José Conrado Rodríguez Alegre, sacerdote
La Habana/Más que un hombre que cree, el cura José Conrado Rodríguez Alegre (San Luís, Santiago de Cuba, 1951) es un ser humano que desborda credibilidad por cada poro de su piel.
Se ordenó como sacerdote católico en 1976 y desde entonces ha sabido conciliar, sin sombra de contradicciones, su devoción por la Iglesia y su amor por Cuba. Lo demostró en los casi 14 años que fue párroco de la iglesia de Santa Teresita en Santiago de Cuba y lo sigue haciendo en su nueva parroquia de San Francisco de Paula, en Trinidad, a donde fue enviado desde el 2013.
En octubre, José Conrado presentó en el Anfiteatro del Museo Americano de la Diáspora Cubana en Miami su libro Sueños y pesadillas de un cura en Cuba, donde sostiene que “La Iglesia Católica de Cuba tiene un futuro de esperanza porque a pesar de las fuerzas que han querido sembrar el odio en la nación cubana siempre ha triunfado el amor".
Entre las irreverencias que lleva anotadas el padre José Conrado en su seguro expediente policial se cuenta una carta abierta al gobernante Fidel Castro, fechada en 1994, la que en 2009 hizo al actual mandatario Raúl Castro y su participación en los encuentros del Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana. No conforme, en julio pasado, acompañado del sacerdote Castor Álvarez, ofició una misa en la sede de las Damas de Blanco en la habanera barriada de Lawton.
Su labor pastoral, el absoluto desprendimiento de bienes materiales a favor de los más necesitados y, sobre todo, su valor personal para conducirse según le dicta su conciencia, a contrapelo de todas las jerarquías, convierten a este pastor en una personalidad de primer orden en la Cuba actual.
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