Lo que hemos podido hacer los cubanos con internet en los móviles

La Habana/Hace justamente un año el monopolio estatal de telecomunicaciones, Etecsa, habilitó por primera vez el servicio de navegación web desde los móviles cubanos. La conexión a internet desde los celulares llegó después de años de presiones, quejas y un elevado costo material, social y profesional para una sociedad atrapada por las elevadas tarifas de una hora de navegación en las zonas wifi y las incomodidades de tener que conectarse a la gran telaraña mundial desde espacios públicos que muchas veces no tenían las mínimas condiciones de comodidad ni seguridad.

Doce meses después de ese tan esperado momento que hemos vivido el 6 de diciembre de 2018, podemos ver lo que hemos conseguido pero también señalar todo lo que nos falta para llegar a ser un país realmente conectado.

Hemos pasado buena parte de este año quejándonos de los elevados precios, inaccesibles para quienes viven exclusivamente de su salario y no reciben remesas o recargas de saldo desde el extranjero. Los más recientes intentos de Etecsa de ofrecer nuevos paquetes han provocado un mayor malestar entre los clientes que esperaban que pasado un año la rebaja fuera sustancial y significativa y así lo han estado reclamando con la etiqueta #BajenLosPreciosDeInternet. Todavía, el paquete de 4 gigabytes de navegación, cuesta 30 pesos convertibles, el salario mensual de un profesional.

A pesar de los elevados costos y los problemas de infraestructura y cobertura que ha tenido la navegación desde los móviles, este servicio ha sido un importante acelerador de fenómenos sociales, un altavoz para una ciudadanía con pocos o casi nulos espacios para expresar su malestar o canalizar sus denuncias.

En enero pasado, gracias a internet en los móviles, vimos las primeras imágenes en más de medio siglo en que la población cubana abucheaba y reclamaba a gritos a un gobernante. Un celular grabó y transmitió vía internet el momento en que la caravana de Miguel Díaz-Canel pasaba por una de las zonas más afectadas por un tornado en Regla (La Habana). Aquella filmación dejó claro que el monopolio estatal y partidista sobre el manejo de la imagen pública se había hecho pedazos.

En febrero, la desafortunada declaración de un anciano comandante sobre la posibilidad de que los cubanos comiéramos carne de avestruz desató las burlas en las redes sociales a través de los populares memes, la nueva forma de expresión de la sátira política en esta isla. En menos de 48 horas, la imagen pública del militar había quedado hecha añicos, solo provocaba risas y críticas.

Alrededor del referendo de la Constitución el 24 de febrero y gracias a la conectividad, muchos cubanos dentro de la Isla mostraron us desacuerdo en Facebook y Twitter con las etiquetas #YoVotoNo y #YoNoVoto

En mayo, a través de las redes sociales, una convocatoria a una marcha en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI se concretó en una manifestación pública con decenas de convocados

En mayo, a través de las redes sociales, una convocatoria a una marcha en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI se concretó en una manifestación pública con decenas de convocados. La policía política respondió con violencia.

Los protectores de animales también se han fortalecido con el servicio de navegación desde los móviles y, además de exigir con más fuerza una ley de protección animal, se convocaron físicamente frente al tristemente célebre departamento estatal de Zoonosis para exigir el fin de los sacrificios masivos, que en ese momento, ante la llegada de los reyes de España a La Habana, se habían multiplicado. Ahora, esos grupos están haciendo una magnífica labor de recogida, cuidado, esterilización y entrega en adopción responsable de los perros y gatos abandonados.

Los miembros de la red alternativa SNET utilizaron las redes sociales para organizar protestas por las nuevas regulaciones del espacio radioeléctrico y aunque, lamentablemente, fueron abducidos por el oficialismo, su voz y su situación se hicieron conocer bien lejos.

La oposición también ha utilizado ampliamente el nuevo recurso, para denunciar los arrestos arbitrarios, la represión y la encarcelación del periodista independiente Roberto Quiñones y del líder de la Unión Patriótica de Cuba, José Daniel Ferrer.

En este tiempo se han multiplicado las transmisiones en vivo desde la Isla de activistas, emprendedores y reporteros independientes. También han nacido varios podcasts, como Ventana 14, más conocido como el cafecito informativo; el mercado informal se ha potenciado con la conectividad y los vínculos con el exilio también se han estrechado.

Pero también hay sombras que han surgido y otras que permanecen. El recién instaurado Decreto-Ley 389 regula las técnicas de investigación encubierta y legaliza las estrategias de vigilancia electrónica que ya existían pero ahora se harán de manera más pública y festinada. Al estar más conectados también estamos más expuestos al fisgoneo oficial.

El ejército de cibercombatientes, con acceso a una conexión subsidiada o gratuita, ha arreciado el acoso cibernético contra activistas, periodistas independientes y ciudadanos críticos. Pero también ha dejado más en evidencia el carácter oficial de sus posicionamientos y uso de etiquetas.

En un año con internet en los móviles es más lo que nos falta que lo que hemos logrado, pero esto apenas comienza.

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