"Este país es más democrático que Estados Unidos", dice Díaz-Canel ante jóvenes extranjeros
El mandatario grabó Desde la Presidencia con un grupo de estadounidenses "interesados en conocer la realidad cubana"
Madrid/Miguel Díaz-Canel se reunió para la más reciente edición de su programa Desde la Presidencia con un grupo de “jóvenes estadounidenses interesados en conocer la realidad cubana”. El auditorio, de unas cien personas, ya venía aleccionado. Se trataba de los integrantes de Let Cuba Live, un grupo adherido a la organización procastrista The People's Forum y codirigida por Manolo de los Santos, que ejerció de moderador de un encuentro en el que se habló del pasado y presente de la Isla, con el “bloqueo recrudecido” como telón de fondo, de Palestina y, sobre todo, del ejemplo de democracia que es Cuba.
“Hay una Cuba virtual, en las redes sociales, y hay otra Cuba real, que es la que ustedes están viendo. Y tenemos carencias, tenemos problemas, tenemos limitaciones pero aquí no hay desaparecidos, aquí no hay asesinatos. Este país es más democrático que Estados Unidos”, dijo con convicción el líder cubano. La frase fue parte de un extenso bloque dedicado a exponer su punto de vista sobre cómo el capitalismo ha demostrado no funcionar si no aplica la justicia social como, argumentó, se hace en la Isla.
“Dicen que no somos democráticos porque tenemos un solo partido, ¿y Estados Unidos es democrático porque tenga dos partidos? Un partido, el Republicano, aplicó las 243 medidas de recrudecimiento del bloqueo, y otro partido, el demócrata, mantuvo las medidas del bloqueo”, resumió. “¿Cuál es el cuento? ¿La democracia se mide por el número de partidos o la democracia se mide, de verdad, en cómo puedan en una sociedad las personas hacer uso de sus derechos?”.
"Dicen que no somos democráticos porque tenemos un solo partido, ¿y Estados Unidos es democrático porque tenga dos partidos?"
El mandatario quiso poner ejemplos de la desigualdad de los países ricos sin reparar en los fallos de su discurso. “Nosotros, cuando buscamos comida buscamos comida para 11 millones de cubanos. No es poner comida en las vidrieras y que compre el que puede y el otro se muere de hambre”, reflexionó, aunque en la Isla esa es ya la realidad constante, como consecuencia de la ausencia de productos en el mercado racionado, las ventas en moneda libremente convertible y una inflación disparada, entre otros.
Gran parte del encuentro estuvo, no podía ser de otra manera, atravesado por la política de “asfixia” que según el mandatario aplica EE UU sobre Cuba, una Isla que sobrevive a ello gracias a su “resistencia creativa”, y que alcanzaría cotas de desarrollo inimaginables si se le permitiera un despliegue sin “bloqueo”. “¿A dónde llegaría Cuba si no tuviera bloqueo? Ahí yo creo que está la respuesta de por qué nos quieren seguir bloqueando. Le temen al ejemplo, lo que seamos capaces de hacer, por todo lo que hemos logrado hacer en medio de esa circunstancia”, esgrimió.
Manolo de los Santos arrancó la velada agradeciendo a Díaz-Canel la recepción al grupo, que lleva –dijo– meses intentando, sin conseguirlo, que Joe Biden los reciba y solo se encuentra con una Casa Blanca blindada, mientras en Cuba se le abren los brazos. Su primera pregunta giró en torno a la larga data de la lucha revolucionaria en la Isla, que remontó a la época de la esclavitud, la Guerra de Independencia y, por supuesto, el castrismo.
Díaz-Canel lamentó que Washington recurra a las guerras para dar salida a su millonaria industria armamentística primero y la reconstrucción después
Palestina acaparó parte de la escenografía –tanto De los Santos desde el inicio como el mandatario, que la recibió de una invitada, lucieron una kufiya sobre los hombros– y del discurso, aunque este sonó, por momentos, más como una excusa para arremeter contra EE UU, al que se acusó de genocidio en reiteradas ocasiones. Díaz-Canel lamentó que Washington recurra a las guerras para dar salida a su millonaria industria armamentística primero y la reconstrucción después, momento en que introdujo también a Ucrania en la ecuación. “Es muy normal que, ante una crisis internacional, Estados Unidos provoque un foco fuera de su frontera donde hay una guerra y donde Estados Unidos puede hacer su gran negocio. Eso es lo que está pasando Ucrania”. Además, el presidente cubano aplaudió el movimiento propalestino surgido en algunas universidades de EE UU, al que comparó con el activismo contra la guerra de Vietnam en los 70, y Europa.
Después de 10 minutos hablando de Palestina, comparó las resoluciones que instan a un alto el fuego en la Franja de Gaza con las que anualmente rechazan el embargo de EE UU a Cuba.
Otro de los grandes temas de la jornada fue el difícil momento que vive la Isla, aprovechado por EE UU para trasladar la imagen de que el Gobierno cubano es incompetente, desgranó. “Estamos viviendo un momento difícil, pero Fidel y Raúl cuando dirigieron el país también enfrentaron situaciones muy complejas y junto al pueblo las vencieron”, señaló Díaz-Canel, que mencionó la falta de combustible, electricidad y alimentos –todos ellos retroalimentándose– como fuente de esos problemas. “Nosotros no somos perfectos ni queremos que ustedes nos idealicen. Nosotros también cometemos errores, tenemos insuficiencias –entre ellas habló de la “vagancia” y la “corrupción”–. Pero hay una enorme vocación por la perfección”.
El mecanismo de Washington consiste, contó a los jóvenes presentes como habitualmente a los cubanos, en provocar “un estallido social que acabe con la Revolución” a través de la “asfixia económica” y la “intoxicación mediática”. Preguntado por cómo Cuba combate esta situación, Díaz-Canel fue tajante: con más democracia. El mandatario alegó que se discute en los barrios y asambleas hasta la saciedad y que, por ello, las muchas leyes que se están aprobando cuentan con infinidad de versiones, porque se escucha al pueblo. Omitió contar que los límites de la discusión están precisamente en uno de los principales preceptos constitucionales, que indica que no es posible cambiar el sistema socialista.
Los retos que a juicio del mandatario quedan por afrontar, aparte de la mención explícita a los problemas con el tipo de cambio o las medidas que hay que tomar sin dar a conocer –adujo, una vez más, que “el enemigo” bloquea las soluciones internacionales que Cuba encuentra si informa de ellas–, están en mantener los programas sociales y conquistar a la juventud, donde está el futuro.
“[Somos] Un país que lleva más de 60 años bloqueado, defendiendo el socialismo. Se cayó el socialismo en los años 90 y este país sigue así. ¿Cómo este país todavía puede seguir aprobando una Constitución socialista? ¿Eso no tiene tremendo mérito?”, preguntó de forma retórica. No hacían falta respuestas en un evento que se abrió entre cánticos que reivindicaban: “el mundo socialista es el mundo que queremos”.