En Cuba crece la percepción de inseguridad, pero la Policía se resiste a publicar los datos
Según las autoridades, las cifras de criminalidad son las mismas que en 2019, pero la visibilidad es mayor
Madrid/El vocero del régimen Humberto López ejerció este miércoles en su programa de “la voz del pueblo” intentando, a través de sus preguntas, reflejar la preocupación de los ciudadanos por la percepción del aumento de los delitos. La réplica se la daban Beatriz de la Peña La O, jefa del Departamento de Investigación de la Dirección de Procesos Penales de la Fiscalía, y el coronel Idael Fumero Valdés, jefe de Información y Análisis de la Dirección Técnica de Investigaciones del Ministerio del Interior, ambos para exponer que no hay un aumento numérico de la delincuencia, aunque la sensación indique lo contrario.
“Los delitos violentos no aumentan, lo que no quiere decir que no haya un aumento en la incidencia delictiva de otros delitos”, dijo Fumero. Tanto él como la fiscal dejaron claro que las redes sociales hacen que trascienda cada robo, crimen o ataque. Al tener conocimiento de más casos, los ciudadanos tienen la impresión de que crecieron y aumenta su sensación de inseguridad.
“El problema es que, evidentemente, hay mayor visibilidad de los hechos”, desgrana De la Peña. “Hace 5 años no la tenían porque no había el mismo uso de las redes sociales. Hoy, unos 6 millones de cubanos usan redes, frente a uno o dos que las usaban antes. La manera en que se conocía era en la comunidad, en el entorno, y hoy no. Pero en números, en cuantía, no hay más”.
“El problema es que, evidentemente, hay mayor visibilidad de los hechos”, desgrana De la Peña
Los invitados al programa Hacemos Cuba se esforzaron por hablar de estadísticas, pero en ningún momento dieron cifras totales. El coronel Fumero situó en un 81% los delitos patrimoniales (económicos y financieros), un 9% los violentos y un 10% para “otros” no identificados. Dentro de ese 9%, también desgranó cómo se dividen.
La mayor parte son amenazas (30%), que son consideradas muy graves cuando se esgrime un arma y menos cuando solo son verbales, especificó la fiscal. El segundo gran bloque es el de lesiones leves (28%), un apartado en el que se incluyen los ataques que requieren atención médica pero no ponen en riesgo la vida ni dejan secuelas, como en el caso de lesiones graves (8%) que, recordaron, está penado con hasta 30 años de cárcel o cadena perpetua.
Los robos con violencia suponen el 25% de los delitos violentos: son casos en los que se emplea algún medio de fuerza para ser perpetrados, como puede ser romper una puerta o forzar un candado.
Por último está el grupo más minoritario pero a la vez grave, el de las agresiones sexuales (3%), asesinatos (3%) y homicidios (1%), de ellos el 89% son consecuencia de motivos “interpersonales” (riñas o desavenencias), mientras que un 11% se atribuyen a causas económicas. “¿Hay más asesinatos en Cuba?”, preguntó López en su papel. “No hay más”, dijo contundente la fiscal, y el capítulo se cerró sin que, independientemente de la composición de los delitos, se conocieran las cifras.
Por último está el grupo más minoritario pero a la vez grave, el de las agresiones sexuales (3%), asesinatos (3%) y homicidios (1%), de ellos el 89% son consecuencia de motivos “interpersonales”
Según los datos más recientes del Banco Mundial para Cuba, correspondientes a 2019, la tasa de asesinatos y homicidios en Cuba fue del 4,42 por cada 100.000 habitantes, una cifra que puede ser aproximadamente la actual, ya que tanto el coronel como la fiscal afirmaron en el programa que durante los años de la pandemia hubo un descenso en los delitos por el confinamiento, pero que el número es aproximadamente el mismo que en antes del covid-19.
En comparación con su contexto, la tasa promedio fue de 9,3 por cada 100.000 habitantes en Sudamérica, de 16,9 para Centroamérica, y de 12,7 para El Caribe. Por países, destacan casos como los de El Salvador, que ha pasado de un 103 por cada 100.000 en 2015 a 2,4 en 2023. Lo peor se concentra en el Caribe, con países con San Cristobal y Nieves (65), Jamaica (61) o Haití (40). Más al sur, destacan casos como los de Ecuardor (44), Colombia (26) o Venezuela (25), mientras que en EE UU es de 7 y en España, uno de los países del mundo con menor criminalidad, solo son 0,7 por cada 100.000.
