Las compras de Cuba a EE UU se disparan un 35% en agosto respecto a julio
La Isla adquirió alimentos y equipos agrícolas por un valor de 39,91 millones de dólares de los que 37,08 corresponden al pollo
La Habana/El pasado agosto, Cuba compró a EE UU alimentos y equipos agrícolas por un valor de 39,91 millones de dólares, lo cual representa un incremento de un 35% con respecto a julio y de un 17% si se compara con agosto de 2022. Los productos importados, según datos del Consejo Económico y Comercial Cuba-EE UU, fueron el pollo, que ocupa el primer puesto, con más del 90% del valor de las transacciones totales con 37,08 millones de dólares; seguido de muy lejos por el café, dulces, sustancias para la limpieza, retroexcavadoras y tractores de uso, y piezas de automóviles.
EE UU, que se sigue consolidando como uno de los principales exportadores de insumos a la Isla, también envió carne de cerdo, arroz, uvas, galletas, waffles, cerveza y refrescos, jamones, pastas, levadura, sal y azúcar. Además, mandó equipos eléctricos, como calentadores de agua por inmersión.
En su reporte, el Consejo también hizo balance de las importaciones desde EE UU de enero a agosto de 2023, por las que la Isla pagó un total de 232.487.283 dólares, mientras que en el mismo período del año anterior la cantidad fue de 197.037.244 dólares.
Los envíos se hicieron, subraya el informe, bajo la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y Mejora de Exportaciones aprobada por George Bush en el año 2000, además de la Ley de la Democracia Cubana de 1992 y otras leyes firmadas por el Departamento del Tesoro y del Comercio, y de la Oficina de Industria y Seguridad. Desde que Cuba se beneficia de esta regulación, expone el Consejo, ha recibido de EE UU productos por un valor superior a los 7.136.213.649 dólares.
La organización aclara, además, que las cifras reveladas no incluyen los gastos de transporte de la mercancía ni las comisiones bancarias por las transferencias
La organización aclara, además, que las cifras reveladas –extraídas de documentos oficiales de Washington– no incluyen los gastos de transporte de la mercancía ni las comisiones bancarias por las transferencias.
Como habían previsto varios especialistas, el flujo de las importaciones desde EE UU –en particular las de pollo– ha sido oscilante pero continuo. A pesar de eso, persiste el desabastecimiento en la Isla, que no puede garantizar ni siquiera los alimentos racionados.
La población había notado en los últimos meses una ligera caída de los precios del pollo, así como en los del aceite, que es junto con esa carne lo más importado por las nuevas empresas privadas que han florecido en Cuba. Sin embargo, el anuncio a principios de agosto de las nuevas medidas para aumentar las transacciones electrónicas y reducir la circulación de dinero en efectivo amenazan con volver a sobrecargar el costo de la única proteína de origen animal a la que ya pueden aspirar los cubanos.
Al desabastecimiento se une la profunda crisis de combustible que atraviesa la Isla –pese al trasiego continuo de tanqueros por los puertos cubanos–, que dificulta el traslado de los productos a los puntos de venta y bodegas, que los venden, casi siempre, con semanas e incluso meses de retraso.
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