometido y esposado, los dos policías involucrados, que se identificaron como Cristhian Damian Urquiza Fernández, y Diosbel Barreras Abad, aseguran que el activista los atacó.
Acusan al activista de arrancar el botón de la charretera derecha del uniforme que vestía un policía que intentaba someterlo
Una vez dentro de la patrulla, según la versión de los policías, el activista comenzó a lanzarle patadas a Urquiza Fernández, quien se encontraba sentado a su lado en la parte trasera del vehículo, "sin llegar a causarle lesiones y al acrílico que divide la parte trasera de la delantera, sin causarle daños".
Para poder someterlo Barreras Abad decidió pasarse a la parte trasera del vehículo y fue en ese momento cuando el activista supuestamente "le asestó una mordida en el dedo pulgar de la mano derecha" y le "arrancó el botón de la charretera derecha del uniforme que vestía este provocándole daños a la misma".
En su testimonio, los policías también aseguran que cuando caminaban hacia la patrulla Curuneaux comenzó a gritar frases como "¡Abajo Fidel!" y "¡Abajo Raúl!". Además, dice literalmente el documento, profirió que "se cagaba en la madre de estos y de todos los policías que eran unas putas, haciendo referencia directa a los máximos dirigentes".
Además del tiempo en prisión, deberá "indemnizar a su víctima", el oficial Urquiza, con 54 pesos por los daños causados, determinó el Tribunal Municipal Popular de lo Penal de Centro Habana.
La esposa de Curuneaux, Yurisán Valdés Pedraza, sostiene que se trata de una injusticia. "Yo no entiendo por qué a Adrián le están echando siete años. Es injusto lo que están haciendo con él y pido su libertad", dijo en un video.
Para la organización Cubalex, por su parte, la condena a Curuneaux Stivens, vicepresidente del Movimiento Opositores por una Nueva República, es muestra de que existe una "escalada represiva" en su contra "con el propósito de mantenerlo en prisión el mayor tiempo posible debido a su activismo político y su labor en defensa de los derechos humanos”. Además, sigue un patrón represivo del Estado cubano, "que consiste en imputar o provocar delitos comunes a los activistas para encubrir la represión por motivos políticos".
Esta no es la primera vez que el régimen sentencia al activista que tiene un largo recorrido ante los tribunales
Esta no es la primera vez que el régimen sentencia al activista, originario de Santiago de Cuba, que tiene un largo recorrido ante los tribunales por delitos similares. La lista se remonta a 1990, cuando se le multó con 200 pesos por desobediencia y, en una causa penal diferente, con 300 pesos por hurto. Más tarde, en 1996, fue sancionado con tres años de prisión por atentado en el Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba.
Llegado el 2021, volvió a ser acusado de atentado, en marzo de ese año, por supuestamente agredir a un policía. Fue castigado por el régimen con un año de limitación de libertad. Unos meses después, en mayo, volvió a ser detenido cuando intentaba visitar a Luis Manuel Otero Alcántara en el hospital Calixto García de La Habana.
Pasó un año y medio detenido en la prisión de Valle Grande sin una sentencia en su contra, y en noviembre de 2022 fue liberado a la espera de juicio. Este tuvo lugar apenas el pasado julio. Sin embargo, otro incidente lo tenía en prisión, purgando desde abril una condena por cuatro años, junto a su hijo, identificado como Luis Enrique Fajardo Nápoles, por lesiones contra un tercer sujeto.
A los cuatro años que cumple en el centro penitenciario 1580, de La Habana, por el delito de lesiones por el incidente con su hijo, se suma esta última condena de siete años ratificada este domingo, con lo que pasará un total de 11 años en la cárcel.