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El Gobierno defiende su actuación para frenar un "intento desestabilizador"

Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. (Minrex)

23 de febrero 2017 - 03:54

La Habana/(EFE).- El Gobierno cubano defendió este miércoles la "intachable" transparencia y diplomacia empleadas para evitar el viaje a la Isla de tres personalidades internacionales que iban a participar en un acto de la disidencia y tachó esa convocatoria de "grave provocación" para "generar inestabilidad interna".

El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores (Minrex), a través de un comunicado en su página web, respondió así a la polémica surgida después de que la Isla negara ayer la entrada al secretario general de la OEA, Luis Almagro, al expresidente mexicano Felipe Calderón y a la exministra chilena Mariana Aylwin.

Los tres tenían previsto estar hoy en La Habana para recoger un premio concedido por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, presidida por Rosa María Payá, hija del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá.

En una extensa nota, la Cancillería cubana tacha ese acto de "abierta y grave provocación contra el Gobierno cubano" con el fin de "generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba".

Los gobiernos de México y Chile lamentaron la actuación de las autoridades cubanas, mientras que Almagro publicó una carta abierta a Rosa María Payá en la que señala que su único interés es "facilitar el acercamiento de Cuba a los valores y principios del sistema interamericano, tanto en lo que refiere a la defensa de la democracia como a la promoción y respeto de los derechos humanos".

La Cancillería cubana tacha ese acto de "abierta y grave provocación contra el Gobierno cubano" con el fin de "generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba"

El acto que ha desatado la tormenta se celebró este miércoles en la casa familiar de los Payá, tal como estaba previsto, aunque sin los invitados internacionales, cuyas sillas "permanecerán vacías" hasta que los premiados "puedan aterrizar en La Habana" para recoger en persona los galardones, aseguró Rosa María Payá.

El Gobierno cubano, sin embargo, considera que la entrega de premios era un subterfugio "inventado por un grupúsculo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana (...) para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes" en la región.

"Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias", subraya la nota.

Prosigue que "al espectáculo serían arrastrados el propio Almagro y algunos otros personajes derechistas que integran la llamada Iniciativa Democrática para España y las Américas (IDEA)", que también "ha actuado de forma agresiva en los últimos años" contra Venezuela y otros países con gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe".

También acusa de apoyar este acto a "organizaciones con abultadas credenciales anticubanas" como el Centro Democracia y Comunidad, el Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo de América Latina y el Instituto Interamericano para la Democracia, de los que afirma que están vinculados a la Fundación Nacional para la Democracia de Estados Unidos.

Ese organismo, afirma el Minrex, "recibe fondos del Gobierno de ese país para implementar sus programas subversivos contra Cuba".

"Al conocer de estos planes y haciendo valer las leyes que sustentan la soberanía de la nación, el gobierno cubano decidió negar el ingreso al territorio nacional a ciudadanos extranjeros vinculados con los hechos descritos", señala.

El Gobierno cubano también sostiene que no le sorprenden las "declaraciones y actos abiertamente anticubanos" del jefe de la OEA

Defiende que "en un intachable acto de transparencia y de apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados, las autoridades cubanas se pusieron en contacto con los gobiernos de los países desde donde viajarían esas personas e informaron, trataron de disuadir y de prevenir la consumación de esos actos".

El Gobierno cubano también sostiene que no le sorprenden las "declaraciones y actos abiertamente anticubanos" del jefe de la OEA, quien "en muy corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin mandato de algunos de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador".

Acusa asimismo a Almagro de redoblar "los ataques imperialistas y oligárquicos contra la integración latinoamericana y caribeña y contra la institucionalidad democrática en varios de nuestros países".

El comunicado menciona el retorno a la pobreza de "millones de latinoamericanos (...) mientras se expanden en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la inseguridad y la represión brutal".

Cuestiona, en ese sentido, el "cómplice silencio" de la OEA y sostiene que "hay que ser un trasnochado para intentar venderle a los cubanos 'los valores y principios del sistema interamericano' frente a la dura y antidemocrática realidad engendrada por ese mismo sistema".

"Cuba nunca regresará a la OEA", sentencia la declaración cubana.

Tras la expulsión en 1962 del país caribeño de la OEA por su adhesión a los postulados comunistas en plena guerra fría, en los últimos años se había iniciado un tímido acercamiento que tuvo un hito en 2015 cuando Cuba participó por primera vez en una Cumbre de las Américas, junto el resto de países del continente.

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