Correos de Cuba se desentiende de los paquetes robados
La caja de medicamentos que mandó Ariel a finales de julio desde España aún no ha llegado a Camagüey
Madrid/Todo cubano está habituado a que, una vez traspasadas las fronteras de la Isla, cualquier bulto postal puede borrarse de la faz de la tierra. La Aduana de la República, Correos de Cuba y el Aeropuerto Internacional José Martí –o cualquier otro punto de contacto con el exterior– forman una especie de Triángulo de las Bermudas: se conoce cuándo entra un paquete, pero no cuándo se entrega al destinatario.
Lo sabe bien Ariel, que a finales de julio envió a su hermano residente en Camagüey una caja de medicamentos. Tras dejar el bulto en una oficina de Correos de España, el cubano se dispuso a revisar a través de una aplicación de rastreo el paradero de su envío. De “preadmisión”, el 31 de julio, pasó a estar “en camino” y, el 1 de agosto, apenas un día después, al trayecto de los medicamentos lo interrumpió una equis roja. Hasta donde sabe, nunca llegó a la oficina de clasificación de la Aduana.
Al cabo de dos meses, perdidas las esperanzas, su hipótesis es una: “Se lo robaron, como ha pasado muchísimas veces”.
Ariel no sabe decir si su paquete alguna vez llegó a La Habana, pero duda que el error se haya producido de la parte española pues, el código de seguimiento que le fue otorgado para ubicar su paquete, ni siquiera figura en los registros de Correos de Cuba. Otra cosa confirma su sospecha, y es que no es el primero en sufrir una pérdida similar debido al desorden y retraso que experimenta –según han reconocido sus propios directivos– la empresa cubana.
Ariel no sabe decir si su paquete alguna vez llegó a La Habana, pero duda que el error se haya producido de la parte española
Desde la Isla, tampoco hubo mucho que su hermano pudiera hacer. “Se ha personado en varias ocasiones y nunca le dan una respuesta, porque no hay corriente en la oficina de Camagüey, ni tampoco hacen la gestión de llamarlo para darle una explicación”, cuenta decepcionado.
Él mismo, añade, intentó contactar en varias ocasiones con Correos a través de llamadas o correos electrónicos. “Es una falta de respeto y no hay profesionalidad en el servicio, que de por si no es barato. Todavía más cuando en la mayoría de los casos se envían productos de primera necesidad debido a la aguda crisis”, refiere el cubano, que pagó casi 40 euros por apenas un kilogramo de medicinas .
“Correos de España ya me ha llamado y ha ofrecido sus disculpas, incluyendo una opcion de reembolso”, añade, pero de la estatal cubana no ha logrado obtener una palabra.
En el último año, cuando la crisis de combustible se ha agudizado, Correos de Cuba ha debido salir más de una vez a ofrecer explicaciones a sus clientes, que reclaman desde demoras de meses en el envío de sus paquetes, hasta los fallos en la entrega de Granma, tarea también a cargo de la empresa.
De las quejas que recibe, reconoció la entidad a inicios de septiembre, el 90% está relacionado con las demoras en la entrega de bultos postales. Los culpables señalados por la empresa han sido varios: la Aduana, que demora en procesar los paquetes; el Estado, que solo entrega el 30% de combustible necesario para trasladarlos; la escasez de trabajadores y hasta las pymes que ha subcontratado, por no entregar en tiempo y a salvo los bultos; la Unión de Ferrocarriles, porque es una alternativa lenta y que no llega a todos los destinos; y Ómnibus Nacionales, porque no pueden llevar el correo de mayor tamaño.
La empresa ha hecho muy poco por desatar el nudo de paquetes retrasados que lleva meses acumulando
La empresa ha hecho muy poco por desatar el nudo de paquetes retrasados que lleva meses acumulando y, a la par, ha crecido el descontento entre sus clientes, que han comenzado a preferir empresas privadas que realizan envíos desde Miami o Madrid hacia la Isla y que, aunque son más costosas, garantizan la entrega en tiempo y con vehículos propios.
Ariel, que tiene reciente la mala experiencia, tampoco sabe si volverá a emplear los servicios de la estatal. Su incidencia, dice con seguridad, “es una más de las tantas que deben haber” y que no han removido un ápice la conciencia de Correos de Cuba.