Los controles en las carreteras asfixian los mercados agrícolas en La Habana
Tarimas vacías, mercados cerrados y caras largas formaban parte del panorama este fin de semana en la capital
La Habana/Tarimas vacías, mercados cerrados y caras largas formaban parte del panorama este fin de semana alrededor de varios locales de venta de productos agrícolas en La Habana. Los controles establecidos en las carreteras de acceso a la capital han dejado desabastecidos los comercios de gestión privada y el mercado informal empieza también a resentirse.
Desde que el 1 de septiembre entraron en vigor las nuevas medidas para intentar frenar el rebrote de covid-19 en la ciudad, la circulación de vehículos -con algunas excepciones- está prohibida entre las 7 pm y las 5 am, el horario en el que la mayoría de las mercancías entran normalmente en la capital para ser vendidas temprano en la mañana.
Además, las revisiones de documentación son más exhaustivas, lo que dificulta los movimientos de los transportistas informales. La situación está afectando los mercados administrados por productores privados y cooperativas, que han visto menguar sus mercancías en la última semana, incluso el de la calle 19 y B en El Vedado, uno de los mejor surtidos. Conocido popularmente como "la boutique de los agros", por sus elevados precios y variedad de ofertas, este sábado sus anaqueles estaban medio vacíos y no se vendían productos pelados y picados, muy demandados por los clientes.
"Me dijeron que estaba contribuyendo a la propagación de la epidemia por no tener un permiso para entrar a La Habana"
Bernardo lleva dos décadas en el negocio del acarreo de viandas, frutas y vegetales hacia La Habana, una labor que realiza desde la cercana Güira de Melena, una de las zonas de producción agrícola más importantes de Artemisa. "Me quitaron toda la mercancía que llevaba la semana pasada y me pusieron una multa", cuenta a 14ymedio.
"Me dijeron que estaba contribuyendo a la propagación de la epidemia por no tener un permiso para entrar a La Habana", lamenta el transportista. "A los que están dejando entrar son a los camiones estatales y los que autoriza Acopio pero a los privados nos tienen abierto fuego y no voy a arriesgarme a perder el camión".
Los operativos en las carreteras no solo cierran el flujo de parte de la mercancía que entra legalmente a La Habana, sino del amplio cauce de alimentos que acceden a la ciudad de manera informal y clandestina. Parte de esos productos terminan en las cocinas de los restaurantes privados, el mercado negro y los agromercados.
El gobierno de La Habana insiste en que conductores de vehículos privados deben evitar la circulación por calles y avenidas "si no hay una razón de mucho peso", pero estos en cualquier caso necesitan un permiso. Maribel Poulot Bravo, directora general de Transporte de La Habana, dijo a la prensa oficial que "ante situaciones excepcionales como una persona enferma o el fallecimiento de un familiar pueden circular, pero deberán notificarlo a los órganos de inspección que de conjunto con la Policía funcionan en su área de residencia o municipio".
Dadas las crecientes quejas por el efecto colateral que están teniendo estas restricciones en los mercados, este viernes las autoridades policiales y de tránsito declararon en entrevista al Canal Habana que no existe impedimento alguno para que entren a la ciudad los transportes cargados de productos del campo, pero los comerciantes lo rebaten.
"Hoy no he podido abrir pues no tengo nada que vender y tampoco sé cuándo podré hacerlo, no están dejando entrar la mercancía", precisa a este diario un vendedor que gestiona un pequeño kiosco que hasta hace poco tenía un amplio surtido de viandas y vegetales. Según este comerciante, en las carreteras solo se está permitiendo el acceso a los transportes que abastecen mercados estatales y los gestionados por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).
El efecto es evidente en amplias zonas de Centro Habana, uno de los municipios más densamente poblados de la capital. Este sábado en ese municipio había una gran cantidad de puntos de venta cerrados o solo ofrecían un par de productos. Plátanos y aguacates verdes eran de las pocas mercancías que se podían comprar.
"Vamos a movernos, que aquí solo hay calabaza", le pedía desanimada una mujer a su esposo al salir de un punto de venta en Cayo Hueso. A pocos pasos, la pareja comprobó que el local de la calle Zanja esquina Oquendo ni siquiera prestaba servicio. "No vamos a abrir hasta que no entre mercancía", contesta un trabajador ante las insistentes preguntas de todos los que llegan ante la puerta cerrada.
En la calle San Rafael, otro de los mercados más surtidos de la ciudad también está muy afectado. Mientras que en el local en Oquendo y San Lázaro solo estaban a la venta paquetes de boniato en tiras. "¿Pero y aquí qué pasó? ¿El ciclón Laura de nuevo?", ironizó un cliente. Detrás de él seguían llegando otros, esperanzados por encontrar algo más que anaqueles vacíos.
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