Una "coyuntura" que huele a Período Especial
El panorama actual recuerda los años 90, cuando el país atravesaba los peores momentos del Período Especial
La Habana/Al filo de las cinco de la tarde la parada de Calzada del Cerro y Boyeros estaba repleta de personas que esperaban la llegada de una guagua o de cualquier vehículo.
Tras la intervención de Miguel Díaz-Canel el día anterior en la Mesa Redonda, un ejército de inspectores del transporte han salido a las calles para hacer guardia de dos en dos en las paradas más céntricas de la capital y detener a los carros del Estado que pasan con capacidad para llevar a más personas.
Es un panorama que parece cotidiano para la mayoría, pero no. Este tiene algo que hace que muchos lo vivan como un déjà vu de los años 90, cuando el país atravesaba los peores momentos del Período Especial.
Anelys, una estudiante de Medicina de primer año, lleva más de una hora esperando un transporte para volver a su casa. "Para llegar aquí estuve dos horas en la parada de la Covadonga porque no pasaba nada, por la mañana igual, salí de mi casa en Calabazar a las cinco y llegué a la escuela a las nueve", cuenta a 14ymedio mientras se asoma a ratos a la calle a verificar si viene algún medio de transporte que la lleve a su destino."Tuvieron que salir a decir algo porque ya no podían seguir callados. Todos los días uno pasa trabajo para moverse aquí dentro de la ciudad pero lo del lunes y el martes fue mucho, quitaron muchísimas guaguas sin avisar a nadie", comenta la joven.
La imagen de grandes aglomeraciones de personas se repite en muchas de las paradas de la capital esta semana. En los rostros de todos se nota el desespero de las horas aguardando bajo el sol y la angustia de perder el tiempo.
"Esto no se parece en nada al Período Especial pero ya comienza a tener el mismo olor. Eso de sacar a los inspectores para la calle y hablar de nuevo de coger botella nos trae recuerdos muy desagradables a los que hoy tenemos más de 30 años", comentó una señora que aseguró llevar casi dos horas "esperando que pase algo" para Santiago de las Vegas.El déficit de petróleo que vive el país, reconocido esta semana por el propio Díaz-Canel, llevó a realizar drásticos ajustes en el abastecimiento de combustible en la red de transporte y en los puntos de venta. Esta crisis, a la que insisten en llamar desde el oficialismo "situación coyuntural", provocó que muchos transportistas privados hayan elevado sus precios en las rutas que hacen habitualmente.
"Ellos allá arriba amenazan y amenazan y dicen que no podemos subir los precios ni quedarnos parados, pero la verdad es que el desabastecimiento es notable. Ahora mismo me llamó un amigo que hay gasolina y petróleo en el Cupet de 84, en Playa. Tengo que parar todo y salir corriendo para allá para comprar combustible para mí y llenarle el tanque que tengo ahí en el maletero a un amigo que hoy no pudo salir a trabajar porque no consiguió. Después que uno pasa horas con el carro parado haciendo esas colas en las gasolineras o pagándolo con un sobreprecio a personas que hacen la cola por uno yo no puedo seguir cobrando lo mismo, no me daría negocio ninguno", dice a 14ymedio un chofer de un almendrón que cubre la ruta del Vedado a 10 de Octubre.En la parada de la calle G y 27 eran cientos las personas que esperaban el P11 a lo largo de la acera que bordea el hospital Calixto García. Es la hora pico y muchos salen del trabajo o de sus centros de estudios. La ruta Vedado-Alamar es una de las más conflictivas porque, al ser Alamar prácticamente una ciudad dormitorio, son miles las personas que viven allí pero que deben desplazarse a otros municipios para trabajar o estudiar.
Cuando a las seis de la tarde llegó un ómnibus P11, después de un buen rato sin pasar, las personas que esperaban se abalanzaron sobre él y el chofer, ante el temor de que la situación se saliera de control, intentó irse sin recoger a las personas. Una patrulla de la policía que estaba cerca de la parada intervino y el chofer volvió a abrir las puertas.Los agentes tuvieron que pararse en la puerta de la guagua para controlar el disgusto de las personas. Solo así lograron ir subiendo no sin gritos y protestas que señalaban al chofer como "un descarado"."Ya se quería ir, para el chofer es muy cómodo porque no es él quién lleva aquí esperando bajo el sol después de una jornada laboral. Ayer llegué a mi casa a las ocho de la noche, eso no es normal. Si no es porque la policía interviene él se larga y nos quedamos aquí esperando otro P11", protesta Magaly, una mujer de 63 años que trabaja como encargada de limpieza en el Hospital Oncológico.
Los ómnibus de la Empresa Transmetro y los taxis ruteros también han disminuido su frecuencia a la mitad, algunos choferes entrevistados por este diario aseguran que han tenido que hacer el recorte de los viajes tras la situación de crisis que han sufrido esta semana en abastecimiento de combustible.En las paradas de ómnibus, jubilados y madres con niños pequeños son los más afectados porque no pueden correr tras el ómnibus cuando llega. Por esa razón los inspectores que ha puesto el Ministerio de Transporte en las paradas priorizan a estas personas cuando paran un auto del Estado.
Una señora que se ha quedado sin poder entrar en la guagua dice: "Yo no voy a correr más, llevo la vida entera corriendo, mañana será otro día".
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