López insiste a sus invitados en que, si no hay más delitos, al menos la población muestra mayor agresividad, algo en lo que sí concuerdan ambos. “Nosotros consideramos que la situación económica genera tensiones y desgaste y tiene una influencia en el comportamiento de los individuos”, señala el coronel, que recuerda algo similar durante el Período Especial. “Lo apreciamos en la vida práctica, en una cola misma, que hay más discusiones, conductas exaltadas… eso genera la sensación de que hay más violencia, es por el contexto socioeconómico”, concluye.
Los expertos también hablan del concepto de “arrebatamientos”, aquel en el que la víctima sufre un robo durante un descuido o en medio de una aglomeración. Es el caso, cada vez más común, de las sustracciones de teléfonos móviles o motos eléctricas que constituyen, estas últimas, una prioridad por el alto valor del producto. Aunque la mayoría de robos de estos vehículos se producen, según el coronel, mientras están estacionados, la fiscal admite algunos casos que se saldaron con la muerte de la víctima.
Una vez más, la ausencia de cifras impide ver la magnitud de este tema, pero los expertos hablan de una mayor percepción de inseguridad en las víctimas de estos robos que, aunque no se produzcan con daños para la integridad física, generan terror. “En los delitos patrimoniales, por ejemplo, en la vivienda de la víctima, hay un sentimiento de agresividad e inseguridad. O sea, entrar a una casa a robar no es delito violento, pero la víctima tiene la sensación de qué le pudo pasar y le da inseguridad”, admiten.
"Entrar a una casa a robar no es delito violento, pero la víctima tiene la sensación de qué le pudo pasar y le da inseguridad”
Lo mismo ocurre con la percepción en función del momento del día. López refleja, una vez más, el sentimiento que tienen muchos cubanos de no poder salir por las noches o, al menos, hacerlo menos que antes. “La noche continúa siendo un espacio vulnerable, sobre todo donde existe alumbrado público escaso, aprovechado por la delincuencia”, explican. “Ha sucedido siempre, la noche es el lugar de seguridad para el delincuente. Es por ello que es un agravante la nocturnidad”, añade la fiscal, mientras Fumero considera que también depende del delito, pues las aglomeraciones –frecuentemente diurnas– favorecen las sustracciones.
Los invitados, que añaden algún dato del perfil del delincuente –mayores de 30 años y desocupados–, dedican un apartado final a reivindicar las nuevas leyes de proceso penal. Lejos de considerarlas más laxas, como opina una parte de la población, las califican de más garantistas con los derechos de todas las partes, y recalcan que en algunos casos se han aumentado las penas para algunos delitos.
También hay unos minutos para hablar de la prensa independiente, a la que acusan de mezclar a veces verdades con mentiras. Para ello, escogen una noticia publicada en Cibercuba en la que se afirmaba que un cable tendido en una carretera de Las Tunas se usaba para obligar a los vehículos a detenerse y asaltarlos. Ese caso, explica el oficial, fue una simple caída de un cable y la ubicación ni siquiera era la mencionada por el medio. Inesperadamente, López lanza un dardo también al oficialismo a partir de este caso. “Si no tenemos la oportuna información institucional que pueda poner en su lugar la verdad, pues se producen estos vacíos”, concede.
“Si no tenemos la oportuna información institucional que pueda poner en su lugar la verdad, pues se producen estos vacíos”
A pesar del discurso, destinado a tranquilizar a una población en la que la alarma se siente cada día más, la inquietud se puso en boca del propio primer ministro, Manuel Marrero, del que se insertó un video reclamando la ayuda de toda la sociedad para combatir el delito. “Ante la dimensión, este desafío corresponde a todos los órganos, incluido el sistema de prevención social”, pidió Humberto López, que cerró la noche preguntando: “¿Podemos transformar esta realidad?”. La respuesta de la fiscal fue un contundente sí, pero condicionado a la “cohesión, integralidad y sistematicidad” de la sociedad.
El programa terminó y los espectadores se quedaron sin conocer “la oportuna información institucional” del número de delitos que se producen en Cuba.