Muchas chucherías y poca comida en los barrios en cuarentena de La Habana
Las familias deben esperar dentro de sus casas a que un mensajero les informe de que ya pueden comprar
La Habana/Sirope de limón, algo de dulces y un pan con queso fueron los alimentos que este domingo alcanzó la familia de Tamara, después de varios días en una zona de cuarentena en el barrio del Cerro, en La Habana. Por unos 300 pesos cubanos, los tres adultos y dos niños compraron lo que pudieron conseguir del módulo que se vende en las áreas de confinamiento.
"El picadillo que trajeron solo alcanzó para unos pocos vecinos que viven en la calle más pegada a la avenida", cuenta a 14ymedio esta habanera de 42 años residente en las cercanías de la calle Ayestarán y que se muestra preocupada con el escaso suministro de alimentos en las zonas acordonadas. "Cuando traen algo que vale la pena son cantidades muy limitadas".
La tarde de este domingo, Tamara intentó acercarse al kiosco improvisado donde vendían un sirope de limón para preparar refresco. "Fui a decir que tengo dos niños pequeños y no podía seguir esperando que me tocara comprar, porque en mi casa no alcanzamos el pollo congelado y las galletas que vendieron el sábado".
La mujer se encontró con la respuesta inflexible del empleado. "Tiene que venir acompañada por la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución para que ella autorice", aseguró el trabajador estatal. Las familias deben esperar dentro de sus casas a que un mensajero les informe de que ya pueden comprar, un mecanismo poco transparente que se presta a irregularidades.
"El picadillo que trajeron solo alcanzó para unos pocos vecinos que viven en la calle más pegada a la avenida"
Finalmente, ya casi al anochecer, la mujer alcanzó el extracto de refresco que junto a unos masareales y una gaceñiga fueron "la comida de ese día", asegura. "El arroz de la bodega de este mes ya se nos acabó y lo único que hemos podido comprar hasta ahora por esta vía son chucherías o un pan con algo; comida de verdad no hemos alcanzado hasta ahora".
"Me quedé todo el día en el balcón para vigilar que se respetara el orden de venta, pero desde aquí no puedo ver mucho porque las ramas de los árboles me tapan un poco la vista", reconoce Felo, un jubilado que vive a un costado de la Litográfica de La Habana, en un área que desde la pasada semana está bajo estricto confinamiento. "Nos repartieron unos dulces y un cake, que en total nos salieron en unos 100 pesos".
Con 452 nuevos casos positivos por covid-19 en el último informe diario, con fecha de este martes, la capital cubana sigue siendo la zona que más preocupa en este repunte de la pandemia por el que atraviesa la Isla desde enero pasado. Pero, la situación epidemiológica también ha hecho brotar otras fuentes de ingresos y negocios turbios, como la reventa de parte de los alimentos que deben repartirse a precios subsidiados en las zonas de cuarentena.
Las autoridades locales, que cada día se reúnen para actualizar la situación del territorio, han denunciado que entre las tareas que llevan a cabo "cobra auge el enfrentamiento a personas inescrupulosas que tratan de enriquecerse con productos subsidiados". "El esfuerzo de muchos jamás será empañado por la avaricia de pocos", se indignó el periódico local Tribuna de La Habana. Es un secreto a voces que trabajar en los kioscos de los barrios en cuarentena ya es una plaza apetecida por su capacidad de gestionar y desviar comida.
"Ya aquí todo tiene su precio. Pagarle al mensajero para que te avise antes que a los demás cuando sacan algún cárnico vale lo suyo", lamenta Felo. "Hasta salir y entrar a través de los controles ya hay gente que se lo está pagando. Mis vecinos de al lado hacen todos los días la cola para la tienda que está del otro lado de la avenida y luego entran para revender productos. Nadie les dice nada".
"Desde que empezó todo esto lo que más he comido son cosas hechas con harina porque ni frutas se encuentran"
"Ese edificio de la otra acera fue uno de los primeros en los que se detectaron casos de covid y cuando se pusieron a investigar resulta que todo fue por un vendedor de pan que pasó por el barrio de Los Sitios y luego vino para acá. Los que se contagiaron fueron en su mayoría personas que le compraron pan o galleta", añade el pensionado. "Desde que empezó todo esto lo que más he comido son cosas hechas con harina porque ni frutas se encuentran".
La Organización Mundial de la Salud ha advertido de que "una alimentación saludable es muy importante durante la pandemia de covid-19". La entidad sugiere comer "todos los días una combinación de cereales integrales como trigo, maíz o arroz, legumbres como lentejas o frijoles, verduras y frutas frescas en abundancia, y algún alimento de origen animal, por ejemplo carne, pescado, huevos o leche".
La sola mención de algunos de esos productos en la calle Rayo, en plena zona de cuarentena de Centro Habana, podría generar caras largas y hasta improperios. "Galletas dulces y saladas, un paquete de muslos de pollos que alcancé el primer día y unos pasteles que nos vendieron ayer es lo que hemos alcanzado. Hasta ahora no nos han vendido ningún producto agrícola ni granos. Solo eso, detergente y jabón", detalla una residente de la barriada.
En su sitio digital, la OMS llama a limitar "el consumo de golosinas y de bebidas que contengan azúcar como refrescos, jugos de fruta y bebidas a base de jugo, concentrados líquidos y en polvo, aguas aromatizadas, bebidas energéticas y deportivas, té o café listos para beber y bebidas lácteas aromatizadas".
En la cola para comprar una panetela dulce con merengue de colores llamativos, lo único que se vendió por horas en esa calle de Los Sitios el pasado lunes, las palabras de la OMS suenan muy lejanas y Cuba es otro mundo.
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