El "Costco chino" llega a Cuba y vende de todo a precios irrisorios
Abre en La Habana el gigantesco almacén China Import, para compras mínimas de 50 dólares y en moneda nacional
La Habana/La nueva tienda China Import, inaugurada hace poco más de un mes en Manglar y Oquendo, muy cerca del mercado Cuatro Caminos, en La Habana, aún no tiene mucha afluencia, pero no tardará en tenerla. A diferencia de los comercios estatales, ofrece de todo y en abundancia; a diferencia de las mipymes o del mercado informal, sus precios son irrisorios.
Aunque en el cartel de entrada dice “vender por mayor” (sic), ofreciendo su mercancía a minoristas, está abierta a todo el público. Con una condición, eso sí: el recibo tiene que superar los 50 dólares.
Dentro de la gigantesca nave, que hasta hace pocos años formaba parte de la fábrica de jabones Sabatés –fundada por dos hermanos españoles, vendida después a la multinacional Procter & Gamble, nacionalizada tras el triunfo de la Revolución y, hoy, en ruinas–, se multiplican las estanterías con toda clase de productos, desde ropa y calzado hasta perfumes, pasando por artículos electrónicos y de menaje del hogar. En contraste con otros grandes espacios estatales, como los de venta en moneda libremente convertible (MLC), y no digamos las destartaladas bodegas, se ven pocos rincones vacíos. Todo está limpio y bien iluminado.
El comercio, informó la dependienta a 14ymedio este miércoles, tiene sus precios en divisas y acepta moneda nacional, “al cambio del día”, como dicen los carteles bajo los productos, refiriéndose a la tasa informal, actualmente en unos 320 pesos por dólar, y de ninguna manera en billetes de menos de 200 pesos.
También aceptan transferencias electrónicas en MLC, explica la empleada, “pero hoy no porque tenemos problemas de conexión”. No es un negocio “privado nacional”, puntualizó, sino “de inversión extranjera”. Por el lugar rondaban personas de rostro oriental, presumiblemente los dueños.
Audífonos, dos dólares; gafas ya graduadas, un dólar; espejuelos oscuros, dólar y medio; luminarias led, 4,50 dólares; cargadores para móviles, cuatro dólares; portacelulares para los vehículos, 1,80 dólar; lámparas recargables –cotizadas en tiempos de apagones–, desde 11,50 dólares; perfumes de imitación, tres dólares; blúmers y ajustadores –de oferta por tener algunas manchas–, un dólar; medias, 50 centavos. Los ojos del comprador se pierden en la abundancia de artículos, pero no solamente es disuasoria la compra mínima, equivalente a 16.000 pesos –cinco veces el salario medio–, sino el mayoreo, también obligatorio.
Los artículos no se venden por separado, sino en lotes que, por regla general, contienen una docena de piezas. “Esto es para quien tiene una tienda o recibe remesas”, lamentaba una clienta que visitaba la tienda por primera vez, alertada por una prima que vio la información “en redes”, y que tuvo que irse con las manos vacías. “Ni tengo 50 dólares ni sé cómo colocar todo eso si me lo llevo”.
Con todo, estaba asombrada con los precios: “Imagínate tú, estas mismas cosas están en la calle tres y hasta cinco veces más caras. Esas colonias me han costado a mí dos mil y pico de pesos y aquí están a tres dólares [960 pesos al cambio informal], los audífonos los he visto en las ferias a 5.000 pesos y los tenis que aquí valen 16 dólares [poco más de 5.000 pesos], no los encuentras por menos de 17.000 CUP por ahí fuera”.
Los tenis a los que se refiere esta habanera residente en El Vedado tienen etiquetas de marca, pero son claras imitaciones de facturación china, al igual que toda la mercancía. “Parecen de calidad, pero los compras y a los dos meses hay que tirarlos porque se despegan”.
Hasta el momento, ningún medio oficial se ha hecho eco de la inauguración del comercio, ni hay detalles sobre sus dueños. Ya se habían implantado en la Isla negocios mayoristas chinos pero solo online, como Nihao53, perteneciente al conglomerado Leke Holding Group, o Dofimall, una papelería digital.
“Verás cuando se enteren todos los revendedores de Galiano o del parque El Curita, entonces se pondrá malo, y esto tendrá colas de tres cuadras como cuando sacan el pollo en la bodega”, decía otro comprador, un treintañero de Centro Habana, que sí se llevó un lote de cargadores, otro de raquetas antimoscos, bombillos y ropa interior de varios colores y tamaños –”para repartir en la familia”, aseguró.
El joven, que conoce Estados Unidos por tener familia emigrada, comentaba con sorna: “Esto es un ‘Costco chino’ pero con peorcita calidad”.
Otra tienda que recibió el apelativo de “Costco” pero “cubano”, Diplomarket, cerró a finales de junio pasado y su dueño, el cubanoamericano Frank Cuspinera Medina, fue detenido junto a su esposa, sin que hasta la fecha se sepa su paradero. En aquel comercio, sin embargo, solo se permitía el pago en dólares y no había compra mínima ni mayoreo, aunque sí vendían productos de Kirkland, la marca blanca del Costco “verdadero”.