Tres semanas después de llegar a Cuba, los ómnibus japoneses recorren La Habana

La Habana/Las expectativas iban en aumento pero los ómnibus japoneses no aparecían hasta que este fin de semana se les pudo ver recorrer La Habana. Las guaguas donadas por el país asiático llegaron a la Isla el pasado 13 de enero y a pesar de los optimistas titulares de la prensa oficial, solo ahora recogen pasajeros en la capital cubana.

Con una frecuencia de 25 minutos entre la llegada de un vehículo y otro, la ruta A65 arribaba este sábado al parque de la Fraternidad, donde una larga fila de personas ansiosas por trasladarse lo esperaban. Con su carrocería de un azul impecable, los carteles lumínicos funcionando en su totalidad y el olor a nuevo todavía dentro, las guaguas japonesas causaron sensación.

"Están buenas pero yo no sé cuánto van a durar aquí", explicaba el chofer de uno de estos ómnibus a una pasajera que indagó sobre la novedad. "Cuando se sube demasiado pasaje pitan porque tienen un mecanismo de seguridad para eso", disertaba el conductor. "Hay que tener cuidado también porque se bandean para los lados".

"Tienen GPS y están de estreno pero esto está hecho para lugares donde no haya tanta gente tratando de subirse", añade. "Si va muy llena la guagua se vuelve inestable cuando dobla y parquea", explica el chofer. "Son demasiado japonesas, habrá que ver cómo estarán en unos días. Por ahora, hay que disfrutarlas".

Los ómnibus han comenzado a rodar por las calles más de una semana después de que, el 28 de enero y, coincidiendo con el natalicio de José Martí, la prensa oficialista publicara un acto inaugural de las esperadas guaguas con el título Ómnibus urbanos donados por Japón están listos. En el evento estaban Hirata Kenji, embajador de Japón en la Isla, y el gobernador de La Habana, Reinaldo García Zapata, que presidieron la entrega formal de los Isuzu en la explanada de Tarará.

"Son japonesas, con eso te lo digo todo", advierte un empleado de una terminal donde los nuevos ómnibus empiezan a llegar cada tarde después de cubrir su ruta. "Es como la diferencia entre el sushi y la mortadella de claria, estas guaguas están diseñadas para recorrer calles sin baches, llegar a las paradas y que suban gente disciplinada. Nada más que el tema de la ventilación ya es un problema porque tiene ventanas pequeñas para abrir".

"Que Naruhito nos coja confesados, pero este es el principio y ya se sabe cómo será el final", agrega.

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